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Miles de personas protestan contra la decisión de Netanyahu de ocupar Gaza: “Cada día, cada hora cuenta para los rehenes”

Los manifestantes creen que la liberación de los cautivos no es una prioridad para el primer ministro y lo acusan de no respetar “la voluntad popular” y estar más preocupado por mantenerse en el poder

Manifestación este sábado en Tel Aviv para exigir el fin de la guerra en Gaza y la liberación de los rehenes.
Beatriz Lecumberri

Tami Barak eleva la pancarta con la fotografía de Itay Chen, cautivo en Gaza desde hace 673 días, mientras repite: “Paren la guerra, liberen a los rehenes y protejamos a nuestros soldados, que deben dejar de morir por nada”. Itay Chen era amigo de sus hijos y probablemente esté muerto, pero quedan más de 20 rehenes israelíes vivos en Gaza, recordaron este sábado varios miles de personas reunidas en Tel Aviv para mostrar su descontento con las últimas decisiones del Gobierno de Benjamín Netanyahu.

“Es una decisión asquerosa, decepcionante y nos da miedo”, asegura Barak. “Netanyahu solo quiere mantener con vida a este Gobierno y no terminar en la cárcel y está dispuesto a pagar el precio que sea”, agrega.

Las protestas se celebraron en varias ciudades del país al caer la noche y según el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, reunieron a decenas de miles de personas. Fueron las primeras protestas desde que se anunció el viernes la aprobación del plan del primer ministro israelí para ocupar toda la Franja, comenzando por tomar el control de la ciudad de Gaza. El sentimiento en la ya llamada Plaza de los Rehenes de Tel Aviv el sábado era de urgencia y de indignación.

“Mi marido sigue en Gaza, no sé si sufre, si está vivo... Cada hora cuenta, estoy muy asustada. Presidente Trump, por favor, ayúdenos, logre un acuerdo, por favor tráigalos de vuelta a casa”, sollozaba Lishay Miran-Lavi, esposa de Omri Miran, cautivo en la Franja.

En esta plaza se congrega cada sábado gente muy diferente: familiares de rehenes, personas que exigen la liberación de los cautivos, pero creen que la guerra contra Hamás puede seguir, ciudadanos que siguen creyendo en un acuerdo de paz con los palestinos y en la solución de dos Estados.

Es el caso de Ron Bassin, que vive en un kibutz en Zikim, en la frontera con Gaza. “Parece que decir esto ahora no tiene mucho sentido, pero yo sigo creyendo en que hay que vivir en paz en dos Estados”, dice.

“Tristemente, esta manifestación no representa a Israel. Somos una minoría y por eso Netanyahu sigue logrando ejecutar sus deseos. Dentro del Gobierno se apoyan unos a otros y además sigue habiendo mucha gente que respalda al primer ministro”, estima. “Ocurre como con Trump. Muchas veces nos preguntamos, ¿pero cómo puede ganar las elecciones? Porque en el fondo hay mucha gente que lo apoya”, agrega.

Tristemente, esta manifestación no representa a Israel. Somos una minoría y por eso Netanyahu sigue logrando ejecutar sus deseos
Ron Bassin, manifestante israelí

A su lado, Clara, su esposa, afirma que los dirigentes de ambos pueblos están “enfermos”. “Es muy doloroso que nuestro Gobierno no pueda decir que hizo todo lo posible para liberar a nuestros rehenes”, lamenta.

“Vivir como un pueblo normal”

Hace una semana, Hamás difundió los vídeos de dos rehenes, Rom Braslavski y Evyatar David, en los que se les ve muy debilitados y las imágenes han provocado una conmoción en la sociedad israelí y han aumentado el sentimiento de urgencia.

“A nuestros rehenes les quedan días, tal vez semanas. Y esto pasa ante los representantes de organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja, que están ahí, callados. No les pedimos que los liberen, pero que les den al menos un pedazo de pan y un poco de agua. Pero ni siquiera hacen eso. Luego nos piden moralidad a nosotros”, criticó uno de los manifestantes.

En los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 en Israel, fueron asesinadas unas 1.250 y 250 se convirtieron en rehenes del movimiento islamista, que gobierna de facto en Gaza. Medio centenar sigue en la Franja, aunque más de mitad habría fallecido.

José Hammerschlag, argentino de 86 años que lleva más de 53 años viviendo en Israel, contempla la protesta de Tel Aviv con serenidad y con una sonrisa, aunque afirma que no ha conocido un periodo más duro en el país en este medio siglo. “Estamos obligados a estar aquí hoy, a decir que queremos terminar con esta guerra, negociar la liberación de los rehenes y poder vivir como un pueblo normal”, dice.

Este anciano cree que con la decisión de Netanyahu de dar un paso adelante y ocupar Gaza todo se agrava y “no hay luz al final del túnel”. “Estamos en manos de un Gobierno que no nos escucha. El interés de Netanyahu es personal y político, fruto de la presión de la derecha mesiánica y extremista y fascista que solo sueña con ver un asentamiento judío en Gaza, algo que no tiene ningún sentido”, opina, considerando que la guerra podría haber terminado hace más de un año gracias a un acuerdo.

El plan de Netanyahu, que aún necesita la luz verde del todo el gabinete del Gobierno, comenzaría por el control total de Ciudad de Gaza, el mayor centro urbano de la Franja, que implicaría el desplazamiento de casi un millón de habitantes, una posibilidad que ha provocado las críticas y condenas de la ONU y de países como Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.

El Ejecutivo no ha explicado cómo planea organizar este inmenso movimiento de población en una Franja sin apenas infraestructuras y donde una parte de la población, exhausta y castigada por el hambre extrema ya vive hacinada en el centro y el sur del territorio de 365 km2.

Estamos en manos de un Gobierno que no nos escucha. El interés de Netanyahu es personal y político, fruto de la presión de la derecha mesiánica y extremista y fascista que solo sueña con ver un asentamiento judío en Gaza
José Hammerschlag, manifestante

Paz, pero sin Hamás

“Hasta que ellos no sean liberados, todos somos rehenes”, “No hay derecha ni izquierda, lo que importan son los rehenes”, “No los vamos a dejar morir“, clamaban los presentes. ”Di basta a su guerra", rezaba la pancarta de una mujer con fotos de Netanyahu y dos de sus ministros de extrema derecha, Itamar Ben-Gvir (Seguridad Nacional) y Bezalel Smotrich (Finanzas). “No digas ‘lo siento’, sácalos de ahí”, estaba escrito en otro mural, con la foto de varias decenas de cautivos.

“Yo quiero paz, la mayoría de los israelíes la queremos. El 7 de octubre de 2023, cuando Hamás mató a tanta gente en Israel, pensé que llevaba años equivocándome, que los palestinos nos odian y nos quieren muertos”, recuerda Tami Barak. “He necesitado meses para volver a ser quien era. Si nosotros sangramos, la gente en Gaza también sangra. Muchos nos odian, sí, pero no toda la gente en gaza es terrorista, aunque Hamás sí se tiene que marchar”, agrega.

Eitan Mor era uno de los guardias de seguridad del Festival Supernova, que se celebraba el 7 de octubre de 2023 muy cerca de la frontera con Gaza. Decenas de sus asistentes fueron asesinados y otros tomados como rehenes. Liat Geller no lo conoce, pero sostiene su foto en la protesta de Tel Aviv, a la que acude cada sábado y “adopta” durante unas horas a un rehén. “Se cree que sigue con vida”, celebra. “Las familias nos necesitan y estar aquí es también es un mensaje a nuestro gobierno de que no vamos a ceder y a olvidar. Esta semana, tras los anuncios de Netanyahu, estamos aquí con más fuerza”, afirma.

Según esta mujer de 47 años, Netanyahu “se opone a la voluntad popular”. “Nuestros soldados están en Gaza solo porque este Gobierno lo necesita. Necesitamos tomar otro rumbo y encontrar la manera de vivir en paz con nuestros vecinos. La gente fuera de Israel tiene que saber que no todos pensamos como Netanyahu”, pide.

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Sobre la firma

Beatriz Lecumberri
Periodista especializada en información internacional. Ha sido corresponsal en Jerusalén, Caracas, Río de Janeiro y París y ha trabajado en la agencia France-Presse (AFP). Es autora del libro 'La revolución sentimental', sobre Venezuela, y codirectora del documental 'Condenadas en Gaza'. Actualmente, trabaja en la sección Planeta Futuro de EL PAÍS.
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