México y la Unión Europea: una sólida alianza
La UE es el segundo inversor extranjero en México y la asociación, además de comercial y económica, es también política y de cooperación

México y la Unión Europea están a punto de ratificar la modernización del acuerdo global que suscribimos en el 2000 y que durante estos últimos veinticinco años ha multiplicado por tres el volumen de intercambio comercial entre las dos regiones.
El viejo acuerdo-todavía en vigor- no solo ha generado este crecimiento comercial, sino también un notable incremento de las inversiones europeas en México (más de 200.000 millones de stock de capital), en inversión directa, hasta convertir a la Unión Europea en el segundo mayor inversor extranjero en México, naturalmente después de los Estados Unidos.
Con motivo de la renovación de este acuerdo y en el contexto de los procesos de ratificación del nuevo (cuyas negociaciones acabaron en enero de este año), la Fundación Euroamérica y la Comisión Europea organizamos los pasados 16 y 17 de octubre un gran foro empresarial en Ciudad de México con tres temas centrales: la sostenibilidad, la inversión y la cooperación.
México y la Unión Europea coinciden en fortalecer una alianza que ha proporcionado unas bases económicas y políticas muy sólidas. Cerca de 20.000 empresas europeas producen en México. Casi un puente aéreo conecta a través de treinta vuelos diarios México con Europa y en los últimos cinco años están creciendo las inversiones mexicanas en Europa porque sus grandes compañías miran, cada vez más de cerca, un mercado único de casi 500 millones de personas de alto capacidad de consumo.
No es solo la economía. México y Europa miran con preocupación el mundo hostil a la cooperación, al diálogo y al comercio libre que se está configurando y coinciden en la necesidad de trabajar juntos hacia un mundo ordenado y en paz, que enfrente las causas humanas desde el multilateralismo, que necesita de organizaciones internacionales fuertes, regidas por el Derecho y la cooperación y no por la fuerza y la agresión. Un mundo que se construya sobre los valores de la dignidad humana (DDHH), la sostenibilidad y la democracia.
En ese sentido, tanto México como la Unión Europea, reiteran que su asociación, además de comercial y económica, es también política y de cooperación. Así lo destacaron en el foro los diferentes representantes del gobierno mexicano. Así lo hizo, por ejemplo, la subsecretaría del Ministerio de Asuntos Exteriores, Teresa Mercado, quien aprovechó para anunciarnos su deseo de aprobar el acuerdo con Europa en febrero del año 2026. Mensajes semejantes respecto al ámbito internacional hicieron los representantes del Senado mexicano y los secretarios de Sanidad, Medio Ambiente y Energía del Gobierno, David Kershenobich, Alicia Bárcena y Luz Elena González, respectivamente. Esta última expuso los importantes retos de México en materia de agua, medio ambiente y sostenibilidad.

El Plan México
El foro sirvió también para que diferentes representantes del Gobierno mexicano expusieran las líneas básicas del Plan México, un ambicioso proyecto de inversiones públicas para la modernización del país, tanto infraestructuras físicas como tecnológicas y de inclusión social, la gran duda sobre este plan radica en las estrecheces presupuestarias del Gobierno, una senda de crecimiento económico tenue, demasiadas incertidumbres comerciales y gastos presupuestarios ineludibles, reducen considerablemente sus márgenes fiscales.
La Unión Europea, por su parte, a través de sus representantes más cualificados, entre los que se encontraba el comisario Jozef Síkela y varios representantes de empresas multinacionales radicadas en México, expusieron también sus planes de inversión y de cooperación con el país.
Todo ello, en el marco de un acuerdo México-Unión Europea que entrará en vigor, sin duda, el año que viene y que avanza en niveles fundamentales para el futuro de esta sólida alianza, como son:
- La eliminación de aranceles a casi todas las importaciones europeas y mexicanas, lo que ampliará la competitividad y diversidad de productos en los respectivos mercados...
- La reducción de barreras técnicas y la simplificación de trámites que agilizarán el flujo de bienes y servicios.
- La apertura a inversiones sostenibles y de alto valor agregado, enfocadas en la innovación, la energía limpia y la digitalización.
- La posibilidad para las empresas de participar en los concursos y en las compras públicas de todos los niveles administrativos.
En la conversación sobre todos estos temas, planeaba, claro está, la situación que atraviesa México a la espera de las negociaciones que, sobre estos mismos temas, se mantienen con Estados Unidos. Una actitud de prudencia y respeto presidió en todo momento nuestros debates, conscientes de la necesidad de no interferir en ese delicado portafolio.
Pero, ello no impedía que mexicanos y europeos mostrásemos nuestra satisfacción por los excelentes resultados que muestran estos 25 años de colaboración económica y comercial y por las importantes expectativas que nos ofrece la actualización y modernización de ese mismo acuerdo y que todos esperamos entre en vigor en la primavera del próximo 2026.
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