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Sasha Sokol
Columna
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La balada de Sasha Sokol

Que ella lograra ganar en el ámbito judicial debe ser un motivador para las víctimas que han sufrido abuso sexual infantil

Sasha Sokol en Ciudad de México en agosto de 2018.
Juan Ignacio Zavala

En nuestro país las paradojas son cosa de todos los días. La semana en la que se discute el abuso de la figura legal de violencia política en razón de género por parte de mujeres metidas a la política, la Suprema Corte de Justicia de la Nación da un paso enorme al dar la razón a Sasha Sokol en su demanda contra su abusador: el señor Luis de Llano, con quien tuvo una relación cuando ella tenía 14 años y él 39. La Corte dejó en claro que tratándose de abuso sexual de menores, no hay prescripción del delito por el tamaño de la afectación que permanece durante la vida de la víctima.

Esta decisión es quizá una de las últimas relevantes de esa instancia tal y como la conocimos. Su decisión es inapelable y deja la vara alta para la que viene, configurada en una penosísima elección. No solo eso, hace un par de semanas, la Corte saliente –con un proyecto de Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena- decidió liberar a una mujer acusada falsamente y encarcelada por casi veinte años por el llamado caso Wallace, un asunto tan siniestro como la propia señora que llevó ese apellido. Así, la Corte que se va deja una vara alta. No es casual que sea en casos significativos para las mujeres.

La relevancia de la decisión en el caso de Sasha va más allá de un asunto ganado. Es ejemplar en muchos sentidos. Por la valentía de la víctima que sin importar los años transcurridos, la relevancia pública de ella y su abusador, su carrera artística, decidió revelar el dolor de décadas, las consecuencias terribles de haber sido una niña frente a un adulto degenerado que nunca conoció el límite hasta ahora, a los casi 80 años. No debió ser fácil para ella asumir las consecuencias de una relación abusiva desde el ángulo que se le quiera ver. La fragilidad de la adolescencia ya no se iría de ella por las secuelas que deja haber sido atropellada en su inocencia de esa manera. La burla reiterada por parte del abusador al que le parecía muy gracioso festejar sus perversiones de adultez con una menor fue lo que llevó a la niña de ese entonces a reaccionar y demandar justicia. Años pasaron, pero la justicia le llegó.

Que Sasha lograra ganar en el ámbito judicial debe ser un motivador para las víctimas que han sufrido algo similar (el hecho de que ambos sean figuras públicas es también un aliciente en ese sentido). Cierto, siendo mujer se requiere el doble de esfuerzo y siendo víctima la cosa se multiplica. De ahí el valor de Sokol, porque se necesita arrojo para hacer pública una situación de abuso y se requiere no desfallecer para mantenerse firme, aguantar los insultos, las mofas, los señalamientos, la revictimización.

Con el triunfo de Sasha ganan todas. Es un gran salto en contra de normalizar los abusos, así fuera porque “entonces era diferente”. Claro que era diferente, precisamente la evolución está en cambiar lo que estaba mal. Usar los “años locos” como justificación de la degradación es un recurso de falsa moral que no alcanza, ni por asomo, a excusar la crueldad de torcerle la vida a una niña de catorce años.

En la lucha por el voto femenino, las mujeres inglesas dieron la batalla a costa de la cárcel y su vida a principios del siglo XX. El periódico The Daily Mirror publicó en 1906 un editorial que decía: ¿Mediante qué otros medios, sino a gritos, golpes y disturbios, consiguieron los hombres conquistar los que hoy en día se enorgullecen en denominar sus derechos?”. Y sí: hay causas y casos que no se platican. Se gritan para que se oigan.

Ojalá este caso sea un ejemplo para ellas que lo sufren, pero sobre todo para los que abusan. Se necesitó mucho para que Sasha pudiera cantar libre. Ya lo puede hacer.

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Sobre la firma

Juan Ignacio Zavala
Consultor en comunicación política y analista de la vida política mexicana. Ha participado en diversos medios de comunicación como polemista y comentarista. Ha sido responsable de comunicación de instancias como el PAN, la presidencia de la República y la FGR. Es autor de varias novelas, entre ellas 'Polarizados, una guerra'. íntima".
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