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La red de contrabando del dueño de Miss Universo operó en Tampico y Altamira a la vez que la de los Farías Laguna

Integrantes de la trama intentaron descargar 22 millones de litros de combustible en Altamira, en enero. En ese tiempo, la red de los Farías funcionaba en el puerto vecino de Tampico

Dos casos de contrabando de combustible han salido a la luz pública en México en los últimos meses. Una de las redes estaba comandada por militares de alto rango, los hermanos Farías Laguna, sobrinos del secretario de Marina, durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024). La otra tenía entre sus cabecillas a Raúl Rocha, empresario dueño del certamen de Miss Universo, junto con políticos y funcionarios públicos. Ambas conspiraciones podrían estar más cerca de lo que parece. De acuerdo a las investigaciones de las dos tramas, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, ambas organizaciones criminales usaron las aduanas de Tampico y Altamira, en el Estado de Tamaulipas, al mismo tiempo.

En el caso más reciente, la red estaba presuntamente financiada por Rocha y la lideraban Jacobo Reyes, alias Yaicob, Jorge Enrique Alberts, alias Yoryi, y Daniel Roldán Morales, alias El Inge. Alrededor de un entramado de empresas del ramo de la seguridad privada, se dedicaban principalmente a importar combustible de contrabando y armas, apoyados en un presunto capitán del Ejército y varios agentes de la Fiscalía General de la República (FGR). La investigación contra ellos comenzó en diciembre de 2024 y se basa, entre otras pruebas, en innumerables conversaciones telefónicas intervenidas en las que los acusados hablaban sin tapujos de su negocio criminal.

El 13 de enero de 2025, Jacobo Reyes León, alías Yaicob, cabeza principal de la red del dueño de Miss Universo, habla por teléfono con Daniel Roldán Morales, El Inge, sus manos en el terreno. El Inge le pide ayuda con un tema. Resulta que hay un barco en la aduana de Altamira, esperando para descargar combustible de contrabando. El Inge explica que “según ya tenían arreglado el tema” para bajar la carga, pero que el barco lleva ya tres días afuera del puerto, y el arreglo se ha deshecho. El barco en cuestión, cuyo nombre no aparece en la indagatoria, carga 22 millones de litros de combustible.

Yaicob le hace entonces una confesión al Inge: “El almirante o vicealmirante de la Administración Portuaria Integral” es primo de un tal Roberto Durán, del que no da más información. El Inge le pide entonces a Reyes que interceda por él con Durán. “No, no mames yo con ese wey no”, le contesta Reyes, y justifica que no se lleva bien con él. La conversación entre Yaicob y El Inge continúa. Yaicob siente que les están dejando varados para que “les caiga la Interpol”, que por Altamira, “no hay arreglo que no sea por Roberto” y que a este “no le interesa dejar entrar ningún barco”.

No hay referencias a ningún militar de alto rango llamado Roberto Durán en el puerto de Altamira, pero ese puerto estaba bajo control de uno de los involucrados en la trama de la Secretaría de Marina: el capitán de fragata Fernando Ernesto Magaña Gutiérrez. De acuerdo a la indagatoria, Magaña es una de las 11 personas señaladas como compinches, dentro de la red de los hermanos Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna, sobrinos de Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina con López Obrador. A diferencia de la trama que involucra a Raúl Rocha, los militares operaban con una precisión marcial y fue necesaria información de inteligencia, análisis financieros y un arrepentido para poder desmantelarla.

Ese mismo 13 de enero, Yaicob vuelve a contactar a El Inge. Finalmente, ha llamado a Durán para interceder por el barco de su colaborador, pero no ha obtenido el resultado que esperaba. “Dijo Roberto que pura verga lo va a dejar descargar, que no lo van a descargar”, señala. El Inge insiste, pide que le diga a Durán que “le dé precio”. Mientras tanto, las personas con las que El Inge tenía el arreglo para descargar, le han mandado “un correo en inglés”, dándole una posición para que el barco atraque, en Altamira. Pero el Inge no se fía. Yaicob le advierte de que no lo haga, “que se lo van a chingar”, y que va a hablar con la Administración Portuaria Integral para que les dejen anclar en un punto de Tampico, que al parecer usa a veces por asuntos de uno de sus predios en Querétaro, La Espuela, donde almacenan combustible contrabandeado.

Pero la gestión al parecer tampoco funciona. Media hora más tarde, Reyes le marca de nuevo. Le dice que mejor lleve el barco a aguas internacionales, “porque si no les va a caer la Marina y se lo van a coger”, y “le advierte que un enviado de Roberto va para allá y que se lo va a robar”. A continuación, le cuenta que ya ha hablado con Rocha, el dueño de Miss Universo, para que le explique cómo logró contrabandear por Altamira un envío anterior que tuvo un problema similar. Más tarde, ese mismo día, vuelven a hablar del tema. Parece que El Inge ha encontrado una solución a través de una tercera persona, pero la jerga que usan impide entender el desenlace.

Altamira y Tampico, junto con las aduanas de Guaymas (Sonora) y Ensenada (Baja California), fueron los puertos centrales de la conspiración criminal de los hermanos Farías Laguna. Esta operó, al menos, desde junio de 2023, y unió a marinos, funcionarios públicos y empresarios para contrabandear millones de litros de gasolina dentro del país. Los hermanos Farías Laguna presuntamente usaban su influencia dentro de la institución para decidir las designaciones de marinos para que gente de su confianza acabara en puestos clave de aduanas para poder operar su red de contrabando de combustible.

La trama de los Farías Laguna usó el puerto de Altamira de junio de 2023 hasta marzo de 2024. Luego, por algún motivo, se cambiaron al vecino Tampico. En la época en que el Inge trató de descargar su barco en Altamira, la trama de los marinos trabajaba a destajo. En diciembre de 2024, por ejemplo, los hermanos Farías mandaron al menos cuatro barcos a Tampico, dos veces el MTM Dublín y dos más el MTM Hamburg, que cargaban en total 48 millones de litros de combustible, trasladados a México bajo una fracción arancelaria falsa, para así ahorrarse los impuestos. En enero de este año, mandaron seis barcos más a Tampico, con 82 millones de litros.

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