Roberto Velasco, el alfil de Sheinbaum para lidiar con Estados Unidos
El actual encargado de la Secretaría de Exteriores ha ido escalando posiciones dentro del Gobierno y cuenta ahora con la confianza plena de la presidenta mexicana


El 31 de marzo de este año, los mercados, las industrias y también los Gobiernos contenían la respiración. Faltaban 48 horas para lo que Donald Trump había llamado épicamente “el Día de la Liberación”. El presidente de Estados Unidos iba a dar el golpe final al tablero comercial global con la imposición frenética de aranceles. México, que envía el 80% de su producción al vecino del norte, estaba en vilo. La presidenta Claudia Sheinbaum llamaba a la calma, pedía esperar, confiaba en los esfuerzos de su equipo. En las vísperas a que todo lo que tenía que ocurrir ocurriera, la mandataria envió a un último comité negociador a Washington. Ahí estaba Omar García Harfuch, el todopoderoso zar de Seguridad de México, y un abogado, de 37 años, entonces jefe de América del Norte para la Secretaría de Exteriores, Roberto Velasco. Mientras el canciller, Juan Ramón de la Fuente, se quedaba en México, mantenía una llamada con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y recibía también al gobernador de Illinois, era Velasco quien iba a reunirse con el círculo más cercano a Trump. En esa escena, partida en dos territorios, se concreta la trayectoria fulgurante del que es el alfil de Sheinbaum para su misión más difícil: lidiar con Estados Unidos.
“Sí es una trayectoria muy excepcional, en el sentido literal de la palabra, hay pocas personas que se hayan especializado y crecido tanto como él”, apunta una fuente cercana a la Cancillería mexicana por el actual encargado de despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Velasco, nacido en una familia de clase media de Ciudad de México, fue en 2008 líder juvenil de Convergencia —que después se convertiría en Movimiento Ciudadano—, el partido que había ayudado a fundar su tío Cuauhtémoc Velasco y que había formado parte de la coalición que impulsó a Andrés Manuel López Obrador en su carrera presidencial en 2006. Desde ahí empieza su vínculo partidista, que le llevaría también a trabajar en la Administración de Marcelo Ebrard cuando era jefe de Gobierno de Ciudad de México.
Después de terminar Derecho en la Universidad Iberoamericana, Velasco se lanza en 2015 de forma oficial hacia Estados Unidos, donde cursó un máster en Políticas Públicas por la Universidad de Chicago, fungió de editor jefe de la revista Chicago Policy Review y estuvo agregado a la oficina del alcalde Rahm Emmanuel, quien había sido jefe de gabinete de Barack Obama. Es en 2018, a su regreso a México, cuando Velasco vuelve a trabajar cerca de Ebrard, quien estaba de encargado territorial para la campaña de López Obrador. El veterano político empieza a ayudar de forma paralela al fundador de Morena a tejer las relaciones con el Gobierno de Estados Unidos. “Morena no tenía entonces muchos personajes que pudieran llevar una relación como la que llevó Marcelo Ebrard con la gente de Trump, por la razón de que no habían gobernado”, señala una fuente cercana. Velasco entra también a la confección de estos vínculos y en 2018, cuando López Obrador llega a Palacio Nacional, Ebrard se lo lleva a la Secretaría de Exteriores como director de comunicación social.
Muy discreto, leal y sumamente disciplinado, Velasco ha ido con los años ascendiendo posiciones dentro de la Cancillería. Algunas crisis de entonces se parecen a las de ahora. En 2019, el abogado tuvo que viajar de emergencia, como vocero de Ebrard, para tratar de contener la arremetida de aranceles con la que amenazaba ya entonces Trump. Al año siguiente de esa operación, Velasco es nombrado director general para América del Norte, un título que cambió primero por el de jefe de Unidad, en octubre por el de subsecretario, y desde final de este noviembre, ya por el de encargado de despacho de la SRE, tras la licencia temporal de Juan Ramón de la Fuente por una intervención de columna.
“Ha sido una evolución muy rápida. Él ha estado en la misma posición con tres secretarios de Exteriores distintos, Ebrard, Alicia Bárcena y De la Fuente, y con dos presidentes, López Obrador y Sheinbaum. Eso sí es sorprendente, pero muestra que tiene el talento, la disciplina y las bases”, señala esta fuente. “Ya se ha hecho especialista en Estados Unidos y eso no necesariamente se repite tanto en este Gobierno”.
Velasco se ha convertido en una figura clave para Sheinbaum, quien tiene plena confianza en él. En las 14 llamadas que la presidenta ha tenido con Trump, el abogado ha estado presente. “Hay tres personas que son permanentes en esas llamadas: Juan Ramón, Ebrard y Roberto”, confirma otra fuente cercana a Exteriores. “Claramente, Roberto ha jugado un papel extenso; él es quien está permanentemente viendo ciertos temas”.
Este papel protagónico ha sido también visto con suspicacia en relación con el canciller, que en ocasiones ha pasado a segunda fila. Una de estas fuentes señala que este repliegue de De la Fuente es algo “muy platicado” con la presidenta: “El que ha perdido más en esa visibilidad es Juan Ramón, pero hacia afuera, no hacia adentro”. “La estrategia es no desgastarse tanto. Si tiene a alguien abajo, en este caso Roberto Velasco, si él comete un error, todavía tiene otro nivel para poder hacer el ajuste”, apunta.
Sin embargo, también son muchas las voces que preguntan si Velasco va a quedarse al frente de Exteriores tras la licencia temporal del titular. Las fuentes consultadas por EL PAÍS no lo creen probable: “La SRE no solamente es una cartera, es un lugar de prestigio: eres la cara de México afuera. Todos los que han llegado a ser cancilleres, han tenido un puesto importante antes. Además, Claudia ya tiene el desarreglo con la mitad de su Gobierno y el lema es si algo no está roto, no lo arregles. Y Roberto está ahora mismo en la mejor posición para ayudarla”.
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