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Red de Redes
Columna
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Esto es lo que Twitter fue

Ya no queda ninguna excusa para seguir en una sentina dedicada a esparcir los prejuicios de su propietario como si fuera la verdad mayoritaria

El dueño de X, Elon Musk, en una foto de archivo.
Thiago Ferrer Morini

No podemos decir que no nos lo advirtió. Hace unas semanas el magnate Elon Musk, flamante portavoz y líder del Partido de América, se mostró públicamente avergonzado de que la inteligencia artificial generativa Grok, que viene empaquetada de serie en su red social X (antes Twitter) osase tener opiniones diferentes a las suyas. “Vamos a usar Grok 3.5 [la nueva versión] [...] que tiene razonamiento avanzado, para reescribir todo el corpus del conocimiento humano, añadiendo información que falta y borrando errores [...] Demasiada basura en todo modelo fundamental entrenado con datos incorrectos”, dijo Musk a través de su cuenta de X.

Traducido al idioma humano, lo que Musk estaba diciendo es que su inteligencia artificial no estaba usando los “datos correctos” (léase, sus propios prejuicios) así que iba a trastear con ella para que hiciese exactamente eso. Según el portal TechCrunch, lo que hace ahora Grok ante una pregunta controvertida es primero revisar las publicaciones del magnate para saber lo que piensa sobre el tema para, solo luego, mirar el resto.

Ha salido como casi todo el mundo se esperaba: mal.

Hace unos días, alguien preguntó a Grok sobre la relación de Musk con Jeffrey Epstein, el banquero de inversión neoyorquino condenado por tejer una red de abuso sexual a menores a la que invitaba a personas influyentes —y que fue hallado muerto en su celda en agosto de 2019. Grok respondió (si es que una IA generativa puede realmente responder) en primera persona, como si fuese el propio Musk. Cuando ya estaban circulando los pantallazos, se cambió la programación de la IA —y a partir de entonces Grok negó incluso haber contestado de tal manera.

Elon Musk’s Grok AI posted about Musk’s relationship with Jeffrey Epstein in first person, as if Grok was Musk. In response to viral exposure, the original Grok post has been deleted and Grok is now falsely claiming screenshots of it are fabricated. This is just one example of why AI is so dangerous

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— Kat Tenbarge (@kattenbarge.bsky.social) Jul 7, 2025 at 2:31

El delirio fue a peor. El martes, Grok empezó a soltar respuestas antisemitas, diciendo que Adolf Hitler sería la mejor persona para reaccionar al “odio antiblanco” y, en una respuesta, acabó haciéndose llamar “MechaHitler”. La consejera delegada de X, Linda Yaccarino, dimitió a las pocas horas. Aunque en su post de despedida afirmaba estar “orgullosa del equipo de X”, no daba ninguna explicación para su salida. Cuando lo publicó, ya circulaban desde hacía horas pantallazos de publicaciones en las que la IA de Musk hacía repugnantes aseveraciones sexuales sobre Yaccarino.

Aunque el equipo de Musk reaccionó a toda prisa yendo detrás de los posts más ofensivos para borrarlos, era ya demasiado tarde. En Turquía —cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, se la tiene jurada a Twitter desde hace mucho— un tribunal prohibió el acceso a Grok acusándola de insultar a Erdogan, al fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Atatürk, y al profeta Mahoma. Mientras, el Gobierno polaco ha denunciado a Grok ante la Comisión Europea por su antisemitismo, y Francia ha iniciado pesquisas por si la red fue manipulada para permitir una “injerencia extranjera”.

¿Y qué hace Musk mientras tanto? Pues, entre otras cosas, prometer que pronto todos los modelos Tesla tendrán Grok a bordo. El blog The War on Cars respondió en su cuenta de Bluesky con un cartel de la II Guerra Mundial —para animar a compartir coche— que rezaba “¡Cuando conduces solo, conduces con Hitler!” “Esto, pero en la vida real”, decían.

This, but in real life.

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— The War on Cars (@thewaroncars.bsky.social) Jul 10, 2025 at 14:31

Hoy por hoy, Grok es, a todos los efectos, Elon Musk. Y la red social X es Grok, en el sentido más literal de la palabra: en marzo de 2024 la antigua Twitter fue vendida por Musk a xAI, la empresa de inteligencia artificial del magnate, por 33.000 millones de dólares.

Y X, y Grok, están, sin ningún tapujo, para hacer que la gente piense como piensa Musk: opiniones antisemitas, eugenésicas y misóginas presentadas como la verdad mayoritaria. Cualquier persona con un mínimo de decencia ya no tiene ninguna excusa, ni una sola, para legitimar con su presencia lo que se ha convertido en una sentina. Y esto aplica, especialmente, a las instituciones públicas.

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.
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