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CARTAS A LA DIRECTORA
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Enfermos y abandonados

Los lectores escriben sobre el desamparo de los afectados por ELA, la importancia de saber discutir y las cervezas de Ayuso

Pacientes de ELA y sus familiares, en el exterior del Congreso tras la aprobación de la ley en octubre de 2024.

La Ley 3/2024, de 30 de octubre, comúnmente conocida como ley ELA, si bien no ampara únicamente a estos enfermos, fue aprobada por unanimidad por el Congreso de los Diputados y el Senado, entrando en vigor el 1 de noviembre de 2024. Siete meses más tarde, la ayuda económica no llega a los enfermos por cuestiones normativas; no hay presupuesto, aunque es obligatorio para aprobar una ley que exista un anexo económico, no está hecho el anexo de enfermedades que cubrirá y los requisitos a cumplir. Según las organizaciones, fallecen tres enfermos al día, y algunos pacientes han decidido morir para no endeudar a sus familias. Estiman que el presupuesto para implementarla oscila entre 184 y 230 millones de euros. No encuentran 230 millones de euros, cuando para incrementar el gasto en defensa aparecieron de la noche a la mañana 10.471 millones. ¿No es esto una forma de crueldad institucional, generar esperanzas en personas con una enfermedad terminal, para a continuación dejarlas abandonadas por la jaula de hierro burocrática?

José Luis Marqués Rodilla. Madrid

Discutimos mal

En la sociedad actual, tenemos un verdadero problema, y no es que discutamos demasiado. El problema es que no sabemos discutir bien. Se nos ha hecho creer que discutir es sinónimo de conflicto destructivo, de grietas en las relaciones personales. Pero la realidad es muy distinta: discutir no es una señal de fracaso, sino de vínculo. Lo que importa no es que haya una discusión, sino cómo la llevamos a cabo. Y ahí es donde solemos fallar. Muchas veces, no hablamos de lo que sentimos y pasamos directamente al ataque. En lugar de decir “me sentí ...”, decimos “tú me ....”. En lugar de expresar nuestras necesidades, señalamos errores, y entramos en una escalada en la que ya no importa entenderse, sino tener razón. Ganar. Imponer. Pero ninguna percepción es una verdad absoluta. Cada persona interpreta lo que vive desde su experiencia. Por eso, se trata de poder decir: “Yo percibí esto así, y me hizo sentir de esta manera”. Cuando aprendemos a discutir desde el respeto, la responsabilidad y la empatía, dejamos de ver las diferencias como amenazas. Y empezamos a verlas como oportunidades.

Teresa Patricia Ortega. Valencia

Cañitas

Desde la autoridad moral de haberme bebido más cañitas que las que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se haya podido tomar en toda su vida, quiero recordar a esta dignataria que mi experiencia me indica que no existe correlación alguna entre quien dirige una comunidad autónoma y la cantidad o calidad de las cervezas que me tome. Así, descubrí las cervezas sin comunidades autónomas en el tardofranquismo y luego me las he tomado con gobiernos de izquierdas o derechas, separatistas o separadores y siempre a plena satisfacción. Eso sí, me está ocurriendo, y es malo para espíritu y salud, que por desesperación empiezo a beber para olvidar la pésima gestión de lo público en la Comunidad de Madrid.

Pablo de Vera Moreno. Madrid

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