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¿Debería preocuparme si mi hijo tiene un amigo imaginario?

El recurso que usan los niños al crear compañía en su mente se mueve entre la creatividad sana y un refugio emocional. Pero si les infunde temor, excesiva dependencia o les aísla, es importante averiguar qué pasa en el mundo emocional del menor

Niños amigo imaginario
Jorge Marzo Arauzo

En uno de los momentos de la película infantil Del Revés (Inside Out), en el que las emociones y otros elementos psicológicos conviven en la mente de la protagonista, Riley Andersen, se presenta al espectador al personaje de Bing Bong, su amigo imaginario. Esta creación vivió su apogeo durante la más tierna infancia de Riley, pero en la historia se le presenta como un recuerdo casi olvidado que vive de rememorar sus aventuras con la niña. Como él, los amigos imaginarios aparecen en las mentes de los más pequeños para, principalmente, acompañarles durante un tiempo y servirles como posible refugio emocional.

Pero, ¿qué es exactamente un amigo imaginario? “Son esas figuras que están creadas por la imaginación del menor. Está apareciendo el pensamiento simbólico a esas edades tempranas a través de una interacción en la que les habla, juega con ellos o les incluye en la vida cotidiana. Sobre los seis a ocho años, más o menos”, los define la psicopedagoga Tania Ruiz. “Pueden ser personas, animales u objetos con vida. No tienen por qué aparecer de forma constante. Pueden darse en momentos puntuales. No es algo patológico, sino una manifestación del pensamiento simbólico del niño”, añade.

Entre las razones por las que este tipo de creaciones pueden aparecer en la mente de los niños a lo largo de varios meses, la experta destaca principalmente su labor como gestión emocional: “Es un recurso que está utilizando el niño de forma interna. Le ayuda a afrontar miedos o situaciones que no puede gestionar, o inseguridades. Y eso es un factor de protección que está usando para enfrentarse a estas situaciones”. Otro de los motivos de su aparición es mucho más sencillo. “El niño puede simplemente tener más creatividad”, apunta Carolina Torres, psicóloga sanitaria y directora del centro PsicoTorres.

En el análisis de 2025 Exploración de las diferencias cognitivas y sociales en niños con y sin compañías imaginarias, publicado en Open Science Framework —plataforma de gestión de proyectos gratuita y de código abierto que facilita la colaboración y la transparencia en la investigación científica—, se concluye que tener un amigo imaginario no produce ni ventajas ni riesgos en el desarrollo de los niños. Para sus autores, este recurso forma parte del crecimiento normal y no debería ser ni un signo de madurez ni de alarma. Por otro lado, otro estudio de 2023 elaborado por la Universidad de Siracusa (Nueva York, EE UU), llamado Entre la imaginación y la realidad: compañías imaginarias en la infancia, afirma que la función emocional de estos amigos imaginarios es para ayudar a los niños a gestionar la soledad, el miedo o las frustraciones, y que casi la mitad de los pequeños crea alguno.

¿Por qué no todos utilizan el recurso del amigo imaginario? “Por situaciones de la vida: el ambiente socioeconómico que están viviendo o situaciones más complejas que no son capaces de gestionar porque son muy pequeños y, por tanto, lo usan como vía de escape. También está el pensamiento creativo, porque unos lo son más que otros”, desarrolla Ruiz.

Pero la figura del amigo imaginario se puede convertir en una pesadilla tanto para niños como para padres, al volverse en contra de la gestión emocional de los pequeños y puede infundirles temor o sentimientos negativos, o generarles una dependencia excesiva. “En caso de haber un problema, puede ser cuando el amigo le manda un mensaje dañino, o le da miedo, o aparece en situaciones traumáticas o de abuso. Hay una diferencia entre el amigo imaginario evolutivo, del desarrollo, que es algo normal, del juego o la seguridad; y el que nos debe preocupar, que es el que da miedo, crea angustia, aparece por la noche y se puede deber a alguna situación traumática”, advierte Torres. La psicóloga enumera las señales de alarma para que los padres actúen: “Hay que investigar qué está pasando en el mundo emocional del menor, en su entorno familiar, si ha habido cambios bruscos, de casa, ciudad o colegio, o incluso situaciones mucho más desestructurantes”. Ruiz, por su parte, añade que es importante que los padres estén atentos a si su hijo también muestra aislamiento social para centrarse únicamente en su amigo imaginario.

Mientras dura el recurso del amigo imaginario, los padres deben estar atentos a la situación de su hijo, al mismo tiempo que validan sus emociones y buscan la razón de por qué lo ha necesitado crear en su imaginación: “Habitualmente hay algo más que está pasando: algo en el colegio, en casa, un proceso de duelo… Que use ese amigo imaginario es normal en el desarrollo, pero en ocasiones no. Podemos usar esta creación como puente terapéutico y sacar información con la que trabajar”, avisa Ruiz.

“Lo más normal es que vaya desapareciendo en etapas con más desarrollo del niño, porque el grupo social ya tiene mucho más peso, y ese elemento de seguridad lo van encontrando en sus iguales. Es algo progresivo, ya no habla tanto del amigo imaginario y sí del real”, explica Torres. Lo que nunca hay que hacer es decirle al niño que su amigo imaginario no existe, advierte: “Le puede producir una confusión y estrés mayor. Hay que darle el lugar que el niño le da, pero si los padres notan señales de alarma, o se extiende más allá de los 10 años, sí es recomendable consultarlo con un profesional para ver qué le puede ocurrir”.

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Sobre la firma

Jorge Marzo Arauzo
Es colaborador de la sección Estilo de Vida desde 2025. Antes fue redactor de Deportes en 2024 y de Narrativas Visuales en 2022/23, donde aprendió sobre el mundo de la infografía y el periodismo de datos. Graduado por periodismo en la universidad de Valladolid y máster de periodismo UAM - EL PAÍS con la promoción 2021-2023.
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