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David Pablos: “Quería exponer cómo es ser homosexual dentro de este mundo machista de los traileros”

‘En el camino’, el cuarto largometraje de ficción del director mexicano, se presenta en el Festival de Cine de Venecia, donde compite en las categorías Horizontes y Queer Lion

David Pablos, en Ciudad de México, el 25 de agosto de 2025.
Andrés Rodríguez

David Pablos admite que conoció el mundo de los traileros de manera azarosa hace ya varios años. Le llamaron la atención todas las reglas internas. Desde la vida nómada a bordo del camión, la hermandad entre conductores o su paso por las cachimbas, que son los restaurantes y refugios en los que socializan estos hombres a lo largo de una ruta por carretera en México en la que están expuestos a una “constante inseguridad” y donde “hay mucha violencia”. Ese mundo sedujo al director para contar una historia sobre la hombría y una relación amorosa en un contexto donde los estereotipos tradicionales aún definen lo masculino. Esta fue la semilla para En el camino, película que forma parte de la selección y competencia del Festival de Cine en Venecia.

El filme, que compite en la sección Horizonte dedicada a películas innovadoras y vanguardistas del cine contemporáneo y en la categoría de Queer Lion sobre narrativas LGTBQ+, muestra el inesperado romance entre un solitario conductor con problemas de alcoholismo y drogadicción, Muñeco (Osvaldo Sánchez), y un joven fugitivo, Veneno (Víctor Prieto), que frecuenta restaurantes perdidos de carretera, en donde se acuesta con traileros.

En un entorno de jornadas extenuantes, inseguridad, adicciones y violencia propia de ese mundo, se ven obligados a navegar la soledad, la masculinidad frágil y el deseo a través de un viaje que los lleva del encuentro sexual inicial a una relación afectiva compleja y peligrosa. Es, precisamente, en los detalles que comparten entre conductores para mantenerse seguros en el camino donde se afianza la fraternidad del gremio. El consumo de sustancias viene de la mano con la necesidad de mantenerse despiertos muchos días.

Pablos (Tijuana, 41 años) fue desarrollando la idea para En el camino, su cuarto largometraje de ficción, a medida que iba desarrollando otros proyectos. Antes de poder llegar a un guion, su aproximación fue más que nada teórica, al tratarse de un mundo “muy hermético”. Se fue alimentando con artículos pequeños hasta que llegó a dos de sus fuentes principales: el libro Los hijos del camino (El Colegio de Michoacán, 2013) y el documental Nómadas de la 57 (2023). Estos preparativos lo llevaron a dar el salto a las cachimbas, donde conoció a traileros, conversó con ellos y comenzó a ver y escuchar cómo habitan una realidad particular.

“Casi inmediato, en cuanto descubrí el mundo trailero, dije: ‘Aquí hay algo muy poderoso”, cuenta desde las oficinas en Ciudad de México de la productora Animal de Luz, acompañado de dos de los productores, Inna Payán y Luis Salinas.

La película abre las cortinas donde este mundo, hipermasculinizado y machista, justifica la soledad del camino y de la vida nómada de los traileros para romper tabús sobre el homoerotismo. Pablos ve contradicciones entre el deseo y la no verbalización de muchas experiencias que se materializan a escondidas, mientras que frente a los reflectores de la sociedad se rechaza “lo femenino” y la homosexualidad. “Todo lo que es distinto”, resume.

Inna Payán y Luis Salinas en las oficinas Animal de Luz Films en Ciudad de México.

“Quería de alguna manera analizarlo, exponerlo. A momentos, también burlarme de esta construcción de la masculinidad que tanto daño hace a hombres y mujeres. Quería exponer cómo se maneja una idea tan peculiar de lo que es ser homosexual dentro de este mundo machista. Por ejemplo, si llega a haber algún encuentro sexual con un hombre, el que es homosexual es el que recibe, no el que da. Hay muchos códigos que me parecen muy peculiares”, explica el realizador.

Diversidad LGTBQ+ en el cine

Pablos, que en Las elegidas (2015) abordó el tema de la trata y tráfico en el mundo de la prostitución; y en El baile de los 41 (2020) retrató una historia de amor homosexual en el México de Porfirio Díaz, considera que sí hay una responsabilidad al abordar temáticas sociales y/o políticas en su cine. La inquietud que lo mueve es la importancia de hablar sobre la diversidad en el país “porque hay poca representación”.

“Tenía clarísimo, desde la realización, que aquí sí quería hacer una película muy desinhibida. Una película que, si va a hablar de la sexualidad de estos espacios, tiene que ser sin tapujos. Tiene que ser de manera contundente y mostrarse con esa voracidad”, elabora.

Respecto al tema de representación, considera importante que los festivales de cine se estén abriendo o, en otros casos, mantengan abierta la ventana para el cine de las minorías, como en este caso el que representa a la comunidad LGTBQ+.

“Las categorías existen porque es necesario todavía empujar esa visibilidad. Porque no ha habido suficiente representación. Porque todavía sigue habiendo muchas trabas, mucho prejuicio. En algún momento deberían desaparecer, pero mientras, es necesario”, complementa.

Payán cuenta que el tema de la financiación no fue sencillo, debido a los temas que aborda la película y a la naturaleza conservadora de la sociedad mexicana. Una película queer, con personajes que “no son muy vistos ni bien vistos” por algunos sectores, además de elementos como la pobreza, discriminación, ser gay y la violencia, tenía todos los ingredientes para que los empresarios salieran corriendo. A pesar de las dificultades, continúa la productora, la película consiguió el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional (Eficine) y aliados como el actor Diego Luna, que dio un espaldarazo a la película a través de su productora La Corriente del Golfo.

David Pablos, en las oficinas de la productora Animal de Luz Films, el 25 de agosto.

Chihuahua y Juárez como escenario

La película se filmó entre Chihuahua y Ciudad Juárez, donde, según cuenta Salinas, hubo que tomar en cuenta factores como la seguridad. Se formó un equipo pequeño, pero “muy eficiente” para facilitar la logística y la movilidad.

Para Pablos, era imperativo que la película se filmase en Ciudad Juárez, a la que considera “fascinante” por sus condiciones visuales. Los talleres mecánicos, deshuesaderos, el desierto, la frontera y el muro encajaban a la perfección con el tono de lo que se buscaba contar. “Muchas veces le decía a mi crew que parecía que estábamos filmando Mad Max en México, porque ya de manera natural ese tipo de espacios desolados, venidos a menos, son una constante. Las locaciones tienen también que agregar a la historia, tienen que contar cosas que no están en las páginas”, detalla Pablos.

Tras su paso por la Biennale, En el camino ya tiene asegurado su estreno en México, como parte de la selección de la próxima edición del Festival de Cine de Morelia, a realizarse del 10 al 19 de octubre. Mientras, Pablos tiene también otro logro que celebrar. El pasado mes de junio fue seleccionado para formar parte del selecto grupo de Hollywood en la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas.

El también director de La vida después se suma a Astrid Rondero, guionista y directora; Julio Chavezmontes, productor; Elena Fortes, documentalista y productora; la actriz Adriana Paz, y Giselle Abbud, directora general de Diamond Films México, quienes conforman el contingente mexicano para darle mayor inclusión a una organización que en los últimos años ha sido criticada por falta de diversidad racial y de género, así como la ausencia de nominados de grupos minoritarios.

“Me parece que es muy necesaria esta inclusión. Me parece que es importante y más en el contexto presente, donde hay tanta tensión en Estados Unidos, que está atravesando un momento muy complicado. En ese sentido, se vuelve un espacio de resistencia”, finaliza Pablos.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México
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