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TRABAJAR CANSA
Columna
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La Europa de los cobardes y los pelotas

Uno no puede esperar mucho de países que creen tener a Dios de su parte y por eso pisotean la ley y la verdad, pero ver que la UE calla y retrocede ante los bárbaros es el fin del sueño europeo

Mordechai Vanunu
Íñigo Domínguez

En 1992 un diputado advirtió en el Parlamento israelí: “Podemos presumir que dentro de tres o cinco años Irán será autónomo en su capacidad para producir una bomba nuclear. Esta amenaza debe ser neutralizada por un frente internacional guiado por Estados Unidos”. Se llamaba Benjamín Netanyahu y luego como primer ministro siguió profetizando lo mismo durante décadas, aunque nunca terminaba de ocurrir, pasados esos tres o cinco años. Al final consiguió lo que quería, pero aún no sabemos si esta vez Irán tenía la bomba o seguía siendo una trola de Netanyahu. Da igual, la verdad no ha sido un problema, y la ley o el derecho internacional, tampoco.

La verdad, en cambio, sí es un problema si hablamos de las armas nucleares de Israel: oficialmente no las tiene, pero sabemos que sí. El problema lo tuvo un israelí llamado Mordejai Vanunu. Es una historia ejemplar para toda democracia que se precie. Vanunu era un judío marroquí que emigró a Israel con nueve años. Se hizo técnico nuclear y trabajó de 1976 a 1985 en la central de Dimona, que, en teoría, se dedicaba a usos civiles, ustedes ya me entienden. En realidad, fabricaba armas nucleares y como Vanunu era pacifista un día se fue a Londres y se lo contó a The Sunday Times. En 1986 el diario lo publicó, con planos y todo, y reveló que Israel tenía 200 cabezas nucleares (parece que fue Francia quien los ayudó). Vanunu alegó motivos de conciencia, porque su país lo hizo sin debate o permiso de sus ciudadanos. La reacción de Israel fue la normal en un país civilizado: mandó una espía que lo sedujo (se llamaba Cindy), le citó en Roma, donde un comando del Mosad lo drogó, lo secuestró y lo llevó a Israel. Lo hicieron en Italia para no cabrear al Reino Unido. Fue condenado a 18 años de cárcel y pasó 11 en aislamiento total, una violación de derechos humanos. Salió de prisión en 2004, ahora vive en Israel bajo libertad vigilada, no puede irse del país, ni hablar con extranjeros, ni dar entrevistas, ni usar un móvil, ni internet. Eso hace Israel con sus propios ciudadanos si dicen la verdad, pero si mientes más que nadie y eres un criminal de guerra puedes ser primer ministro.

El pasado mes de noviembre pareció que Israel admitía tener armas nucleares. Uno de los ministros locos de Netanyahu —mejor preciso porque son muchos: Amihay Eliyahu—dijo que la solución en Gaza podía ser una bomba nuclear. Pero no hace falta, Gaza ya es un paisaje posnuclear donde viven encerradas miles de personas. Después de matarlas de hambre, ahora el juego macabro es matarlas mientras van a buscar comida en los pocos puntos donde se la dan. Francotiradores disparan al montón y un día caen 46, otro 59… Van ya más de 400 muertos, según la ONU. Todo esto mientras estamos pendientes de Irán.

A la UE le ha llevado año y medio decidir que este cúmulo de crímenes de guerra es lo que es, pero luego ha concluido que no hará nada. En todo este teatro de la crueldad uno no puede esperar mucho de países que creen tener a Dios de su parte (Irán, Israel, Estados Unidos) y por eso pisotean la ley y la verdad. Pero es moralmente demoledor, y el fin del sueño europeo, que la UE, que no tiene a Dios detrás, que se sepa, sino los derechos y la democracia, calle y retroceda ante los bárbaros. En estos tiempos terribles solo los fanáticos son firmes en sus principios. Europa no dice la verdad, ni defiende la ley, pero lo peor es ver a Mark Rutte haciéndole la pelota a Trump. No he visto nunca una pandilla semejante de petimetres tan cobardes y serviles. Estos son ahora los auténticos valores europeos, más que los que se proclaman.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Corresponsal en Roma desde 2024. Antes lo fue de 2001 a 2015, año en que se trasladó a Madrid y comenzó a trabajar en EL PAÍS. Es autor de cuatro libros sobre la mafia, viajes y reportajes.
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