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Periodistas sin refugio en Gaza: “¿Cuántos más tienen que ser asesinados para que el mundo reaccione?“

Muchos reporteros se alejan de sus seres queridos, y sufren por no ayudarles a buscar comida, por el miedo permanente que sienten después de que Israel haya matado a más de 200 compañeros

Entierro de los periodistas muertos en un ataque israelí, este lunes en Ciudad de Gaza.Foto: MOHAMMED SABER (EFE) | Vídeo: EPV
Beatriz Lecumberri

“Llevo mucho tiempo alejándome de lo que aquí llamamos ‘blancos predecibles’. Eso incluye lugares y gente. Y Anas era uno de ellos”, admite un camarógrafo desde Ciudad de Gaza. El reportero se refiere al periodista de Al Jazeera, Anas al Sharif, al que Israel mató el domingo, junto a otros cuatro trabajadores del medio catarí.

“Me da mucha vergüenza decir esto hoy, porque tengo el corazón roto, pero le evitaba, pese a que lo apreciaba mucho. Me habría dado mucho miedo dormir en el mismo lugar que él”, agrega este reportero, que pide que se le identifique como Hatem, porque no quiere que su nombre aparezca en ningún medio. “Ya estamos suficientemente en peligro”, explica.

Anas al Sharif había sido directamente amenazado por responsables militares israelíes y el domingo, el ejército publicó un mensaje en X con la mención “Alcanzado”, una especie de reivindicación del ataque. En el mismo bombardeo murieron el reportero Mohammed Qreiqeh, los camarógrafos Ibrahim Zaher y Moamen Aliva y el asistente Mohammed Noufal de Al Jazeera, además de Mohamed al Khalidi, del medio local Sahat. Todos estaban en una tienda de campaña en la que vivían y trabajaban, a las puertas del hospital Al Shifa de Ciudad de Gaza, buscando en vano la protección que suelen ofrecer los hospitales en tiempos de guerra.

Pero no hay cómo proteger en este momento a un periodista gazatí, coinciden Reporteros Sin Fronteras (RSF), Al Jazeera, ONG y coordinadores de seguridad de los medios de comunicación. Algunos de los trabajadores de medios de comunicación deciden permanecer en sus casas, pero muchos se alejan de sus seres queridos por el miedo permanente que sienten y sufren por no ayudarlos a conseguir comida cada día. Hay quienes viven y trabajan en grupo y otros que se mueven solos, fundiéndose con la población y sin chaleco con la mención “prensa” porque, en vez de sentirse protegidos, se sienten señalados.

“Quiero pensar que no soy un blanco. Siempre he sido muy neutral, no tengo afiliación política, pero Israel hurga en tu historia, en tus mensajes y en las vidas de tus hermanos, padres y amigos y transforma las cosas”, estima Hatem. “Así que sí, ha habido momentos en los que me he sentido en peligro y me he quedado en casa, no he ido a trabajar. Mi casa está semidestruida, pero sigo creyendo que es hoy por hoy el lugar más seguro para mí”, agrega.

RSF estima que unos 220 periodistas gazatíes han perdido la vida violentamente desde octubre de 2023, pero la oficina de prensa de Gaza estima que son 237. Además, el sindicato de periodistas palestinos estima que 152 casas de periodistas fueron bombardeadas, lo que supuso la muerte de 665 personas, entre familiares y vecinos.

Mensaje póstumo

“No logramos protegerlos ni a ellos ni a sus familias. Muchos escriben una especie de testamento, conscientes de que pueden ser tomados por blanco en cualquier momento”, explica desde fuera de Gaza Adel (nombre ficticio), un periodista palestino que salió de la Franja hace más de un año y coordina al equipo de su medio de comunicación que siguen en la Franja.

Al Sharif escribió ese mensaje póstumo que numerosos periodistas redactan. “Nunca dudé en transmitir la verdad tal como es, sin mentiras ni distorsiones”, dijo en el texto.

“Ayer (domingo), Anas me pidió dormir unas horas, apagar el teléfono y desconectar porque llevaba semanas sin poder hacerlo. Cuando lo encendió se encontró decenas de llamadas y se sintió culpable por haber desaparecido unas horas”, contó Tamer Almishaal, presentador del servicio en árabe de Al Jazeera, recordando que tanto Al Sharif como Mohammed Qreiqeh fueron blancos de un ataque después de “una gran cobertura sobre el hambre en la Franja”. “Son nuestros ojos en Gaza y cada vez quedan menos”, agregó.

En varias ocasiones, en los últimos meses, el periodista había sido directamente acusado por responsables israelíes de pertenecer al brazo armado del movimiento islamista Hamás, que gobierna en Gaza. “En noviembre 2023, Anas ya sufrió las primeras amenazas de la inteligencia israelí para que parara de trabajar. Y él se negó. Tenía un compromiso con Gaza. Días después, su casa fue bombardeada y murió su padre”, recordó Almishaal a este periódico.

El hecho de que Israel no permita que ningún periodista extranjero entre en Gaza aumenta el sufrimiento de los reporteros locales, que afirman sentir que su trabajo también es puesto en entredicho por el hecho de ser palestinos. “Sin duda, la presencia de los periodistas internacionales les protegería más”, admite Adel, responsable de un equipo de varios reporteros palestinos.

“Siento que mi trabajo vale menos porque soy palestino, pero mi labor es seguir documentando: conseguir fuentes, llegar a la verdad y ser fuerte. Debería haber alguna manera de protegernos y de pedir cuentas a quienes nos atacan. Somos gente real”, denuncia Hatem.

“Atados de pies y manos”

Edith Rodríguez Cachera, vicepresidenta de RSF-España y del Consejo internacional de la organización de defensa de los periodistas, admite que nunca se han enfrentado a una situación semejante. “Estamos atados de pies y manos. No podemos hacer nada de lo que RSF hace normalmente en un terreno de conflicto: no podemos evacuarlos, no podemos hacerles llegar material, desde tarjetas telefónicas hasta chalecos, y no podemos organizar ningún tipo de formación de seguridad o seguridad digital. Nada”, explica.

Según Adel, el periodista palestino que coordina a varios reporteros en Gaza, “la gran angustia de los fotógrafos y camarógrafos es cuidar las cámaras, que no entre polvo o no reciban golpes, porque no hay manera de reemplazarlas”. “Tampoco logramos hacerles llegar gasolina para que se muevan en un vehículo. A veces van en burro o caminan grandes distancias”, agrega.

“Y no sabemos cómo acertar. Si contamos sus vidas para que la gente sea consciente de cómo sobreviven, los exponemos, pero si no lo hacemos, también los ponemos en peligro”, recalca Rodríguez Cachera.

La responsable de RSF también lamenta el “abandono” internacional a la hora de condenar con firmeza estos ataques contra los periodistas de Gaza y tomar acciones en consecuencia. “Y los medios también deben tomar cartas en el asunto, coordinarse, ir más allá, plantarse de alguna forma y llamar la atención de manera sonora”, pidió.

“¿Cuántos más periodistas asesinados se necesitan para que el mundo reaccione? Anas Al Sharif y Mohammed Qreiqeh no fueron los primeros y no serán los últimos”, clama en la misma línea Almishaal.

En 2015, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 2222 que protege a los periodistas en los conflictos armados y aspira a terminar con la impunidad en los ataques contra ellos. “Pero Israel la lleva violando mucho tiempo, mucho antes de que estallara esta guerra y especialmente con Al Jazeera”, denuncia la responsable de RSF. En mayo de 2021, el ejército israelí bombardeó un edificio de Gaza donde tenían su sede Al Jazeera y otros medios internacionales, alegando que era usado por militantes de Hamás. En 2022, la periodista palestina-estadounidense de Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, murió en el norte de Cisjordania, alcanzada por una bala que, según la ONU, procedía de tropas israelíes. En julio de 2024, Israel mató en Gaza a los periodistas de la cadena catarí, Ismail al Ghoul y Rami al Rifi. “Pero en ningún caso ha pasado nada”, lamenta Rodríguez Cachera.

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Sobre la firma

Beatriz Lecumberri
Periodista especializada en información internacional. Ha sido corresponsal en Jerusalén, Caracas, Río de Janeiro y París y ha trabajado en la agencia France-Presse (AFP). Es autora del libro 'La revolución sentimental', sobre Venezuela, y codirectora del documental 'Condenadas en Gaza'. Actualmente, trabaja en la sección Planeta Futuro de EL PAÍS.
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