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Arranca la aventura universitaria: cómo empezar con buen pie

Ceremonias de bienvenida, mentorías, refuerzo académico y apoyo emocional: claves para un aterrizaje sin frustraciones ni abandonos

EXTRA FORMACIÓN 2 07/09/2025

El salto de bachillerato a la Universidad es un momento decisivo que muchos estudiantes viven con ilusión, pero también con gran incertidumbre. Así lo refleja una macroencuesta de LAB4Future —con más de 35.000 participantes— que se ha convertido en el mayor estudio de este tipo en España. Entre sus conclusiones: el 87% del alumnado considera que no recibió suficiente orientación y uno de cada tres empezó sin estar seguro de su elección. Los expertos coinciden en que la adaptación es más sencilla cuando se ofrece desde el principio, y al menos durante el primer cuatrimestre, información práctica, tutorías y acompañamiento. Las universidades españolas son conscientes y tienen en marcha distintas iniciativas.

La primera, el ritual del recibimiento. En los últimos años, muchos centros universitarios han adaptado la tradicional bienvenida al estilo estadounidense. Sin llegar al despliegue festivo de los campus americanos, es habitual organizar actos para estudiantes de primer curso, como visitas guiadas, sesiones informativas y charlas con profesores y alumnos veteranos. Más allá de lo práctico, el objetivo es generar comunidad desde el inicio. Y los alumnos lo valoran. Ana Tornos, que empieza ahora segundo curso del doble grado de Relaciones Internacionales y Protocolo en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid, lo recuerda: “Desde mi primer día me lo pusieron fácil. Varios antiguos alumnos nos hicieron un tour por el campus, nos presentaron los clubes y nos dieron consejos útiles. En octubre, dos veteranas compartieron su experiencia sobre profesores, organización y qué cosas repetirían o cambiarían”.

Rosa de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), explica que uno de los objetivos es, precisamente, proporcionar desde el inicio toda esa información y las herramientas necesarias a estudiantes que llegan de contextos muy diversos. “Desde el primer momento, su punto de contacto es su facultad, y todas organizan jornadas de bienvenida a las que se suma la Bienvenida Complutense, un evento informativo y festivo común en los tres campus y coordinado por la Casa del Estudiante”.

Mentores y ‘telémacos’

Otro de los programas que más fuerza han ganado en este proceso de adaptación son las mentorías: estudiantes más mayores, generalmente de segundo o tercer curso, que acompañan durante un tiempo a los recién llegados resolviendo dudas y compartiendo su experiencia. En la UCM, por ejemplo, más de 500 mentores formados guían a unos 2.000 alumnos de nuevo ingreso durante todo el primer cuatrimestre.

Luis Antonio del Prado, que acaba de terminar cuarto de Medicina en la UCM, ha sido uno de ellos. “Recibimos formación previa. En la Casa del Estudiante nos dan pautas sobre cómo llevar al grupo, cómo transmitir nuestra experiencia, además de enlaces y documentación útil”, explica. ¿Las dudas más comunes entre los recién llegados? “Qué optativas elegir o qué opciones hay más allá de las clases. Es el miedo a lo nuevo”, resume. “A veces basta con que alguien que ha pasado por lo mismo te lo cuente”.

Iria Fernández, que empieza ahora quinto de Farmacia en la misma universidad, añade que cada vez más estudiantes quieren participar. “Como no todos pueden, hay una pequeña criba. Antes se miraban solo las notas, ahora se valora también la diversidad de perfiles. La gente se apunta por generosidad, aunque da algún crédito”, confiesa. Ambos creen que el programa funciona bien, pero sugieren mejoras: “Grupos más pequeños de telémacos”, propone Luis, y “más homogeneidad entre facultades”, añade Iria. También cree que sería útil “hablar desde el principio de las salidas prácticas de la carrera”.

Propuestas nada menores si se tiene en cuenta que, según los últimos datos del Ministerio de Universidades (curso 2020-2021), el 22% del alumnado abandonó el grado elegido tras el primer año, lo que subraya la necesidad de acompañamiento desde el primer día.

En ocasiones, incluso desde antes. Es lo que hacen los denominados cursos cero, programas voluntarios y gratuitos que refuerzan conocimientos clave antes de comenzar las clases. La Universidad de Zaragoza ofrece, por ejemplo, cursos de Matemáticas y Física en agosto para estudiantes de nuevo ingreso, y la Universitat Politècnica de Catalunya combina mentorías con refuerzo académico para quienes llegan con carencias en materias troncales. La oferta crece cada año.

Retos pendientes

Se puede hacer más. “Aunque hemos desarrollado una red de acogida y atención muy sólida, todavía hay aspectos que queremos mejorar”, señala la vicerrectora de Estudiantes de la UCM. “Cada vez hay más estudiantes internacionales, por lo que nos gustaría contar con una oficina especializada en atención jurídica y administrativa, especialmente para quienes llegan por itinerarios complejos o situaciones como solicitantes de asilo. La creciente internacionalización y la movilidad entre países han generado nuevas necesidades para las que aún no disponemos de una estructura completa”, concluye.

Lo que está claro es que la adaptación universitaria no termina tras la matriculación y el primer día de clase. Es un proceso continuo que exige atención, recursos y empatía.

Más redes de acompañamiento

La adaptación académica no es solo cuestión de horarios y asignaturas. El paso a la vida universitaria puede generar ansiedad y bloqueos, por lo que muchos centros refuerzan sus redes de apoyo psicológico, inclusión y acompañamiento desde el primer curso.
En Madrid, la Universidad Complutense ofrece atención psicológica inmediata a través de su plataforma telemática Psycal, que facilita el acceso rápido a profesionales, junto con el Programa Concepción Arenal para estudiantes en vulnerabilidad socioeconómica y una unidad para adaptaciones por discapacidad o necesidades específicas.
Otros centros cuentan con servicios similares: la Universidad de Castilla-La Mancha ofrece apoyo psicológico y actividades para gestionar el estrés; la Universidad de Oviedo dispone de un servicio gratuito y anónimo 24 horas con sesiones y talleres, y la de Alicante promueve un modelo integral que combina consultas individuales con formación contra el acoso y la discriminación.

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