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cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Atrapados en Gaza

Los lectores escriben sobre la imposibilidad de salir de la Franja, las críticas a Netanyahu, qué es la soledad y la saturación turística

Un hombre lloraba la muerte de un niño en Ciudad de Gaza, este domingo.

Husam Maarouf es poeta y periodista. Ha recibido el Premio Palestino de Poesía en Prosa. Él y su familia están atrapados en Gaza. Husam obtuvo una invitación del alcalde de Cluny, en Francia, y el Consulado francés en Jerusalén está dispuesto a otorgarles el visado, pero el Gobierno israelí está bloqueando el trámite. Este es su último correo: “Mi mujer, Lamis, ha sido diagnosticada con cáncer, y ha comenzado a recibir su primera dosis, pero me enfrento a un gran problema: cada vez que tengo que llevarla al hospital, tenemos que caminar medio kilómetro desde nuestra zona hasta llegar a un lugar donde podamos encontrar transporte. Sufrimos mucho hasta que encontramos un coche que nos lleve al hospital. Durante este agotador trayecto, Lamis sufre desmayos: tiene líquido alrededor del corazón, lo que le provoca fatiga, dificultad para respirar y desmayos. Las condiciones aquí no son adecuadas para que reciba tratamiento, y el médico nos dijo que la quimioterapia requiere una nutrición adecuada para que el cuerpo la soporte, lo que ahora no es posible. ¿Qué debo hacer?”. La pregunta sigue sin respuesta.

Alberto Manguel. Lisboa

Más que crítico

Dice Catherine Chalier en el suplemento de Ideas de EL PAÍS: “Se puede ser crítico con la guerra en Gaza, pero ser antisemita es otra cosa”. Se le olvida a esta filósofa que el 82% de los israelíes apoya el genocidio de Netanyahu contra el pueblo palestino, ya sabe, más de 60.000 muertos, y condena a morir de hambre a los supervivientes. Creo que se debe ser algo más que crítico.

Javier Esteban Fernández. Madrid

Cuando nadie te busca

Imagina que estás en un bosque: te has perdido y no hay nadie contigo. Mandas señales de humo, disparas bengalas y gritas buscando desesperadamente una respuesta que no sea tu eco, pero no la encuentras. Eso es lo que para muchos significa la soledad. Para mí la soledad, para aparecer íntegramente, requiere de un sutil detalle más: que nadie te esté buscando. Mientras haya una persona que te busque, que te piense, no hay soledad. La soledad es pasiva, no activa, incluso aunque sea buscada. Son los demás los que te dejan solo cuando dejan de pensar en ti.

Alberto Domingo Belcos. Valencia

Maletas, muchas maletas

Maletas que acompañan la ida y la vuelta, cuya etiqueta de pertenencia está escrita en inglés. Y gente, mucha gente. Málaga se ha convertido en un oasis para los turistas, que encuentran un english breakfast o una spanish paella en lugares cuya cocina está abierta 24 horas, a un precio que para ellos es barato y para el resto es abusivo (como el de la vivienda). Hace cinco años que me enamoré de esta ciudad, pero la relación no es recíproca, y el problema no es que la ciudad no trate bien a su gente, es que las instituciones se han olvidado de los barrios y de los vecinos, y se han encandilado del turista y su sueldo europeo. Supongo que es lo mismo que está ocurriendo en muchos otros lugares de España. Ojalá las ciudades nunca pierdan su esencia por haberla vendido y ojalá no sea tarde para ponerle solución.

María Cano Hidalgo. Málaga

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