El becario más influyente del periodismo latino
Jorge Ramos demuestra que se puede hacer información profesional y rigurosa en las redes sociales


Si repasan la lista de galardonados de este año con los premios Ortega y Gasset de Periodismo, que concede este periódico, encontrarán el nombre de Jorge Ramos, a quien los miembros del jurado han querido reconocer una trayectoria brillante y fecunda al servicio del periodismo en televisión. Durante casi cuatro décadas, Ramos presentó el informativo estrella de la cadena estadounidense en español Univision, bajó al terreno para cubrir guerras como las de Irak, Kosovo o Afganistán, y entrevistó a decenas de líderes mundiales y personalidades culturales de talla global. Este mexicanoestadounidense es un inspirador referente para el periodismo latino. En 2015, la revista Time lo incluyó en la lista de las personas más influyentes del mundo.
El retorno de Trump a la Casa Blanca, con su arsenal de políticas migratorias de brutalidad variable, ha trastocado los planes de Ramos de una jubilación paulatina y confortable, si es que alguna vez los tuvo. Hace una semana, anunció que volvía al periodismo dada la gravedad del momento que está viviendo Estados Unidos. Lo hizo a través de un vídeo que él mismo grabó con su teléfono móvil y que difundió a través de sus redes sociales. Para Ramos es necesario documentar, testimonio a testimonio, la zozobra de la comunidad latina, cuyos miembros se sienten ahora traicionados y amenazados en el que consideran también su país. El pasado lunes, Jorge tomó un avión y se fue a Los Ángeles para narrar la situación tras la llegada de los miembros de la Guardia Nacional movilizados por Trump para reprimir las protestas contra las redadas migratorias.
En esta ocasión, no acompañaron a Ramos aparatosos equipos de grabación, como tampoco se montaron improvisados sets de directos en Los Ángeles para que la estrella conectara con los estudios centrales. Jorge Ramos se ha convertido, a sus 67 años, en un “becario” del periodismo en redes sociales y ha asumido el reto de construir y adaptar sus crónicas para que lleguen a millones de personas en la era de las audiencias fragmentadas. “¿Qué les parece? Ahora soy tiktokero también”, anuncia Ramos desde su estrenado perfil, donde ya le siguen más de 80.000 personas.
@_asiveolascosas Aquí está mi cuenta de TikTok. Otro espacio para contar todo: Historias, entrevistas y cómo veo las cosas 🎥📲#asiveolascosas #jorgeramosentiktok #jorgeramos #latinos
♬ original sound - Jorge Ramos
Camino de 1,5 millones de seguidores, su canal de Instagram recoge los testimonios de ciudadanos invisibles, aquellos a los que un informativo de televisión no puede dedicar mucho tiempo. Entrevistas sobrias, sencillas en su realización, de un periodismo desnudo de artificios. Con testimonios como los de Jaslyn y Kimberly, las hijas de Joel, el mexicano que desapareció tras una redada en el túnel de lavado de coches para el que trabajaba desde hacía más de 20 años. Entre lágrimas, Jaslyn, la más pequeña, explica que ese mismo día se iba a graduar en el instituto.
Mientras Trump trata de ocupar las redes, ridiculiza a los periodistas, acosa a los grandes medios y los intimida a golpe de demandas, el periodismo unipersonal de Jorge Ramos se revela como un antídoto contra cualquier tentación de injerencia. “Inmigrante y periodista independiente”. Así se presenta Ramos en los perfiles de sus canales digitales. Dos palabras, dos propósitos, ya que, como declaró a este diario, “a pesar de que la mayoría de los inmigrantes somos decentes y buenas personas, el mensaje que la Casa Blanca difunde es totalmente opuesto. Por eso el silencio no es una opción, ni como inmigrante ni como periodista. He sido un periodista y un inmigrante muy privilegiado y tengo la obligación de hablar y de defender a los que vienen detrás de mí.”
El periodismo independiente y personalizado tiene, como muestra Ramos, alentadoras posibilidades para desarrollarse dentro de las redes sociales. Y es urgente que otros grandes de este oficio libren la batalla de la verdad en estas plataformas, donde se ha asentado ya la primera generación de “paraperiodistas” digitales. Como relataba este domingo Quino Petit en El País Semanal, millones de jóvenes han conectado con una constelación de activistas y agitadores que deslumbran a sus seguidores con un sucedáneo de información y formulaciones antisistema, envueltas en un lenguaje desinhibido y ultraemocional. La extrema derecha global ha sido un alumno aventajado en explotar las posibilidades de las redes para jugar con la comunicación y la viralidad, y ha ocupado así espacios que podrían pertenecer al verdadero periodismo.
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