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Israel lanza otra invasión terrestre en Gaza para ocupar nuevo territorio de forma permanente

El ejército israelí enmarca los bombardeos de esta semana en las “fases iniciales” de esa ofensiva. El Gobierno de Hamás en la Franja eleva a 200 los muertos de las últimas 24 horas

Tanques israelíes junto a la frontera con la franja de Gaza, este sábado. Foto: Amir Cohen (REUTERS) | Vídeo: EPV
Trinidad Deiros Bronte

El infierno que desde hace 19 meses vive la población de Gaza sigue un guion que, desde el martes, se ha repetido de nuevo: bombardeos contra edificios, escuelas, hospitales, tiendas de campaña —o palestinos que huyen por la calle—; órdenes de desalojo masivas y, por último, operaciones con fuerzas terrestres y tanques como los que este viernes entraron en el norte de la Franja. El ejército de Israel ha confirmado este sábado el inicio de una nueva invasión terrestre de Gaza para ocupar de forma permanente nuevas zonas del territorio palestino. Los más de 400 muertos -200 en las últimas 24 horas, según el Gobierno de Hamás en la Franja- que fuentes sanitarias palestinas denuncian en los últimos tres días en el enclave, han sido, como se temía, el preludio de esa nueva operación terrestre bautizada con un nombre de resonancias bíblicas: Los carros de Gedeón.

El anuncio, divulgado en la cuenta de Telegram del ejército, asegura que, “durante las últimas 24 horas”, las tropas israelíes “han lanzado ataques extensivos y movilizado fuerzas para apoderarse de áreas controladas en la Franja de Gaza, como parte de los movimientos iniciales de la operación Carros de Gedeón y la expansión de la campaña en Gaza, para lograr todos los objetivos de la guerra". Esos objetivos son, recoge el comunicado, “la liberación de rehenes y el desmantelamiento de la organización terrorista Hamás”.

La nueva operación que confirma el comunicado militar de esta madrugada es la que el gabinete de seguridad israelí anunció el pasado día 5 para expandir progresivamente la ofensiva en Gaza hasta ocupar nuevos territorios sin vuelta atrás. Esta nueva invasión terrestre supone un salto cualitativo, como explicó entonces el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que aseguro que su ejército abandonará “el método de incursiones” para pasar “al de la conquista de territorios y la permanencia en ellos”.

El viernes, horas antes de que Trump concluyera una gira por Oriente Próximo de la que Israel quedó al margen, los tanques israelíes empezaron a avanzar en tres puntos del área septentrional de Gaza: el este de Yabalia, el norte de Beit Lahia y una tercera zona en el noroeste de la Franja. Esas dos localidades, Yabalia —especialmente su campo de refugiados— y Beit Lahia habían concentrado buena parte de los bombardeos de esa jornada, que también golpearon otras zonas del enclave.

Cuatro de esos tanques rodearon y atacaron una escuela en Beit Lahia, convertida en refugio para decenas de familias desplazadas, informaron fuentes locales a Efe.

El avance de esta nueva invasión está siendo rápido, según fuentes palestinas, por el pequeño —poco más de 40 kilómetros cuadrados— y arrasado territorio palestino. Este sábado de madrugada, los vehículos blindados israelíes se encaminaban ya hacia Deir al Balah, en el centro de la Franja. Su progreso iba acompañado del estruendo de unos bombardeos sin tregua, sobre todo en el norte. Las fuentes han informado de nuevos ataques esta noche en el campo de refugiados de Yabalia y contra dos hospitales, el Awda, en esa misma localidad septentrional, y el Hospital Indonesio, en Beit Lahia. Desde la madrugada del sábado, al menos 72 gazatíes han muerto en ataques israelíes, confirmaron fuentes médicas a la agencia Efe.

Esta nueva operación militar conlleva una de las pesadillas recurrentes de los gazatíes: un nuevo desplazamiento masivo. Un comunicado de la oficina de medios del Gobierno de Hamás en Gaza ha elevado este sábado a 300.000 personas los palestinos obligados a dirigirse desde localidades del norte hacia Ciudad de Gaza.

Ese nuevo éxodo transcurre además en medio de una situación humanitaria especialmente catastrófica. La población de la Franja se asoma a la hambruna cuando han transcurrido ya más de dos meses y medio desde que Israel cerrara a cal a canto la frontera, impidiendo totalmente la entrada de ayuda humanitaria. Ese bloqueo incluye la comida, los suministros médicos y otras mercancías vitales como el combustible.

Cuando los muertos superaban ya el centenar este viernes, según la Defensa Civil del territorio, bien entrada la tarde, el ejército israelí empezó a lanzar octavillas sobre varios vecindarios de Beit Lahia, dos escuelas que albergaban a desplazados y un sector del campo de refugiados de Yabalia.

“A todos los presentes en esta zona, esté usted en un refugio, una tienda de campaña o un edificio, se encuentra en una peligrosa zona de combate, por lo que corre riesgo su seguridad”, rezaba un texto que terminaba sentenciando a esos habitantes a acatar una enésima orden de desalojo. “Diríjanse inmediatamente al sur”, decía el texto en árabe.

La mayoría de los 400 muertos que las autoridades de Gaza han registrado en la Franja son mujeres y niños.

“Presión”

Según publica el diario israelí Haaretz este sábado, fuentes militares israelíes han descrito los bombardeos de los últimos días en Gaza como una forma de aumentar “la presión [sobre Hamás] en el marco de las negociaciones para un acuerdo de liberación de los rehenes”. De fracasar esas negociaciones, advirtieron esas fuentes, eso desencadenará el lanzamiento de esta nueva operación terrestre que, en realidad, ya está en curso, según el comunicado castrense de esta madrugada.

Horas después de la confirmación del inicio de la nueva invasión de Gaza, el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, se ha jactado de que Hamás había vuelto a la mesa de negociación gracias a la nueva ofensiva de sus tropas. Sin embargo, una “fuente implicada en las negociaciones” citada por el Haaretz ha señalado que el movimiento islamista palestino nunca había abandonado ese diálogo que transcurre desde el martes en Doha (Qatar). Taher al Nono, un dirigente de la organización, sí ha dicho a Reuters que ambas partes han abordado la discusión “sin condiciones previas”.

De esas conversaciones entre las partes en la capital catarí no ha trascendido prácticamente nada. Hasta este sábado, cuando otro dirigente del grupo palestino, citado por el diario catarí Al Araby al Jadeed, ha explicado que lo que se discute es un alto el fuego de dos meses que podrían abrir la puerta a una tregua permanente.

Israel se niega precisamente a acabar con la guerra. Netanyahu ha reiterado esta semana que incluso si Hamás liberara a los 58 rehenes aún en su poder-la mayoría, ya cadáveres- de los 251 que tomó el 7 de octubre de 2023, no piensa detener su ofensiva hasta lograr una “victoria total” sobre el movimiento islamista palestino.

Hamás había acusado este viernes al primer ministro israelí de “seguir cometiendo un genocidio” en Gaza por “la creciente masacre de la ocupación [como suele referirse a Israel] contra civiles”, según un comunicado difundido en Telegram.

Los ataques de esta semana han convertido los últimos días en los más mortíferos desde que Israel rompiera unilateralmente el último alto el fuego el 18 de marzo, precisamente para no tener que negociar el final de sus ataques en Gaza. Ello a pesar de que la segunda fase de la tregua que se negó a discutir implicaba la liberación de los rehenes. La lista de muertos en Gaza en los 19 meses desde el inicio de la ofensiva israelí supera ya los 53.300, según fuentes sanitarias del territorio.

La nueva operación militar israelí ha suscitado ya algunas críticas internacionales. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha reprochado a Israel el uso de una “fuerza militar desproporcionada” en Gaza. También el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, ha criticado con matices “las últimas decisiones de Israel” e instado a acordar un alto el fuego. Alemania se ha limitado a comunicar su “profunda preocupación” por esta nueva operación terrestre.

Los países árabes, reunidos en la cumbre anual de la Liga Árabe en Bagdad, han instado este sábado a la comunidad internacional a que presione por el “fin del derramamiento de sangre” en Gaza. En ese mismo foro, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que España propondrá a la ONU que el Tribunal Internacional de Justicia se pronuncie sobre el bloqueo israelí a Gaza: “Palestina se desangra”.

Un plan militarizado

Los planes de la nueva invasión terrestre en Gaza se presentaron al mismo tiempo que Israel y Estados Unidos desvelaban un polémico plan para militarizar la ayuda humanitaria, cuyo paso previo es el desplazamiento de casi todos los gazatíes hasta el sur de la ciudad de Jan Yunis.

Según ese proyecto, los soldados israelíes controlarán con datos biométricos a los palestinos que se acerquen a cuatro puntos de distribución de ayuda establecidos por una turbia organización privada, la Gaza Humanitarian Foundation, que ya ha anunciado que empezará a trabajar en la Franja a finales de este mes. Esa organización repartirá un mínimo de ayuda bajo la supervisión del ejército israelí y de contratistas privados de seguridad de EE UU; es decir, de mercenarios.

Tanto la ONU como las ONG se han opuesto rotundamente a ese proyecto y que solo recoge la entrada en Gaza de 60 camiones con alimentos al día, el 10% de los que penetraron en el territorio durante la tregua, algo insuficiente ya entonces y aún más ahora. La cadena británica BBC publicó el jueves imágenes por satélite que muestran que ya se están construyendo los puntos de distribución que prevé Israel para repartir esa ayuda que, además, se calcula que solo llegará a 1,2 millones de los 2,1 millones de palestinos de Gaza.

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Sobre la firma

Trinidad Deiros Bronte
Periodista de Internacional. Fue corresponsal en el Magreb y en África Subsahariana durante una década. Cubrió las primaveras árabes y las guerras en la República Centroafricana y Congo. Ha informado, como enviada especial, del conflicto en Oriente Próximo y la ofensiva de Israel en Gaza y Líbano. Se ocupa de Irán, Afganistán y el Golfo Pérsico.
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