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Tobias Menzies: “The Crown’ me abrió puertas, pero tampoco fue una cosa enloquecida”

El actor británico se dio a conocer en series como ‘The Crown’ o ‘Juego de Tronos’ y ahora ha unido su rostro memorable a los de Brad Pitt y Javier Bardem en ‘F1′, uno de los grandes éxitos del verano

Tobias Menzies

Tiene una cara que parece dibujada, arrugas visibles, rasgos marcados... una cara que cuenta todo. Quizás por eso Tobias Menzies (Londres, 51 años) suele interpretar a tipos duros, antihéroes, hombres complicados que no se sabe por dónde van a salir. Entre algunos de sus roles más conocidos está su sarcástico duque de Edimburgo en The Crown, Bruto en Roma o el violento Jack Randall en Outlander; fuera de la pantalla, no hay rastro de esos personajes. Aunque mantiene el recelo natural de los actores con respecto a la prensa, Menzies es todo humildad y cortesía. Vestido con una camisa de flores, nos cita en el café de su barrio al que va siempre en una rara mañana soleada de la capital británica.

“Hace demasiado buen tiempo para ir al teatro”, contesta a la pregunta de si ha visto algo interesante últimamente. En días así, prefiere pasar el tiempo nadando en las lagunas que hay cerca de su casa, en Hampstead, una especie de bosque urbano no muy lejos del centro de Londres.

Tobias Menzies
Tobias Menzies

Lo cierto es que le toca un descanso. Acaba de cerrar una temporada intensa de rodajes y escenarios en Londres y Nueva York. Y acaba de estrenar su proyecto cinematográfico más reciente, F1, en el que comparte cartel con Javier Bardem y Brad Pitt. Dirigida por Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick), la película ha sido rodada en circuitos reales durante descansos y tiempos muertos de los Grandes Premios. “Filmamos en los boxes, las pistas y en zonas de acceso restringido como el paddock, pero disponíamos de una ventana muy pequeña y enseguida debíamos apartarnos porque empezaban las carreras”, explica.

Trabajar con Brad Pitt frente al público debió ser toda una experiencia. “Vivimos reacciones reales sobre las que no teníamos mucho control”, comenta con una sonrisa que da a entender que hay alguna que otra historia detrás. “No conocía nada de la F1 y todo lo que rodea a ese circo me pareció increíble, muy raro. Obviamente hay una gran cantidad de dinero en juego. Ese ambiente posee una energía muy particular, que intenta capturar esta película”.

En sus más de 25 años de trayectoria, Menzies ha ido alternando papeles en televisión, cine y teatro, en grandes producciones como Casino Royale o Juego de Tronos (Edmure Tully en la Boda Roja), o proyectos más minoritarios como una versión contemporánea de Antígona. Sin embargo, su nombre no empezó a sonar fuera de la industria hasta que llegó a The Crown. El actor, que se ha confesado republicano, ha experimentado un empujón profesional gracias a este retrato de la familia real británica. “Probablemente se me han abierto puertas, pero tampoco ha sido una cosa enloquecida. Quizás se note en el hecho de que hago menos castings y tengo más ofertas de trabajo. Intento no pensar demasiado en ello”.

Tobias Menzies
Tobias Menzies

El caso es que aún puede tomar un café en el barrio sin que nadie le moleste. “Cuando hago televisión, los espectadores me ven en sus casas, con el portátil en la cama, así que asocian mi cara con sus vidas. Yo creo que por eso me preguntan a menudo si nos conocemos del trabajo. Me gustaría decir: ‘¡Nos vemos el lunes!’, pero tengo que dar una respuesta más aburrida y admitir que soy actor. Entonces se avergüenzan o se mosquean”.

Es curioso que esto le suceda a alguien que creció sin la compañía de la televisión. “A los seis años estaba obsesionado, era prácticamente un adicto y mi madre decidió deshacerse de ella. No comparto las referencias de los programas infantiles de la época, pero en cambio crecí trepando a los árboles y montando en bici”. Cuando era niño se trasladó con su madre, profesora de teatro y literatura, desde Londres al condado de Kent, donde él y su hermano vivieron una infancia hippie en pleno campo, asistiendo a una escuela alternativa. Con su madre también vivió una temporada en India, en el ashram del siniestro Osho, del que su madre era seguidora.

Le gustaba jugar al tenis, y no se interesó por ser actor hasta que dejó el colegio. “Admiraba a grupos de teatro físico como Complicité y quería formarme en la escuela de mimo de Jacques Lecoq en París, pero no podía pagarla, en mi familia no había dinero. Conseguí una beca para RADA (Real Escuela de Arte Dramático) y la acepté con la intención de crear mi propia compañía. Pero al llegar allí descubrí que disfrutaba con la actuación”. Aún prepara producciones con amigos: “Videos de danza, instalaciones… siempre estoy haciendo cosas”, asegura.

Se ha escrito mucho sobre el rostro de Menzies, pero lo importante es cómo lo utiliza como herramienta de trabajo. Un ejemplo claro es el episodio de The Crown en el que su duque de Edimburgo vive una crisis existencial mientras los astronautas estadounidenses pisan la luna por primera vez. Tras conocer a Armstrong, Collins y Aldrin, Menzies hace que veamos al duque de Edimburgo pasar de la emoción contenida a la decepción de una forma sutil pero devastadora. Solo por ese episodio se hubiera merecido el Emmy que ganó. Además, es una muestra del nivel de interpretación que es común entre los actores británicos. ¿Por qué salen tantos buenos intérpretes de esta isla?

Alguien que conoce bien la obra de Shakespeare, ha trabajado con Olivia Colman y Judi Dench o compartido piso con Helena Bonham-Carter quizás sepa la respuesta. “Bueno, Bardem, un actor brillante, es español”, corrige. “Creo que el secreto de una buena actuación es no revelarlo todo, que haya cosas que se queden dentro. Así vive la mayoría de la gente y eso construye un buen drama. Un personaje te atrae porque recibes algo, pero no todo. Quizás esa reserva sea algo que surge de manera más natural en los británicos”, reflexiona por fin. “Por otra parte está el hecho de que se estudia en el colegio y de que el idioma es una ventaja en la industria. Tienes que ser realista, verlo desde una perspectiva marxista, y seguir la pista del dinero. Hay muchos actores europeos que no hablan inglés como lengua materna y eso limita sus oportunidades en las superproducciones estadounidenses”.

Tobias Menzies

Y su futuro promete. Acaba de llegar de Budapest del rodaje de la nueva producción de Ruben Östlund (El triángulo de la tristeza), con Keanu Reeves. “Es otra locura de película, ha sido muy emocionante. Se estrenará en Cannes el año que viene. Aparte de eso, tendré que ponerme a buscar trabajo aquí”, bromea. No parece muy preocupado.

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