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El primer ministro de Japón vuelve a visitar un templo que honra a criminales de guerra

Las anteriores visitas de Junichiro Koizumi desataron protestas dentro y fuera del país nipón

El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, ha visitado por quinta vez el templo sintoísta de Yasukuni, en Tokio, un centro del nacionalismo japonés donde se rinde culto a 2,5 millones de caídos en combate y a 14 criminales de guerra.

Las anteriores visitas de Koizumi a este polémico templo desataron una ola de protestas dentro y fuera del país, ya que este lugar se asocia al pasado imperialista de Japón en Extremo Oriente. Además, en dos veredictos, los Tribunales Superiores de las provincias de Fukuoka y Osaka estimaron en su momento que al menos un par de las visitas de Koizumi al santuario eran inconstitucionales.

Poco después de la visita de Koizumi, el ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Ban Ki-moon, ha llamado a consultas al embajador japonés en Seúl y ha expresado la protesta oficial de su país. "No podemos sino expresar un profundo pesar y nuestra decepción por esta visita, realizada a pesar de la reiterada petición de que no visitara el templo, símbolo del pasado imperialista japonés que provocó un daño irreversible a Corea y otros países asiáticos", ha declarado Ban.

El primer ministro, que acudió acompañado de sus escoltas, se acercó al altar principal de Yasukuni y oró en el mismo emplazamiento que utilizan los millones de personas que visitan el santuario cada año.

Críticas

Aunque Koizumi ya había anunciado hace meses su intención de volver a Yasukuni, esta visita desencadenará nuevas críticas entre los sectores de la sociedad japonesa que le acusan de escuchar a los sectores ultranacionalistas de su partido, el Liberal Demócrata.

La polémica llegó a este recinto sagrado en los años setenta, cuando se incorporó al panteón a 14 criminales de guerra, la mayoría ajusticiados al terminar la Segunda Guerra Mundial. Desde que Koizumi llegó al poder en abril de 2001 había visitado en cuatro ocasiones este santuario sintoísta con el argumento de que el homenaje allí rendido era siempre a título personal y no como primer ministro.

Estas visitas han sido también condenadas fuera de Japón, sobre todo en China, Taiwán y Corea del Sur, países que fueron víctimas del militarismo nipón en la primera mitad del siglo XX.

Koizumi (segundo por la derecha) sale del santuario de Yasukuni.

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