Trump y León XIV, dos perfiles muy distantes y una conexión incierta
El presidente de EE UU califica como “un honor” el nombramiento del primer papa estadounidense

El presidente Donald Trump ya no está solo como el estadounidense con más poder o influencia del planeta. A partir de ahora comparte el honor con Robert Francis Prevost, nacido en Chicago y elegido este jueves como el nuevo Papa, León XIV. La relación entre ambos —a simple vista completamente diferentes en personalidad y opinión— será fundamental en momentos en los que el populismo se encuentra en auge y las políticas aislacionistas y contra la inmigración crecen en el mundo.
El inquilino de la Casa Blanca se apresuró a saludar el nombramiento, que calificó como un “honor”. “Enhorabuena al cardenal Robert Francis Prevost, que acaba de ser nombrado papa. Es un honor darse cuenta de que es el primer papa estadounidense. Qué ilusión, y qué gran honor para nuestro país”, escribió en la red social de su propiedad, Truth, inmediatamente después de que Prevost compareciera en el balcón ante los fieles que le aclamaban en la plaza de San Pedro del Vaticano. “Tengo muchas ganas de reunirme con él. ¡Será un momento muy significativo!”, agregó Trump.
En declaraciones posteriores a la prensa, el presidente de Estados Unidos volvió a reiterar: “Que el Papa sea un ciudadano estadounidense representa un gran honor. Un gran honor”. Por su parte, el vicepresidente J.D. Vance, convertido al catolicismo en 2019 y el político estadounidense de mayor rango practicante de esta confesión, escribía en redes sociales: “¡Enhorabuena a León XIV, el primer papa estadounidense, en su elección! Estoy seguro de que millones de católicos estadounidenses y otros cristianos rezarán por su éxito dirigiendo la Iglesia. ¡Que Dios le bendiga!"
Cuál será la futura relación entre los dos es aún una incógnita. El estadounidense ha desarrollado la mayor parte de su carrera eclesiástica en Perú, país del que tiene la nacionalidad, y en Roma. Su perfil dentro de la Iglesia católica estadounidense es casi inexistente.
Alineado con Francisco
Ideológicamente, Prevost se alinea con las tesis de su predecesor, Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, que lo nombró prefecto del influyente Dicasterio de los Obispos en Roma. Este dato apunta a que los contactos entre Washington y el Vaticano pueden ser tan complicados como lo fueron en el papado anterior. Francisco se había mostrado muy crítico sobre las intransigentes políticas migratorias de la actual Administración republicana.

La selección de su nombre como papa ya proporciona una pista de cuáles serán sus prioridades. León XIII fue el primer papa que firmó una encíclica en defensa de los derechos de los trabajadores, pero alejándose del comunismo. Fue un pontífice preocupado por las condiciones de vida de los más humildes, los campesinos y obreros. La elección del nombre de León XIV parece indicar que quiere seguir por esa vía.
Tras la muerte de Francisco, y antes de que comenzara el cónclave, el presidente estadounidense había mostrado sus simpatías hacia el arzobispo de Nueva York, el conservador Timothy Dolan.
El mandatario estadounidense había causado también la irritación entre católicos de todo el mundo, y suscitado la crítica de los obispos neoyorquinos, cuando el fin de semana pasado publicó en su cuenta en Truth una imagen suya generada por inteligencia artificial en la que se le veía ataviado con la mitra y el solideo blancos del papa. Trump también había bromeado con la prensa acerca de que se veía como un buen candidato para ocupar la silla de San Pedro.
En una cuenta de X (antiguo Twitter) bajo el nombre de Robert Prevost, creada en 2011, se publicaron mensajes en defensa de toda una gama de ideas que son anatema para Trump. Las publicaciones de esta cuenta, aparentemente gestionada por Prevost, expresan el apoyo a una reforma para un mayor control del uso de las armas en Estados Unidos. Como lo fue Francisco, el Prevost que retrata esa cuenta de X es un entusiasta de las medidas para combatir el cambio climático, y partidario del movimiento Black Lives Matter, en favor de la igualdad para la población afroamericana en su país natal. En cambio, Trump da prioridad absoluta al desmantelamiento de las políticas de igualdad y diversidad en todas las instituciones estadounidenses, empezando por el propio Gobierno federal.
León XIV parece oponerse firmemente a las políticas migratorias de la Administración Trump centradas en las deportaciones masivas. La última publicación en la mencionada cuenta en X, del 14 de abril, es el retuit de un mensaje en el que un usuario critica la reunión en el Despacho Oval entre el presidente estadounidense y su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, en la que ambos rechazaron el regreso a EE UU de Kilmar Abrego García, un salvadoreño deportado a su país de origen por error y a pesar de que lo prohibía una orden judicial.
Otro mensaje en la supuesta cuenta de Prevost arremete tajantemente contra esa política: “No hay nada remotamente cristiano, estadounidense o moralmente defendible sobre una política que arrebata los niños a sus padres y los almacena en jaulas. Eso se está perpetrando en nuestro nombre y la vergüenza recae sobre todos nosotros”.
El nuevo Papa también se muestra muy crítico con el vicepresidente, J. D. Vance, precisamente el católico de mayor rango en la Administración republicana. El número dos de Trump había aludido al ordo amoris, un enunciado medieval que según él indica que la doctrina católica otorga prioridad a los lazos con los familiares y amigos más cercanos. Un supuesto que el papa Francisco se había apresurado a desmontar. El 3 de febrero, la cuenta atribuida a Prevost escribe: “J. D. Vance está equivocado. Jesucristo no nos pide que jerarquicemos nuestro amor por los demás”.
Estas posiciones no parecen muy del gusto de los círculos trumpistas más recalcitrantes. La activista y bloguera de ultraderecha Laura Loomer, gran aliada del presidente, declaraba en X que el nuevo papa “es anti-Trump, antiMAGA (el movimiento que encabeza el republicano), en favor de las fronteras abiertas y un marxista total, como el papa Francisco”. Y agregaba: “los católicos no tienen nada bueno que esperar. Solo otra marioneta marxista en el Vaticano”.
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