Ir al contenido
_
_
_
_
Madrid
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mexicanos en Madrid: la revancha

Mientras Andrés Manuel López Obrador digiere la españolización de los suyos, los mexicanos en Madrid se imponen con el “Cielito lindo”

Día de Muertos en Madrid
Juan Ignacio Zavala

Cinco siglos después, los mexicanos han invadido España y en concreto Madrid, su capital. Se trata de una verdadera toma de esa ciudad española y no, no ha sido la voluntad del populista delirante que gobernó México los años recientes lo que ha logrado la exitosa invasión. Ha sido gente adinerada de la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, que lo mismo compran departamentos en las zonas de lujo, que abren restaurantes o mandan a sus hijos a estudiar en la urbe española.

Si en la Ciudad de México los habitantes de algunas zonas de la ciudad se quejan amargamente de que están gentrificadas por estadounidenses y que en las taquerías las salsas ya no pican, y que los menús y los precios son para gringos, ¿qué podrán decir los madrileños de la invasión mexa por esos lares? Han visto estupefactos cómo sus avenidas se llenan de “manitos y hermanitos” que atiborran restaurantes y tiendas de lujo, arman pachanga en todos lados y van adueñándose de la ciudad.

En Madrid viven tres expresidentes mexicanos. No es cualquier cosa. Aquí en México con Aznar no sabríamos qué hacer, aunque la gigantesca dimensión de la Ciudad de México ayuda bastante a pasar medianamente desapercibido, cosa que no sucede con los barrios madrileños. Como si de una broma amarga se tratara, todo indica que se irá a vivir para allá la todavía esposa del atolondrado presidente que exigió disculpas a España por los abusos cometidos hace 500 años. La señora Gutiérrez Müller fue una de las principales instigadoras del veneno (producto de fabricación casera en el que fuera domicilio presidencial) contra los españoles de ahora, por lo que hicieron los de hace siglos. La señora —se sabe si por conveniencia, por venganza marital o simplemente por su acendrado cinismo— ha solicitado la nacionalidad española para ser vasalla del rey que tanto denostó. Qué pena con los españoles.

Andrés Manuel López Obrador

Pero más allá de las vicisitudes políticas, la invasión mexicana es sorprendente. Un amigo español me comenta que han visto la apropiación del barrio de Salamanca. Pero ahí no para el asunto, pues la “mancha mexa” se extiende ya a Chamberí, el barrio de Los Jerónimos y el de Las Letras. Es común escuchar en los restaurantes “güerito, regálame una cubita”, en solicitud a un mesero. Los mexicanos han distorsionado la relación que tenían los madrileños con los trabajadores de la hostelería. Dan propinas abultadas a quienes no estaban acostumbrados a recibirlas; ofrecen dinero para saltarse la lista de espera. Van en grupo, piden alcohol por botellas, parece que el único vino que conocen es el Vega Sicilia. Se ha normalizado ya como bebida el “carajillo mexicano”. Es, dice mi amigo, como “una invasión de nuevos ricos, gastan como locos”. Me dice también, recalcando: “Hace 500 años mandamos 3.000 hombres, ahora ustedes ya van en varios cientos de miles”. Y es que, en efecto, en el año 2024 aterrizaron por allá más de 700.000 mexicanos. Hay más de cien restaurantes de comida mexicana en Madrid. Los ricos de la Nueva España no tienen problemas para saber a dónde ir: tienen su restaurante de mariscos, su taquería, su comida gourmet, y hasta sus bares para cantar sus canciones de mariachis. No es una invasión de jardineros como en California, aquí se trata de gente adinerada que va en grupo ostentando su poder adquisitivo. Lo mismo dando propinas que comprando departamentos.

Jorge Ibargüengoitia decía que “los mexicanos nos distinguimos a veinte metros por la papada, los cachetitos y la tendencia a llevar sacos de Tlaxcala”. Eso quedó atrás, muy atrás. Ahora entran a los establecimientos de moda para vestirse no necesariamente a la moda, pero sí con lo más caro. Cuando uno le pregunta a alguien que viene de Madrid si es cierto que en esa ciudad hay más mexicanos que en la colonia Condesa, te contestan afirmativamente y subrayan que “eso parece Polanco”. Madrid es el nuevo lugar para pasar temporadas de vacaciones con conocidos, pues no es necesario tener que socializar con los locales. Hay hoteles de lujo propiedad de mexicanos, la plaza de toros de Madrid, se dice, pertenece a un líder sindical y diputado mexicano, en fin, que la conquista va de regreso con comida incluida. Los restaurantes han engrosado su lista de tequilas, los dependientes de las tiendas se ponen felices cuando entran las señoras mexicanas a comprar o cuando los señores mexicanos se detienen a ver zapatos y terminan comprando seis pares.

Los restaurantes españoles cerraban después de la comida para abrir en la cena. Los restaurantes mexicanos no cierran y ya son imitados por los madrileños ante las largas, ruidosas y carísimas sobremesas mexicanas. Si al principio los que llegaron fueron inversionistas inmobiliarios, ahora van los que ya no se sienten seguros en Estados Unidos por la agresividad trumpista, pero también por el idioma, pues los delata como extranjeros. En Madrid, en cambio, los mexicanos se sienten “como en casa”. Buscan cambiar los hábitos de consumo madrileños. Van a España a consumir guacamole, tequila, mezcal, llevan sus “chilitos”, cantan en los bares canciones mexicanas y hacen cola para comerse un helado mexicano.

Mientras López Obrador digiere la españolización de los suyos, los mexicanos en Madrid se imponen con el “Cielito lindo”. Pobres españoles.

@juanizavala

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Ignacio Zavala
Consultor en comunicación política y analista de la vida política mexicana. Ha participado en diversos medios de comunicación como polemista y comentarista. Ha sido responsable de comunicación de instancias como el PAN, la presidencia de la República y la FGR. Es autor de varias novelas, entre ellas 'Polarizados, una guerra'. íntima".
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_