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Un crimen en EE UU, una doble vida en México y un veredicto: el epílogo del asesinato de Sue Marcum se escribe 15 años después de su muerte

Un jurado en Maryland declara culpable a Jorge Rueda Landeros de matar a su expareja y socia de negocios. El acusado se escondió durante más de una década en la ciudad mexicana de Guadalajara, donde era conocido como el instructor de yoga León Ferrara

Sue Marcum
Elías Camhaji

La policía llegó a la escena del crimen tras recibir una llamada del 911 en la mañana del 25 de octubre de 2010. Sue Ann Marcum, una profesora de contabilidad de 52 años de la American University, fue encontrada muerta al filo de las escaleras que llevaban al sótano de su casa en Bethesda (Maryland), a las afueras de Washington. Ese fue el inicio de un caso que tardó 15 años en resolverse, hasta que el pasado 30 de octubre un jurado en Estados Unidos declaró culpable a Jorge Rueda Landeros, un instructor de yoga de 56 años con quien la víctima mantuvo una relación romántica y de negocios, del asesinato de Marcum en segundo grado.

Al principio, todo apuntaba a un robo que había salido mal. La víctima parecía haber forcejeado con su agresor y su cuerpo presentaba un fuerte traumatismo en la cabeza y marcas de estrangulamiento, según el parte judicial. Pero los investigadores tenían dudas porque casi todos los objetos de valor seguían en la casa, incluido un collar de diamantes que llevaba puesto cuando fue encontrada. Lo único que había desaparecido era el viejo Jeep Cherokee de Marcum, que ya no estaba aparcado afuera de la residencia cuando llegaron los agentes.

La furgoneta fue recuperada unas 12 horas más tarde. DeAndrew Hamlin, un joven que entonces tenía 18 años, la había robado, perdió el control del vehículo y se estrelló en plena persecución de las autoridades. El ADN de Hamlin estaba presente en el coche, pero la policía no encontró ningún rastro suyo dentro de la casa. El 12 de abril de 2011, el muchacho admitió el robo del Jeep, pero dijo que no sabía nada del asesinato. Las investigaciones parecían estancadas seis meses después del crimen.

El caso dio un giro ese mismo mes, cuando las autoridades declararon que el supuesto asalto en casa de Marcum parecía un “montaje”. Aunque no lo habían hecho público, los agentes ya habían hallado un rastro de documentos que apuntaba hacia Landeros como el principal sospechoso. Había registros de que ambos habían abierto un fondo de inversión juntos con el dinero de la víctima y una póliza de seguro de vida por 500.000 dólares (unos 435.000 euros al tipo de cambio actual), en la que Landeros figuraba como el único beneficiario. Los investigadores identificaron, además, rastros del ADN del profesor de yoga en el arma homicida, una botella de tequila, en la escena del crimen y el cuerpo de la víctima. En junio en 2011 se hizo pública la orden de arresto en su contra.

Para entonces, el acusado había cruzado la frontera y vivía en Guadalajara (México), donde se escondió durante más de una década bajo una identidad falsa. Landeros se presentaba como León Ferrara, un antiguo corredor de Bolsa que lo había dejado todo para dedicarse de lleno al yoga y a la poesía. Contaba que no tenía familiares vivos, hablaba poco de su pasado y subsistía con lo mínimo. A decir de sus conocidos, nunca pareció interesarse por el dinero. En Estados Unidos, sin embargo, era uno de los 10 fugitivos más buscados por el FBI, un dato que no se reveló a los miembros del jurado para evitar que influyera en el veredicto.

Dos versiones de lo sucedido se enfrentaron en los ocho días que duró el juicio. La Fiscalía afirmó que el sospechoso abusó de la confianza de Marcum durante años para quedarse con su dinero y que la mató cuando ya no pudo seguir explotando la relación con ella para su beneficio. Las autoridades pusieron sobre la mesa varias posibles causas del crimen: que la asesinó cuando se dio cuenta de que no iba a poder sacarle más dinero o por una pelea por motivos económicos o para cobrar la póliza de seguro de vida.

“El acusado y Sue forcejearon. La pelea comenzó arriba, en el nivel principal de la casa”, relató la fiscal Debbie Feinstein al jurado. La sucesión de hechos planteada por las autoridades es que Marcum intentó escapar y bajó corriendo por las escaleras, pero tropezó. Siempre según esta versión, Landeros la arrinconó, la golpeó con una botella y después la ahorcó. Para cubrir el asesinato, el acusado simuló un robo. Al final, señaló la Fiscalía, el imputado tomó el Jeep para fugarse y lo abandonó en Washington, donde lo encontró Hamlin, el hombre que después admitió que había robado el vehículo.

En cambio, Meghan Brennan, la abogada de Landeros, sostuvo que la actuación de las autoridades fue deficiente y que omitieron deliberadamente pruebas que no encajaban con su teoría de lo que había sucedido. En sus alegatos, aseguró que su cliente fue culpado porque era el blanco “más fácil” y que se debió investigar mejor el posible papel que tuvo Hamlin en el crimen.

“Soy inocente. Supongo que no de todo, pero evidentemente sí de eso que me están imputando”, aseguró Landeros en una llamada telefónica con este diario unos días después de ser detenido en México, en diciembre de 2022. En aquella entrevista dijo que la última vez que vio a Marcum fue semanas antes del asesinato y que las autoridades sacaron de contexto problemas “cotidianos” que tuvo con la víctima para culparlo. Durante el juicio, Landeros decidió no declarar y delegó su defensa en su equipo legal.

La víctima y Landeros se conocieron en 2005 y trabaron amistad un año más tarde, después de que este, un ciudadano mexicoestadounidense, le diera clases de español y de yoga. Durante el proceso judicial se describió a detalle cómo se volvieron más cercanos con el paso del tiempo, al punto de que el hombre se convirtió en confidente y pareja sentimental de Marcum, y llegó a mudarse y dar clases en su casa.

“Ella hubiera hecho cualquier cosa por él”, señaló Feinstein en una rueda de prensa. La fiscal dijo que Marcum hipotecó su casa y confió todos sus ahorros a Landeros, mientras que él no aportó un solo dólar y dispuso a placer de ese dinero para solventar sus propios gastos. Las autoridades aseguraron en un comunicado que Marcum perdió 312.000 dólares durante los dos años que invirtieron juntos, mientras que Landeros ganó a su costa más de 250.000.

Marcum enseñó en la facultad de negocios durante 11 años. Sus alumnos, amigos y familiares la recuerdan como una persona talentosa, cercana y profundamente entregada a sus demás. “Era probablemente la mejor profesora que teníamos”, afirma por videollamada Don Williamson, antiguo colega de la víctima en la American University.

Experto en impuestos, Williamson cuenta que se reunió con ambos a principios de 2008 después de que Marcum le pidiera ayuda porque tenían problemas con el fisco por una serie de transacciones que Landeros no declaró a las autoridades. “Hagas lo que hagas, no le des nada de dinero a este hombre”, le aconsejó a su amiga cuando estuvieron a solas.

La Fiscalía aportó varios correos electrónicos en los que la víctima confesaba su angustia y tuvo diferencias con Landeros por el manejo de su patrimonio. También se presentó una carta del fisco estadounidense en la que se notificó a Marcum que debía 15 millones de dólares en impuestos y multas. “La persona que a ojos de los demás es la más exitosa puede ser la misma que, a puertas cerradas, está sufriendo explotación financiera y abusos físicos”, dijo Feinstein a la prensa.

Jorge Bátiz, amigo del acusado, cuenta por teléfono que la última vez que habló con Landeros fue cuando lo llamó antes de ser extraditado a Estados Unidos en 2023. “Me dijo: ‘me equivoqué, pero yo no cometí un asesinato”. También recuerda que nunca le habló de Marcum en los cinco años que entablaron amistad. Bátiz confiesa que se siente decepcionado, pero también que sigue sin concebir que la persona que creía conocer fuera capaz de un delito como este. “Conozco a León Ferrara, pero no tengo idea de quién es Jorge Rueda Landeros”, afirma.

“En algún punto pensé que nunca iban a atrapar a este tipo, por eso me sorprendió tanto cuando lo detuvieron en 2022”, admite Williamson. Landeros fue arrestado en un operativo conjunto entre México y EE UU sin oponer resistencia con 52 años, la misma edad que tenía Marcum cuando fue asesinada. Los fiscales del condado de Montgomery, en Maryland, se beneficiaron de la amplia cobertura mediática que tuvo el caso, sobre todo en Estados Unidos. Una persona que vio un documental por televisión reconoció al fugitivo y avisó a las autoridades. Del otro lado de la frontera, sin embargo, el arresto pasó prácticamente desapercibido.

Tras deliberar durante ocho horas, el jurado decidió de forma unánime que Landeros fue el autor del crimen, pero no lo condenó por el delito de asesinato en primer grado, al considerar que no había suficientes elementos para probar que hubiera sido un acto premeditado, es decir, que tuviera un plan elaborado para cometer el delito. El imputado no se inmutó cuando se leyó el veredicto, según relataron los periodistas que estuvieron en la sala. La sentencia está prevista para el próximo 6 de febrero y se enfrenta a una pena máxima de 30 años.

“Han sido unos largos 15 años”, afirmó emocionado Alan Marcum, el hermano de la profesora, en la conferencia de prensa posterior al juicio. Pese a la sensación de que por fin se hizo justicia, a varias personas del círculo de Marcum les queda la sensación de que el daño es irreparable. “Sue Marcum se fue para siempre y eso no se puede revertir”, lamenta Williamson.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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