La importancia de formar al profesorado para combatir la violencia machista en la escuela
Seis de cada diez chicas adolescentes no son conscientes de que son víctimas de la violencia de género. Y cuando lo detectan, un 70% no lo denuncia. ¿¿Dónde deberían poner el foco los expertos para lograr el cambio?


La adolescencia es una época de cambio, de búsqueda de identidad y de construcción de la personalidad. Pero, sobre todo, es un puente a la edad adulta. Y gran parte de nuestra historia de aprendizaje se crea en estos años de vida tan significativos. Esto no quiere decir que no haya oportunidades de cambio en el futuro, pero es importante crear unas bases sobre las que trabajar la igualdad.
Pero los datos no están de nuestra parte. Según el informe 2018-2022 de la Fundación ANAR (los últimos datos disponibles), el 47,1% de las adolescentes no es consciente de estar siendo víctima de violencia machista. Lo alarmante es que esta cifra se ha incrementado hasta el 63,7% en 2024, y que, una vez dado el paso de reconocer la situación, un 70,3% no denuncia ni tiene intención de hacerlo, según el informe La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España, elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Por desgracia, esta situación la he detectado de primera mano en mi intervención con escolares en el aula.
Como psicopedagogo y mediador, he impartido sesiones de violencia machista tanto en Primaria —donde me han contestado que “las niñas no saben jugar al fútbol y hay que echarlas del campo”— como en Secundaria —con respuestas del tipo: “Los discriminados somos los hombres heterosexuales, por encima de los gais y las mujeres”—. Y hasta en los pasillos de Bachillerato me he topado con evidentes situaciones de acoso y desequilibrio de poder en una pareja en las que lo primero que ha hecho ella es justificar al novio.
¿Cómo respondemos los profesionales ante situaciones como estas? ¿Está el profesorado a la altura? Partimos de que en la actualidad el porcentaje de maestras en Primaria es del 77% y en Secundaria, del 56%, según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2024. En ambas etapas, hay, por tanto, más profesoras que profesores. Con lo que en el sistema educativo español es bien visible la mayor presencia de mujeres, y estas cada vez ocupan más puestos de poder y responsabilidad. Así que una parte del modelado para el cambio social ya estaría en marcha. O no.
No tiene sentido que tengamos un nivel de escolarización tan alto y una tasa de violencia machista al alza siendo las mujeres protagonistas en el sistema educativo. La estadística aporta datos demoledores sobre cómo se perciben los adolescentes. Según un estudio elaborado por el Instituto de la Juventud sobre estereotipos de género, tanto chicos como chicas identifican a los varones con personas posesivas o superficiales. Pero, además, el 67% de los chicos y el 53% de las chicas entienden que el chico debe proteger a la chica y el 25% de los chicos piensan que ellas necesitan el amor de la pareja para sentirse realizadas. Cuando se les pregunta sobre los celos, la mayoría lo percibe como algo “normal”.
Ante un problema de este calado no podemos quedarnos en la teoría. Debemos llevar la lucha contra la violencia machista a la práctica para que se convierta en un pilar que defina a toda una generación en unos años. Si tenemos la generación X, la Z o los millennials… Necesitamos con urgencia una generación sin esta lacra. Para ello, igual que existe una ley integral que abarca desde lo policial a lo judicial, es necesario un equipo en los centros educativos que se dedique a combatir la violencia y a formar en esa línea. Igual que es necesaria la implicación del alumnado en el día a día del centro como proyecto educativo, con recursos y materiales didácticos que ayuden de forma cotidiana a identificar la victimización.
Cómo señala Carmen Ruiz Repullo, doctora en Sociología, experta en violencia de género en adolescentes y jóvenes y diploma Menina 2024: “El discurso negacionista está influyendo en el aumento de los casos y en una reacción por parte de la adolescencia y la juventud en cuanto a esta temática. El no reconocimiento del problema es la primera dificultad que nos encontramos a la hora de prevenirlo”.
Por ello, no solo debemos trabajar con víctima y agresor, sino que es fundamental la concienciación dentro del equipo docente. Igual que hay jueces especializados en violencia machista, deberíamos tener un profesorado formado a tal fin. Porque si no la seguiremos abordando desde lo que cada cual haya podido entender, no tendremos una visión de conjunto para intervenir, erradicar, modelar o moldear conductas. Y si es así, estaremos en el mismo problema de siempre en el maltrato: que vamos tarde.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.esy por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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