El posible ataque de EE UU a Irán expone profundas grietas en las filas republicanas
Trump anuncia un plazo de dos semanas para decidir si bombardeará

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presume de que sus partidarios le son tan fieles que si él matase a tiros a alguien en la Quinta Avenida de Nueva York lo aceptarían sin problemas. Esa afirmación puede verse ahora a prueba: mientras el republicano se plantea si bombardear Irán, bien de la mano de Israel o bien en solitario, y anuncia un plazo de dos semanas para decidirse, su base de votantes empieza a mostrar importantes grietas. Algunos apoyan ese golpe, pero otras voces muy influyentes dentro del movimiento MAGA (Make America Great Again), incluido su aliado Steve Bannon, se expresan rotundamente en contra de una nueva intervención en el exterior.
Por boca de su portavoz, Karoline Leavitt, Trump ha confirmado este jueves que su decisión sobre el ataque tardará aún dos semanas en llegar.
La decisión de dar un plazo de dos semanas se debe a que hay “una posibilidad sustancial de negociaciones” que “pueden ocurrir o no” con Irán en ese tiempo, según ha precisado la portavoz. Acerca de las negociaciones que se desarrollaban hasta que Israel atacó objetivos militares y nucleares iraníes la semana pasada entre EE UU e Irán en torno al programa nuclear iraní, la portavoz subrayó que las propuestas presentadas por el representante de EE UU, Steve Witkoff, eran “realistas y aceptables”.
En aspectos como las promesas de triunfo inmediato o la convicción de que la población local celebraría el asalto, la posible operación en Irán recuerda a la torpe invasión de Irak en 2003. Las diferencias en torno a esta posibilidad ponen en evidencia el difícil equilibrio de una coalición dentro del Partido Republicano que se alió para encumbrar a Trump el pasado noviembre, pero que agrupa a corrientes muy distintas.
De un lado, los antiintervencionistas del movimiento MAGA, con representantes como Bannon, el comentarista Tucker Carlson o Charlie Kirk, autor de un pódcast popular entre los republicanos más jóvenes. Carlson arremetió el martes contra el senador Ted Cruz, uno de los republicanos que defiende la intervención de EE UU, al preguntarle cuántos habitantes tenía Irán y este no saber responderle. “¡Eres un senador que pide el derrocamiento del Gobierno de Irán y no sabe nada del país!”, le afeó el antiguo presentador de Fox News durante una entrevista para su pódcast.
Al otro lado se sitúan los neoconservadores partidarios de la intervención, que en muchos casos apoyaron en su día la guerra en Irak, o los republicanos cuya única posición es respaldar una y otra vez lo que el presidente decida, sea lo que sea.
Otra guerra interminable
Los aislacionistas, una corriente que ha crecido y se ha alimentado en buena parte del descontento popular con las llamadas “guerras eternas” de principios de siglo en Irak y Afganistán, suplican a Trump que no se le ocurra lanzar otro ataque que implicaría de nuevo a EE UU y sus tropas en Oriente Próximo. Argumentan al presidente que durante su campaña electoral prometió mantener al país fuera de los conflictos en otras partes del mundo, que un ataque como el de Irak en 2003 podría tener consecuencias desestabilizadoras imprevisibles y que podría convertirse en otra guerra interminable.
Los partidarios del bombardeo alegan, por contra, que es necesario respaldar a Israel, que Irán y su programa nuclear son una amenaza existencial, que Teherán quiere lograr una bomba nuclear y que no habrá otra oportunidad como esta para impedirlo e, incluso, defenestrar a un régimen islámico enfrentado con Washington desde la revolución que encabezó el ayatolá Jomeini en 1979. Entre las voces a favor, el senador Lindsey Graham, firme aliado de Trump, ha declarado que Irán representa “una amenaza existencial” para Israel, un país amigo de EE UU.
El último en instar al presidente a pensárselo dos veces ha sido Bannon, quien fuera mano derecha de Trump en los inicios de su primer mandato y una de las voces más influyentes en el ala ultraderechista republicana. “No podemos volver a hacer esto”, declaró el actual responsable del pódcast War Room. “Vamos a destrozar el país. No podemos tener otro Irak”.
Los aislacionistas han seguido con preocupación la evolución de un presidente que llegó prometiendo no intervenir en el exterior, y cuya Administración declara que la de Ucrania no es su guerra ni se juega nada en lugares como Siria. En los primeros meses de lo que va de mandato, el presidente trató de presionar a Israel para un alto el fuego en Gaza, disuadir al primer ministro Benjamín Netanyahu de atacar a un Irán del que el israelí lleva 30 años asegurando que está a semanas de hacerse con una bomba nuclear. Hasta hace apenas un par de semanas, Trump se inclinaba por resolver el problema del programa nuclear iraní por la vía diplomática.
Ahora, agotados los 60 días que dio de plazo a Teherán para llegar a un acuerdo que pusiera fin a las actividades de enriquecimiento de uranio del régimen, ha dado su visto bueno a los bombardeos israelíes, refuerza la presencia militar estadounidense y se plantea muy en serio la posibilidad de atacar las instalaciones nucleares de Irán con una bomba de más de 13.000 kilos, tan pesada que solo la pueden transportar los potentes bombarderos B-52, pero la única con capacidad de destruir búnkeres tan protegidos y tan profundos como el de Fordow, al sur de Teherán, donde la República Islámica tiene la base de su programa nuclear.
Ese paso puede acarrear consecuencias que se arrastren durante años. Ponerse del lado de Israel en este caso podría dinamitar las excelentes relaciones que Trump mantiene con los regímenes árabes del Golfo. Podría causar la caída del régimen iraní, sin que esté muy claro si hay algo que podría sustituirle que no implique el caos. Podría afectar a sus planes de imponer aranceles generalizados. Y podría tener un impacto en la guerra en Ucrania, donde Washington continúa asegurando que busca un alto el fuego lo antes posible.
Hasta el momento, Trump asegura que “nadie sabe” qué es lo que acabará decidiendo. “Podría atacar. O podría no hacerlo”, declaró el miércoles.
“Estados Unidos primero”
Bannon no es el único dentro del movimiento MAGA que ha expresado sus dudas sobre la sensatez de este paso y su apoyo a mantenerse al margen. La congresista Marjorie Taylor-Greene, del ala más ultraderechista republicana y que habitualmente apoya todas y cada una de las ideas de su líder, ha declarado que “una guerra en Oriente Próximo llevaría a Estados Unidos 20 años atrás”. En la red social X ha opinado también que “cualquiera que charlatanee en favor de que Estados Unidos se implique totalmente en la guerra entre Israel e Irán no es MAGA/Estados Unidos primero”.
Trump ha restado, de momento, importancia a las aparentes discrepancias entre su base electoral, “Mis partidarios me quieren todavía más hoy, y yo los quiero más que durante las elecciones”, aseguró el miércoles. Sobre la posibilidad de un ataque, precisó: “Solo quiero una cosa: Irán no puede tener armas nucleares”. También declaró: “No estoy buscando pelear. Pero si el dilema está entre pelear o que tengan un arma nuclear, uno hace lo que tiene que hacer”.
Pero también reconoció que algunos de sus partidarios no están “muy contentos ahora mismo”. Ante lo visible de los desacuerdos internos, la Casa Blanca se ha puesto en contacto con algunas de las voces más influyentes contra un posible ataque para pedir moderación, según publicó este jueves el periódico Wall Street Journal.
Una encuesta instantánea del periódico The Washington Post mostró el miércoles que el 45% de los estadounidenses están en contra de un ataque militar, mientras que un 25% lo apoya. Otro 30% no está seguro. Dos tercios de los demócratas rechazan bombardear Irán, pero entre los republicanos las opiniones están más divididas: un 47% apoya la idea, frente a un 24% que la condena y un 29% que no se pronuncia.
Un alto cargo de la Casa Blanca, citado por el digital Politico, ha declarado: “La gente dice que tenemos que mantener la coalición unida… bien, si eres Donald Trump, que en el fondo de tu corazón sabes que no te vas a presentar a otras elecciones, ¿haces eso? ¿O haces lo correcto? Está centrado sobre todo en hacer lo que piensa que es lo correcto para el país, y lo que siempre ha querido hacer por el país”.
El alto cargo añadía que Trump “es consciente de las críticas”, pero está convencido de que sus partidarios acabarán cerrando filas en torno a él. Habrá que ver si es así y el líder republicano vuelve a tener razón al creer que sus votantes se lo perdonan absolutamente todo.
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