Tailandia evacúa a más de 100.000 civiles y advierte del riesgo de guerra abierta con Camboya
Las autoridades tailandesas elevan a una veintena los muertos por los choques entre los dos países fronterizos

Los enfrentamientos fronterizos entre los ejércitos de Tailandia y Camboya se han recrudecido desde primera hora de este viernes, en el segundo día consecutivo de hostilidades armadas. El primer ministro en funciones, Phumtham Wechayachai, ha alertado de que los choques “podrían derivar en una guerra” porque se trata de un enfrentamiento “en el que intervienen armas pesadas”. Las autoridades tailandesas han elevado a 20 los muertos en su territorio y más de 100.000 personas han sido evacuadas en cuatro provincias del este del país. Phnom Penh, por su parte, no ha dado datos, pero informes locales citados por agencias internacionales aseguran que más de 20.000 personas han tenido que ser desplazadas de varias provincias septentrionales. El intercambio de fuego marca la peor escalada militar entre ambos países en más de una década y agrava una disputa fronteriza sin resolver desde la época colonial.
Según un funcionario militar tailandés citado por Reuters, los combates del viernes se han extendido a 12 puntos de la frontera, el doble que en la jornada anterior. Se han concentrado en el área limítrofe de las provincias tailandesas de Surin y Ubon Ratchathani, donde el ejército ha denunciado ataques prolongados con artillería pesada y sistemas de lanzacohetes BM-21 de fabricación rusa desde el lado camboyano. Según un comunicado de las autoridades castrenses, las fuerzas tailandesas “han respondido con disparos adecuados a la situación táctica, en proporción al ataque recibido”.
Wechayachai ha expresado a los periodistas en Bangkok que la situación “ha escalado”. En un principio, había dicho que los choques “de momento, se mantienen limitados”. El líder tailandés ha denunciado antes medios locales ataques a instalaciones civiles y ha reiterado que las hostilidades las abrió Camboya, que acusa a Bangkok de iniciar el choque.
“El intercambio de fuego continúa, la tensión sigue siendo elevada”, ha informado Met Measpheakdey, portavoz de la provincia camboyana de Oddar Meanchey, limítrofe con las tailandesas Buriram, Surin y Si Sa Ket. Al menos una persona ha muerto y cinco han resultado heridas en el lado camboyano, según el portavoz. Imágenes difundidas desde la zona muestran a familias huyendo de noche, cargando lo esencial en camionetas y pasando la noche bajo lonas.
Phnom Penh asegura que solo ha actuado en legítima defensa ante una “agresión no provocada” y acusa a Tailandia de violar su integridad territorial. Camboya afirma que un grupo de soldados tailandeses inició el conflicto el jueves, al violar un acuerdo previo que les prohibía avanzar hacia el templo jemer de Ta Muen Thom. Bangkok, sin embargo, señaló que lanzó un ataque contra “objetivos militares planificados” en territorio camboyano después de que el ejército de ese país desplegara drones para vigilar a las tropas tailandesas y abriese fuego contra ellas.
En una carta enviada al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ―que tiene previsto reunirse este viernes para tratar el asunto―, el primer ministro camboyano, Hun Manet, ha instado al organismo a intervenir para “parar la agresión tailandesa”.
Fuego de artillería
Los enfrentamientos ocurridos en la víspera derivaron rápidamente de intercambios con armas ligeras a bombardeos con artillería pesada en seis puntos de la frontera, que consta de 817 kilómetros de longitud. Se trata del episodio más grave entre los dos países en 13 años.
El repunte actual de violencia se produce después de semanas de creciente fricción. A mediados de mayo, un soldado camboyano murió en un tiroteo en la zona del santuario de Ta Muen Thom y, desde entonces, ambas naciones han reforzado su presencia militar e impuesto restricciones comerciales mutuas.
La actual escalada se precipitó después de que Tailandia retirara el miércoles a su embajador en Phnom Penh y expulsara al representante camboyano en Bangkok, en respuesta a la segunda explosión en una semana de una mina terrestre, que provocó la amputación de una pierna de un soldado tailandés. Tailandia culpa a las tropas camboyanas de haber colocado los artefactos recientemente en zonas ajenas al conflicto, algo que Camboya ha calificado de “acusación infundada”.
La frontera entre Tailandia y Camboya ha sido fuente de tensiones intermitentes durante décadas. Aunque ambos países comparten vínculos culturales y económicos, arrastran disputas territoriales heredadas del periodo colonial (Camboya obtuvo la independencia de Francia en 1953) que nunca han terminado de resolverse. La falta de una delimitación clara en algunos tramos ha provocado numerosos incidentes, tanto militares como diplomáticos. El último gran choque se produjo en 2011, cuando varios días de combates causaron 17 muertos y obligaron a evacuar a miles de personas.
La comunidad internacional ya ha reaccionado a los nuevos enfrentamientos. Estados Unidos, aliado tradicional de Tailandia, ha pedido el “cese inmediato de las hostilidades, la protección de la población civil y una resolución pacífica del conflicto”, según un comunicado del Departamento de Estado. China, que mantiene estrechos vínculos comerciales y estratégicos con ambas naciones, ha expresado su “profunda preocupación” y ha instado a las partes a resolver sus diferencias “mediante el diálogo y la consulta”. La Unión Europea también ha hecho un llamamiento a la calma y al respeto al derecho internacional.
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