El PAN: la refundación de su iglesia
El partido promete defender la Patria, la Libertad y a las Familias mexicanas. El plagiado eslogan intenta esconder en mayúsculas sus gigantescas fallas


Es sabido que Pedro —el apóstol— fue antes Simón.
Tras ser elegido fundador de la iglesia de Jesús —tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia—, el hombre fue rebautizado en un acto de transmutación que lo convirtió en roca. El Verbo tuvo poder creador. Las palabras importan.
Dos milenios después, Acción Nacional —partido heredero de la democracia cristiana conducido por un moderno pecador— intenta repetir el antiguo gesto: reinventarse tras tres ciclos electorales de desastrosa derrota.
Su refundación promete defender la Patria, la Libertad y a las Familias mexicanas. El plagiado eslogan intenta esconder en mayúsculas sus gigantescas fallas.
En la elección de las palabras, el PAN nuevamente ha errado.
Primero, porque su lema apesta a las derechas más duras de la región —Bolsonaro, Milei— donde Dios, Patria, Familia y Libertad se agitan como banderas de una rancia cruzada. Con todo, Jorge Romero —el penitente del que les hablaba— jura que el partido no se radicalizará. El renovado creyente renace mintiendo.
Segundo, porque el Partido Acción Nacional se perdió en los antiguos pecados —soberbia, avaricia, pereza— y, en su extravío, permitió que Morena tomara las vocales y consonantes que formaban su antiguo credo: las del humanismo. Aprovechando la metáfora religiosa, conviene evocar el viejo proverbio de quien parte a La Villa y se queda parado.
El movimiento de regeneración nacional —que comparte nombre con la Virgen morena— se ha apropiado, en léxico y sentido, del vocabulario de Acción Nacional. Hoy es Morena quien dice defender la Patria, reconocer a la Familia y promover la Libertad.
¿Cómo puede el PAN hablar de Patria luego de haber entregado al mejor postor parte del patrimonio nacional? ¿Con que voz puede reivindicar la Nación tras años de obediencia al capital foráneo y privatización de recursos públicos?
Ha sido su antagonista —el partido guinda— quien ha hecho de la soberanía, del dominio sobre los recursos y del orgullo identitario, su bandera. Fue Andrés Manuel López Obrador quien, después de años en que otros rindieron culto a lo extranjero, devolvió al centro del relato a Juárez, a Madero, la Revolución, la Reforma, los pueblos indígenas. De los entreguistas fue Obrador la antítesis hegeliana.
La palabra Familia también ha dejado de pertenecerle al partido conservador. El dirigente de la organización, que durante años utilizó el clan tradicional como estandarte y frontera, hoy promete que el amparo familiar será universal —las homoparentales, las homosexuales, incluso las que integran animales—. El tipo de familia que Morena defiende en la vida pública.
Para el partido de emblema renovado —como para las demás derechas latinoamericanas— la familia es valor moral. Morena, en cambio, se refiere a ella como acto fundador: el nivel celular desde el cual se construye la patria.
¿Cómo afirmará el Partido Acción Nacional que defendió la Libertad, si por décadas la confundió con ausencia de límites en favor de unos pocos? En nombre de esa abstracción, sus gobiernos soltaron las riendas y dejaron a millones careciendo de medios para decidir su propio destino. Vaya libertad. Cuánta autonomía.
Son las libertades sociales que promete la autodenominada Cuarta Transformación las que han permitido que 13,5 millones de personas salgan de la pobreza. Un acto de genuina liberación. La restitución en masa de la capacidad de agencia y de la dignidad humana.
Lo que para el PAN fueron valores morales vacíos, para Morena se volvieron principios tangibles que es posible tocar.
Si el PAN desea reclamar la defensa de la Patria, la Familia y la Libertad, tendrá que empezar por mirar al diccionario. En el glosario nacional sus vocablos han sido transfigurados: Patria es soberanía; Familia, comunidad; Libertad, dignidad material.
Buena suerte intentando recuperar las sílabas que, por soberbia, ahuecaron.
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