De “un clásico” a “una porquería”: ocho series que nunca debieron tener segunda parte

Sólo hace falta echar un vistazo a la cartelera cinematográfica para constatar que vivimos en la era de las secuelas, las precuelas y los reinicios, también llamados reboots. Un fenómeno motivado por la nostalgia y la búsqueda de marcas reconocibles que aseguren resultados en taquilla y que no se limita al cine. En los últimos años la televisión también está padeciendo una sobredosis de retornos. En ocasiones las nuevas versiones incluyen a elenco original, algo que sucederá con Malcolm, que llega este año a Disney+, y otras nos presentarán nuevos protagonistas, como por ejemplo La casa de la pradera. Unas funcionan: Twin Peaks permitió a David Lynch recuperar el control sobre su serie y darle un final adecuado. Otras se quedan en tierra de nadie: la vuelta de Expediente X no entusiasmó a nadie, pero tampoco provocó críticas cáusticas. Y unas pocas pasan de series de culto a placeres culpables, un término que parece acuñado para definir And Just Like That. Pero en la mayoría de las ocasiones fracasan estrepitosamente en su intento por revivir el éxito de los originales. Repasamos ocho casos de los que aprender.

Murphy Brown (1988-1998)

Es difícil que en este presente de audiencias fragmentadas una serie se convierta en un fenómeno capaz de provocar un terremoto político, pero en 1992 Murphy Brown, protagonizada por la actriz Candice Bergen, mantuvo un duelo con Dan Quayle, por entonces vicepresidente de los Estados Unidos, que trascendió la pantalla, y todo por la decisión del personaje de tener un hijo sin estar casada. Brown, una periodista alcohólica en rehabilitación con un carácter endiablado y para la que el trabajo era prioridad absoluta, supuso un soplo de aire fresco en la televisión de finales de finales de los ochenta. A lo largo de sus diez temporadas ganó 18 premios Emmy y cinco de ellos fueron para Bergen que acabó retirándose de la contienda para que otras actrices pudiesen tener una oportunidad.

Por qué no funcionó su regreso en 2018:

Su retorno fue una de las noticias televisivas más importantes del año. La vuelta recuperaba a todo el equipo, incluida su creadora Diane English, la mujer que junto a Bergen consiguió llevar a Murphy Brown al olimpo de las series. La expectación fue tanta como la decepción que acompañó a su estreno. El tiempo no había pasado para ellos, pero sí para los espectadores. Lo que hace veinte años era mordacidad ahora sonaba a sermón y el único recurso humorístico se limitaba a chistes sobre Trump y su entorno, algo que podía funcionar hace dos décadas, pero no en un momento en el que la inmediatez que proporcionan las redes sociales provoca que un noticia pase de moda casi en cuestión de horas. El ciclo informativo se quema a un ritmo inasumible para una serie semanal. El desempeño de Candice Bergen seguía siendo impecable, pero en los guiones ya no había frescura. The New York Times fue implacable: “Murphy Brown regresa, pero no para mejor”. La audiencia pensó lo mismo y, tras 13 capítulos, fue cancelada por la cadena CBS.

Frasier (1993-2004)

Frasier fue un spin-off de la legendaria Cheers, o sea, una serie que se centra en un personaje que ya existía en otra. Basada en uno de los parroquianos del local, el doctor Frasier Crane, un psiquiatra snob de Boston que tras su divorcio se traslada a Seattle para vivir con su padre cascarrabias, acabó siendo tan prestigiosa como la serie original y convirtió a su protagonista Kelsey Grammer en uno de los actores mejor pagados de la televisión estadounidense. El capítulo final fue visto por 25 millones de espectadores y a lo largo de sus 11 temporadas en NBC ganó 37 premios Emmy.

Por qué no funcionó su regreso en 2023:

“Excepto las risas enlatadas, no hay casi nada del original que perviva en esta secuela, que no es ningún desastre, pero sí una insípida decepción”, escribió Alex Vicente en EL PAÍS a raíz de su estreno. Es lo peor que se puede decir de una serie que había alcanzado cotas de excelencia. Frasier seguía allí, pero era como un zombi sin alma. “Sin gracia, forzada y absolutamente insípida, la nueva Frasier es una copia flácida de la original”, sentenció USA Today. Tras 19 años de ausencia de las pantallas, Frasier Crane volvía, siendo ahora el padre de un hijo diametralmente opuesto a él e intentando repetir las mismas dinámicas, pero el mundo había cambiado y la televisión ofrecía ya un buen número de series que parodiaban el estilo de vida de los ricos. Ahora los espectadores querían verles sufrir. Reírse de ellos, más que con ellos. Tras su segunda temporada fue cancelada por Paramount.

Héroes (2006-2010)

“Salva a la animadora, salva al mundo” fue la misteriosa frase que atrapó a los amantes de la televisión en 2006. Durante su primera temporada todo el mundo se volvió loco por una serie cuyo argumento era tan sencillo como enigmático: un grupo de personas (la mayoría atractivas, eso siempre es importante) adquirían poderes especiales y mientras aprendían a lidiar con ellos debían saber por qué habían sido agraciados por ese don (o desgracia) y cuál era la relación entre ellos. La serie de Tim Kring no partía de un concepto demasiado original, pero se benefició de una cuidada estética de cómic y personajes bien definidos como los carismáticos hermanos Petrelli, la indestructible animadora Claire Bennet o el magnético malvado Sylar.

Por qué no funcionó su regreso en 2015

Aunque la primera y excelente temporada gozó de un éxito abrumador que proporcionó a la NBC cifras que no había obtenido en años, probablemente habrá pocas personas leyendo esto que hayan llegado al último capítulo de su cuarta temporada. El carácter de los protagonistas iba desdibujándose capítulo a capítulo, las conspiraciones eran cada vez más enrevesadas y surgían nuevos personajes que no aportaban demasiado. El intento de resucitarla con Heroes Reborn sufrió exactamente los mismos problemas. Con el malvado Noah Bennet de nuevo al frente, volvían las peripecias intricadísimas y las conspiraciones tras las conspiraciones. Una sucesión de despropósitos que fue agotando la paciencia de los pocos espectadores que se animaron a volver a seguirla. “Ser ambicioso es una cosa y ser un gran desastre es otra muy distinta”, escribió Los Angeles Times. En Reddit fueron menos elegantes: “Pura basura”. Lo que había nacido como una miniserie con vocación de mantenerse en antena fue cancelada tras su primera temporada. A pesar del fracaso, se vuelve a hablar de su vuelta. Hace un año la web Deadline afirmó que Tim Kring estaba preparando Héroes: Eclipsed con nuevos personajes.

Prison Break (2005-2009)

A mediados de la década de los 2000 las series de “alto concepto”, ficciones basadas en una premisa fácilmente vendible, tomaron las pantallas. Y Prison Break fue uno de sus mejores ejemplos. Contaba la historia de los hermanos Michael Scofield y Lincoln Burrows en la prisión de máxima de seguridad de Fox River. Uno cumplía condena por un crimen que no había cometido y el otro entraba en en la cárcel para rescatarlo gracias a un plan meticuloso que llevaba tatuado en su cuerpo. Prison Break dominaba el arte del cliffhanger (las sorpresas en el último momento) como pocas veces se había visto en televisión y su constantes giros de guion y unos secundarios bien definidos y con historias propias la convirtieron en una de las series favoritas de la temporada.

Por qué fracasó su retorno en 2017:

Al igual que sucedió con Héroes, la pérdida de calidad fue alarmante. Aunque cabe destacar que ambas sufrieron los estragos provocados por una huelga de guionistas que afectó a muchas series en 2007, pero al igual que sucedió con la serie de Tim Kring, los problemas ya venían de antes. Prison Break pasó de ser la serie que todo el mundo quería ver a la serie de la que apetecía huir. Tras su cuarta temporada Fox declaró que la ficción se cancelaba debido a la falta de creatividad del equipo de guionistas. “El espectáculo acaba de terminar. Llegas a un punto creativo en el que sientes que ya se han contado todas las historias y quieres terminar con fuerza”. Unas palabras que se deshicieron como un azucarillo cuando siete años después se anunció que la serie volvía con una nueva temporada. Un retorno que implicaba resucitar a su personaje principal: a pesar de dejarlo bien muerto el espectador debía creerse que durante todo ese tiempo había estado cautivo en una prisión de Yemen, de la que, por supuesto, sus antiguos compañeros de todas las anteriores prisiones por las que había pasado, iban a ayudarle a escapar. Una artimaña enrevesadísima que dejaba claro que la serie iba a volver a repetir los errores del pasado. Duró nueve capítulos y no tuvo continuación, pero recientemente se ha sabido que sus responsables se plantean una nueva resurrección de la serie porque el showrunner es el único animal que tropieza tres veces con la misma piedra.

Juzgado de guardia (1984-1992)

Una figura tan aparentemente seria como la de un juez ha protagonizado no pocas comedias clásicas. Y si hablamos de televisión hay uno que ha provocado más risas que nadie: Harry Stone, juez, mago y jovencísimo, poco más de 30 años, algo bastante inverosímil, pero daba igual. Su Juzgado de Guardia fue uno de los lugares más divertidos de la televisión de los años ochenta gracias a su protagonista y a un grupo de secundarios excepcional que incluía al alguacil Bull y al mujeriego fiscal Dan Fielding. Sin olvidar que detrás de todo eso estaba Reinhold Weege, uno de los guionistas de la soberbia M*A*S*H.

Por qué no funcionó su regreso en 2023:

Ante la imposibilidad de recuperar a su brillante protagonista (Harry Anderson falleció en 2018) quien se puso al frente del nuevo juzgado de guardia fue su hija, Abby Stone, interpretada por Melissa Rauch, una de las protagonistas de The Big Bang Theory. A su lado volvíamos a encontrar al inefable Dan Fielding, interpretado de nuevo por John Larroquette, como único superviviente del elenco original. La crítica no se entusiasmó con el retorno. “Este Juzgado de Guardia es culpable de no ser ni divertido ni entretenido”, escribió Paste Magazine, pero la audiencia la arropó, tal vez por el encanto y la popularidad de Rauch. El estreno fue tan esperanzador que no tardó en conseguir la renovación; sin embargo, acaba de ser la última víctima de las cancelaciones: Variety ha anunciado recientemente que no habrá una tercera temporada, ni siquiera una breve que permitiese dar un cierre digno, como pedían los productores.

El coche fantástico (1982-1986)

A pesar de que sus constantes reemisiones en Antena 3 nos puedan hacer pensar que fue una serie de decenas de temporadas, lo cierto es que apenas tuvo cuatro, pero fueron suficientes para seducir a la audiencia. La premisa era sencilla, casi infantil: un coche que habla y una especie de llanero solitario enfundado en cuero. No hizo falta más. Michael Knight, K.I.T.T. y la Fundación por la Ley y el Orden (y no podemos dejar de mencionar a Bonnie Barstow, tal vez la primera mujer que ejercía de mecánica en televisión) se convirtieron en uno de los emblemas de los ochenta, y gracias a Ladilla Rusa, en un himno cutrepop.

Por qué no funcionó su regreso en 2008:

Su cinco por ciento de valoración en Rotten Tomatoes lo dice todo. El retorno de Knight y K.I.T.T, a la televisión fue un desastre. “Hay mucho que despreciar en el nuevo El coche fantástico, una imitación sorprendentemente incompetente, apenas coherente y basada en publicidad sobre un autobot que cambia de forma y que debe más a Transformers que al cursi original de los ochenta que comparte su nombre”, publicó USA Today. El crítico Josh Modell fue más allá: “No lo vean, por favor. Y si encuentran a la persona a la que va dirigido este programa, llévenlo a que lo estudien antropológicamente”. El chulesco David Hasselhoff y su pecho palomo fueron sustituidos por el tan guapo como blandito Justin Bruening y el coche K.I.T.T. por una máquina sofisticada equipada con Inteligencia Artificial. Vale, ahora hasta un dedal de tienda de souvenirs incluye IA, pero estamos hablando de 2008, cuando todavía era algo aspiracional. La serie carecía del encanto del original y se parecía más a un crossover entre las sagas Bond y Fast and Furious. Se incluyeron toneladas de tecnología punta y acción (aunque lo que más nos gustaba era ver a K.I.T.T. subir la rampa del camión en el que se camuflaba) para atraer a nuevos espectadores hambrientos de emociones y se logró todo lo contrario. La pérdida de audiencia capítulo tras capítulo fue alarmante y no pasó de la primera temporada.

Embrujadas (1998-2006)

¿Aaron Spelling, tres brujas interpretadas por tres estrellas televisivas (Shannen Doherty de Sensación de vivir, Alyssa Milano de Quién es el jefe y Holly Mary Combs de Picket Fences) y un versión de How Soon Is Now de The Smiths como banda sonora? Embrujadas ya era un éxito seguro sobre el papel y no defraudó. Las hermanas Halliwell y su Poder de Tres se convirtieron en un fenómeno pop que se mantuvo en antena durante ocho temporadas en las que combinaban su lucha contra fuerzas sobrenaturales con las peripecias de cualquier postadolescente.

Por qué no funcionó su regreso en 2018:

En 2018 la cadena The CW anunció un regreso que definió como “un reinicio feminista feroz y divertido”, pero la audiencia no opinó lo mismo. O mejor dicho, los fans de la serie original. El de la nueva Embrujadas es un caso curioso: si en la original se hicieron célebres las disputas entre sus tres protagonistas, en la nueva las tres se unieron en banda para odiar la nueva propuesta. Holly Marie Combs acusó a la versión moderna de aprovecharse de su esfuerzo previo y Rose MCGowan, que había sustituido a Shannen Doherty tras su marcha, declaró que era “una porquería” (aunque confesó que no la había visto nunca). El cruce de improperios no se limitó al elenco: los guionistas también azuzaron en sus redes sociales. Desde una cuenta conjunta escribieron: “A diferencia de la versión original de la franquicia, teníamos una política de contratación estricta de ‘no se admiten imbéciles’ en la sala de guionistas. Lo sentimos mucho por ellos, porque a diferencia de ellos, nos caemos bien y nos lo pasamos GENIAL. ¡Adelante!”. Una lucha inédita en televisión que afectó a la audiencia, dividida entre su fidelidad al original y el sentimiento de que tal vez la nueva versión se mereciese una oportunidad. Resistió cuatro honrosas temporadas en la parrilla de The CW antes de ser cancelada por su baja audiencia.

Los hombres de Paco (2005-2010)

Empezó siendo una comedia y acabó como un thriller negrísimo con “boda roja” incluida que dejó traumatizados a miles de espectadores. La serie protagonizada por Paco Tous, Hugo Silva y Pepón Nieto fue un éxito de audiencia que se mantuvo en antena durante nueve temporadas, un hito al alcance de pocas ficciones patrias. Un éxito que se debió, además de a sus tramas, a la combinación de talento joven de estrellas en ciernes como Marío Casas y Michelle Jenner y actores consolidados de la talla de Juan Diego, Adriana Ozores y Amparo Larrañaga

Por qué no funcionó su regreso en 2021:

Los retornos no son muy habituales en las series españolas: éxitos incontestables como Anillos de Oro o Verano azul, tuvieron temporadas cortas y jamás volvieron a la pantalla a pesar de ser marcas reconocibles y muy queridas. Sí lo hicieron, por ejemplo, la episódica La huella del crimen y Turno de oficio, que tras una temporada en TVE volvió diez años después con su equipo al completo: Juan Luis Galiardo, Carme Elías y el “pedete lúcido” Juan Echanove. También volvieron al completo Los hombres de Paco y también una década después. Pero, como la nostalgia no es un valor seguro, el éxito le resultó más esquivo a pesar de que las expectativas que despertó eran altísimas. Que había ganas de volver a ver al equipo lo dejó claro la audiencia del primer episodio, más de dos millones y medio de espectadores, unos datos excepcionales que fueron desmoronándose semana a semana y llevaron a la serie de Globomedia a estar por debajo de los cien mil espectadores. Cuando la sangría de audiencia comenzó, Antena 3 la relegó al late-night, un movimiento que dejaba claro que aquel retorno no tendría continuidad. Y no la tuvo.