Muere Francisco Pinto Balsemão, ex primer ministro de Portugal y fundador de ‘Expresso’
El político y empresario, que falleció a los 88 años, era un referente de la generación que hizo la transición a la democracia


Francisco Pinto Balsemão, ex primer ministro de Portugal en los inicios de la democracia y fundador del semanario Expresso antes incluso del fin de la dictadura, murió este martes a los 88 años. “No me apetece morir, pero soy consciente de que mi tren está a punto de llegar a la estación. Estoy preparado para eso”, afirmó en el último episodio del pódcast Deixar o Mundo Melhor, donde entrevistó a 49 protagonistas de la vida portuguesa. En el último episodio, donde Pinto Balsemão se convertía en el entrevistado, hacía la confesión de una mente lúcida: la muerte no le seducía en absoluto, pero estaba dispuesto a irse en paz. Para llegar ahí vivió una larga vida en la que combinó el paso por la historia en mayúsculas como político de primera fila con un hedonismo vitalista que le hizo seguir tocando la batería hasta los últimos años. El Gobierno decretó dos días de luto oficial.
El fallecimiento del político, periodista y empresario es también casi la despedida final de la generación que protagonizó la transición hacia la democracia, donde la figura de Pinto Balsemão emergió con audacia. Nacido en Lisboa el 1 de septiembre de 1937 en una familia burguesa y educado en un ambiente elitista, eligió apartarse del régimen que beneficiaba a círculos como el suyo cuando comenzó su vida profesional, tras licenciarse en Derecho. Al principio, tal vez con ingenuidad, intentó hacerlo desde dentro, participando en el Parlamento de la dictadura como representante del Ala Liberal. De aquellos días son gestos desafiantes como la visita a presos políticos comunistas en Caxias o Peniche, prisiones que gestionaban la policía política. Tras comprobar la inutilidad de la vida parlamentaria bajo las reglas de una dictadura, el político se volcaría en su otra gran pasión, el periodismo.
Después de varios años en el Diário Popular, en 1973 fundó un semanario inspirado en The Observer y The Sunday Times con un lema: “Servir el interés nacional, independientemente del Gobierno que ocupe el poder”. Expresso fue el germen del grupo mediático Impresa, al que también pertenece la cadena SIC, la primera televisión privada que operó en Portugal a partir de 1992. La publicación de Expresso fue una osadía que demostraba el compromiso de su fundador y primer director con el derecho a la información. En los 15 meses que salió a la calle bajo la dictadura sufrió intromisiones de la censura en cerca de 2.000 textos.
Más de medio siglo después, la muerte del fundador coincide con una profunda crisis financiera en el grupo, que está negociando su venta a MediaforEurope, la corporación italiana de la familia del ex primer ministro Silvio Berlusconi.

La libertad llegó a Portugal en abril de 1974, con la Revolución de los Claveles, pero el país entró en un periodo revolucionario agitado donde volvió a cernirse amenazas sobre la libertad de prensa. Francisco Pinto Balsemão recordaba en sus memorias que durante meses llevó en la guantera de su coche una pistola. “A medida que el Expresso se convertía en el único medio nacional no controlado por el Partido Comunista Portugués y sus aliados en el Movimiento de las Fuerzas Armadas, el cerco se fue cerrando”, escribía en el libro publicado en 2021.
En paralelo al proyecto periodístico, siguió implicado activamente en política. Junto a Francisco Sá Carneiro y Joaquim Magalhães Mota, el 6 de mayo de 1974, apenas once días después de la caída de la dictadura, fundó el Partido Social Demócrata (bautizado al inicio como Partido Popular Democrático), una formación liberal en lo económico y defensora del Estado del bienestar en lo social. El partido fue más centrista en sus orígenes que en el presente, a la vista de la alianza de su actual líder y primer ministro, Luís Montenegro, con la ultraderecha para legislar sobre inmigración.
Tras ganar las elecciones al frente de Alianza Democrática, una coalición a la que se habían sumado dos partidos de derechas, Sá Carneiro fue nombrado primer ministro el 3 de enero de 1980. Su fallecimiento en un accidente de aviación en diciembre de ese año convirtió a Pinto Balsemão, que ejercía como ministro adjunto al primer ministro, en su sustituto. La muerte de su amigo y correligionario fue uno de los grandes mazazos de su vida.

Su liderazgo al frente del Gobierno fue breve, ya que en junio de 1983 fue sustituido por el socialista Mário Soares, tras su victoria en las urnas. Como primer ministro impulsó una reforma constitucional para retirar de la escena política la tutela de los militares, que se arrastraba desde el golpe del 25 de abril de 1974 y cerró las negociaciones con Bruselas para la adhesión de Portugal a la entonces Comunidad Económica Europea.
Fue una etapa difícil con sus socios de coalición electoral y también con el semanario Expresso, que no le ahorró críticas. Era una situación extraña, con un primer ministro que ya no dirigía el influyente medio de comunicación pero que seguía siendo su propietario. “En general decían: ‘Si él no manda en el periódico que fundó y que es suyo, ¿cómo va a mandar en el país?”, recordaba en sus Memorias, tal vez con más orgullo que ironía.
Se casó en dos ocasiones y tuvo cinco hijos. Uno de ellos, Francisco Presas Pinto Balsemão, ha sido su sucesor al frente del grupo Impresa. Era miembro del Consejo de Estado del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que había participado en la fundación de Expresso y se convirtió en su segundo director. La relación entre ambos permitiría grabar una interesante serie sobre intrigas y poder. También sobre el perdón. En sus memorias, Pinto Balsemão le comparaba con el escorpión del cuento de la rana y recordaba que, cuando Rebelo de Sousa abandonó el semanario y le fue reclamada una deuda, envió el importe en billetes pequeños en una caja de zapatos.
Esto no ha impedido que el presidente de la República le distinguiese con la Orden de la Libertad hace pocos años. De él dijo que nunca había querido ser “monarca absoluto” en la sociedad portuguesa. Tras su muerte afirmó que se trataba de una de las figuras más influyentes de los últimos 60 años.
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