México trabaja para solventar la escasez de electricidad que ancla su manufactura
La CFE está ofreciendo nuevos paquetes de generación y distribución de energía para los parques industriales con el objetivo de incrementar la capacidad instalada para el ‘nearshoring’


Mientras México disfrutaba del apogeo del nearshoring entre 2022 y 2023, la alta demanda eléctrica expuso las limitaciones estructurales del sistema energético, especialmente en las zonas fronterizas, lo que implicaba un cuello de botella para la expansión industrial. Hoy la generación y distribución eléctrica ocupan un nuevo lugar prioritario en la agenda política y económica, un movimiento crucial para reforzar la imagen del país como el nodo manufacturero de Norteamérica.
La estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) está implementando un plan con el que prevé agregar unos 2.500 megavatios de capacidad instalada para alimentar 103 parques industriales en construcción en todo el país, destinados a clientes de manufactura ligera y logística. Según los datos de la Asociación Mexicana de Parques Industriales (AMPIP), que participó junto con la Secretaría de Energía (Sener) y sus dependencias en el diseño del proyecto, hoy existen 477 parques industriales operando con una capacidad instalada de 13.200 megavatios.
“No estaríamos construyendo más de 100 parques si no pensáramos que viene un alza de la demanda. Las empresas que llegan y se instalan no lo hacen por tres ni por seis años, lo hacen por 20 o 30”, zanja Claudia Esteves, directora general de la AMPIP, quien agrega que sus afiliados han invertido unos 16.000 millones de dólares en los últimos tres años.
Ante esta perspectiva, la CFE diseñó cinco “paquetes” que integran desde estudios, permisos y construcción, hasta operación y mantenimiento de instalaciones y servicios, con la posibilidad de incluir participaciones mixtas y contratos de compraventa de energía con la CFE, en modalidades que incluyen generación modular con plantas de diesel o gasolina; híbrida, incorporando fuentes renovables y almacenamiento en baterías; conexión a redes de distribución o construcción de subestaciones para proyectos con mayor demanda.
La iniciativa pone en evidencia la intención de abrir un sector que ha estado históricamente centralizado en las decisiones del Gobierno Federal. A la par, refleja la apuesta de los desarrolladores inmobiliarios industriales, que anticipan un fortalecimiento de su actividad en los próximos años, pese a las tensiones comerciales y arancelarias de Estados Unidos y, en menor medida, China.
“La guerra arancelaria de Trump y el conflicto con China, evidentemente, generan incertidumbre que sí frena algunas decisiones, pero no están canceladas. El desarrollo que ha tenido México como actor manufacturero en Norteamérica no es algo que se pueda desmantelar en dos, ni en tres, ni en seis años”, agrega Esteves, la directiva de la AMPIP, haciendo alusión a la duración de los periodos presidenciales de los mandatarios que integran el tratado de libre comercio, TMEC.
La asociación destaca que el 44% de las empresas que operan en sus parques industriales provienen de Estados Unidos y manufacturan en México para exportar de regreso o integrarse a otras cadenas productivas. Otro 27% son mexicanas y el 29% restante corresponde a compañías del resto del mundo, principalmente europeas, sobre todo alemanas e italianas. Los capitales chinos, presionados por la Administración de Donald Trump y bajo advertencia de nuevos aranceles en México, representan apenas un 4% del total.
La reactivación de la reforma energética
El Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha impulsado en lo que va del año una revisión regulatoria del sector energético. Si bien la CFE continuará siendo responsable de cerca de la mitad de la electricidad generada en el país, las leyes del Sector Eléctrico y de la Empresa Pública del Estado, Comisión Federal de Electricidad, abrieron nuevas avenidas para la inversión privada, tras un sexenio en el que esos capitales permanecieron prácticamente detenidos. Esto ocurre en un entorno de crecimiento de la demanda energética, relocalización de polos industriales en zonas con limitada cobertura del Sistema Eléctrico Nacional y una alta dependencia del gas natural importado para la generación.
De acuerdo con un estudio de Ember, especializada en energía limpia, la demanda de gas en México se ha quintuplicado desde 2020, lo que ha disparado las importaciones desde Estados Unidos ante la caída de la producción local. Se estima que casi la mitad de la electricidad consumida en 2024 provino de gasoductos del vecino del norte. La Ley de Planeación y Transición Energética, también promulgada este año, pone énfasis en el impulso de fuentes sostenibles como la solar y la eólica, con la intención de diversificar la matriz energética y reducir la exposición a factores externos.
Para Rodolfo Ramos, analista de la firma de inversiones Bradesco BBI, si bien la ocupación de las instalaciones industriales ha retrocedido en un ambiente de incertidumbre, la decisión de crear nuevos esquemas de suministro que involucren a los privados arroja señales positivas para el sector de manufactura, que ha venido mostrando retrocesos. “Vemos esta directriz de solventar los cuellos de botella como una buena señal, que además contrasta con lo ocurrido durante el sexenio de [Andrés Manuel] López Obrador, cuando era casi un tabú hablar de apertura a la inversión. La CFE estaba dirigida por un perfil político y no se tocaba el tema. Ahora sí se percibe una mayor disposición a involucrar al sector privado. Habrá que ver si se logra atraer las inversiones y se desatoran los proyectos”, afirma.
Ramos advierte de que, dado el plazo de ejecución de estos proyectos (superior a 24 meses), la CFE trabaja contra el reloj para fortalecer la red y desarrollar capacidad adicional. “Prevemos que el nearshoring se reanude y, junto con el alto consumo energético de los centros de datos, las necesidades eléctricas se sitúen en el extremo superior de las estimaciones oficiales, lo que aumenta la urgencia”, añadió en una nota para el mercado.
México se está preparando para emprender lo que se prevé como una intrincada revisión del tratado de libre comercio trilateral con su vecino y Canadá, el TMEC. Los primeros pasos ya están en marcha, mientras importadores y exportadores del bloque esperan conocer el desenlace para orientar sus decisiones. Se anticipa un proceso politizado, con potencial para reconfigurar reglas en materia aduanera, de comercio digital, energía y seguridad. La creciente sensibilidad de Estados Unidos frente al intercambio de componentes y bienes terminados entre China y su principal socio comercial también pesa en las estrategias corporativas.
El 87% de los participantes en un sondeo de la AMPIP percibe que las decisiones de inversión de sus clientes se han vuelto más lentas o están en pausa, afectando sobre todo a sectores como logística, autopartes y manufactura avanzada. En el mapa de origen de los potenciales clientes destacan Estados Unidos, China y México. “Nadie en el mundo hoy la tiene fácil con estas declaraciones. Es un hecho. Pero confiamos en que va a pasar. Tenemos que aprender que las decisiones se tienen que tomar incluso con estos elementos de incertidumbre”, reflexiona Esteves.
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