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¿Qué hace que un niño quiera leer por sí mismo?

Inculcar el hábito de lectura en un hijo radica en forjar momentos para ello, elegir las temáticas que más le gusten, evitar presiones y castigos para que cojan un libro y ser modelo lector

Qué hace que un niño quiera leer por sí mismo
Jorge Marzo Arauzo

Llega la hora de acostarse, y con ello una serie de rutinas familiares. Entre ellas, lavarse los dientes, recoger la habitación y, al final, sentarse en la cama para leerle al niño, como una situación de placer y para fortalecer la relación paternofilial a través de la lectura. “Es importante que la lectura esté presente de una manera divertida y placentera”, explica la psicóloga perinatal infantojuvenil María Fernández Gómez, que distingue entre leer en compañía, con apoyo y cariño por parte de la familia, y hacerlo por la presión o la obligatoriedad que pueda venir desde ese círculo o desde el entorno escolar. “Si es desde el primer caso, todo el hábito lector tiene múltiples beneficios, no solo cognitivos, sino también de concentración, memoria, atención y, sobre todo, creatividad e imaginación, que son tan importantes para el desarrollo intelectual”, sostiene Fernández.

El vínculo afectivo entre un niño y la lectura se puede formar desde que son bebés, según la psicóloga: “Hay editoriales que trabajan muy bien los cuentos infantiles, interactivos con música o diferentes pestañas. Mi recomendación siempre es que se empiece cuanto antes, pero que se empiece desde ahí”. Hay niños que incluso anteponen un libro a un muñeco o un juguete: “Es una herramienta educativa en general. Dependiendo de los libros, se pueden vincular de una manera más efectiva”, comenta por su parte Natalia García, psicóloga sanitaria y coordinadora del centro psicológico para niños y jóvenes Psikids.

Los niños comienzan a mostrar interés por libros con letras alrededor de los 2 o 3 años: “Empecé a leer a mi hijo cuando empezó a mirar los libritos con dibujos, con letras y pasó a Infantil”, explica José María López, padre de un niño de 6 años. A su hijo le gustan los libros de aventuras, como Geronimo Stilton, y los cómics, como Tintín o Astérix, y también libros de misterio con viñetas. “Cultivamos el interés por la lectura como un momento especial en la familia de conexión, y siempre centrados en los gustos que los niños puedan tener. Si a un niño le apasionan los animales desde muy pequeño, vamos a intentar que tenga muchos libros de animales, por ejemplo”, recomienda Fernández.

A la hora de inculcar un hábito por la lectura, los niños aprenden mucho a través de ver a sus padres disfrutar de los libros. “Necesitamos que los niños vean a sus padres leer y ser un ejemplo positivo, porque ellos aprenden mucho observando. Si ven que tú disfrutas leyendo, lo más probable es que ellos también quieran hacerlo. Y si además les compartes tu entusiasmo con lo que estás leyendo, con el autor que te apasiona, te lo llevas a una feria del libro, pues desde ahí toda esa pasión se va transmitiendo”, analiza Fernández. “Aunque no fui lectora cuando era niña, ahora sí leo por placer. Creo que en los hijos sí que influye el ejemplo de verte leer, ya que somos un espejo en el que se reflejan”, coincide Erika Barrera, una madre de 46 años cuya hija lee habitualmente libros de adolescente. “Yo leo delante de mis hijos y noto que, cuando me ven hacerlo, les gusta. Y a mí también que ellos vayan leyendo, no mucho, pero algo leen”, comenta otra madre, Carmen Esther Gómez.

Un vínculo afectivo entre un niño y la lectura se puede formar incluso desde que son bebés.

Pero también puede suceder que los niños rechacen la lectura por no parecerles una situación agradable: “Las señales que indican que podemos estar presionando demasiado a la hora de inculcar el hábito de leer es que ese momento sea de tensión, y que veamos que el niño se distrae, se dispersa y nunca tenga la intención de coger ese libro. Lo más importante es que la lectura se produzca sin presiones ni castigos”, señala Fernández. “Cuando los niños son reticentes, hay muchas cosas que se pueden hacer. Una de ellas, aunque nos parezca que ya es mayor para leer libros con letras grandes o dibujos, es mejor que inicien por eso. Aunque evolutivamente deberían estar leyendo otro tipo de libros, lo importante es que se enganchen. Si tú pones a un niño que te haya rechazado la lectura, por mucho que tenga 9 o 10 años, un libro lleno de letras va a ser mucho más difícil que lea o que se motive para leer”, recomienda García.

Respecto al desarrollo del aprendizaje de la lectura se pueden distinguir con claridad a los niños de alrededor de 8 años que llevan leyendo toda su vida respecto a aquellos que no, apunta esta experta: “A nivel cognitivo, tienen una mejor expresión y comprensión, en general lingüística y de comunicación, cuando son niños lectores. En la segunda fase de Primaria, que es cuando deben adquirir un lenguaje más amplio, tienen que ser capaces también de empezar el tema de ortografía, y les ayuda mucho el tener un hábito de lectura. Y a nivel emocional, hay niños, aunque cada vez menos porque están más vinculados con las tecnologías en cuanto a ocio, a los que les sirve también un poco de evasión, en el sentido de que son capaces de abstraerse en la lectura”.

Con el niño en la cama, el progenitor se sienta al borde y le pregunta qué libro quiere: “El de siempre”, puede ser una respuesta habitual. ¿Por qué hay niños que piden leer una y otra vez la misma historia? “Hay una etapa evolutiva en la que los niños repiten en general siempre. Juegan a lo mismo, ven la misma película o quieren el mismo cuento. Es una etapa en la que se adhieren de una manera más rígida a algo que les gusta y no tienen alternativas para el cambio. Al aprender vocabulario, o libros con contenido emocional, este proceso no se da. Se puede estimular al niño para que elija otros cuentos similares, de la misma colección o tipo”, recomienda García. Por su parte, Fernández considera que este mecanismo les aporta seguridad: “Cuando ellos cogen el libro y ya saben lo que viene después y pueden entretenerse en descubrir otros detalles, y sobre todo pueden incluso memorizar o recordar las palabras que vienen luego, para ellos es un juego muy divertido y les devuelve mucha seguridad”.

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Sobre la firma

Jorge Marzo Arauzo
Es colaborador de la sección Estilo de Vida desde 2025. Antes fue redactor de Deportes en 2024 y de Narrativas Visuales en 2022/23, donde aprendió sobre el mundo de la infografía y el periodismo de datos. Graduado por periodismo en la universidad de Valladolid y máster de periodismo UAM - EL PAÍS con la promoción 2021-2023.
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