Silencio en la zona de seguridad de la peste porcina: “Hay menos gente que en la covid”
El parque natural de Collserola vive las restricciones de paso para evitar el contagio de la peste procina sin problemas


El consejero de Agricultura y Ganadería de la Generalitat, Òscar Ordeig, ha anunciado este domingo que se estaba conteniendo la peste porcina africana (PPA) en el radio de seis kilómetros en torno a la zona de Collserola, donde se originó el contagio de jabalíes. La cifra de casos que han dado positivo sigue siendo de 13, pero la labor de contención está lejos de flexibilizarse. Ordeig ha vuelto a pedir a la ciudadanía que no pongan un pie ni en caminos ni en las zonas vegetales del radio de 20 kilómetros del parque natural de Collserola por miedo a que se escurra el virus infectando granjas y agravando una crisis que ya mancha al sector porcino. La ciudadanía ha entendido la gravedad del mensaje y los avisos han calado en la población: este domingo, en medio del puente festivo de la Purísima, eran muy pocos los que deambulaban este domingo por la zona cero de Collserola, el mayor parque urbano de Europa.
Los propios vecinos estaban muy sorprendidos por la poca afluencia de gente. Damià Gibernet vive en la masía Can Mandó en medio del parque natural: “El pasado fin de semana se notó que había menos gente, pero cuando anunciaron que venía la UME y el consejero Òscar Ordeig se puso duro, dejaron de venir”. “Se ven muy pocos ciclistas y poquísima gente a pie. Incluso menos que en el covid con la pandemia. Como vecino, es una situación genial, hay mucha paz y mucha calma. Tengo las gallinas confinadas por la gripe aviar, no hay excursionistas por la peste porcina… imagino que esto es la consecuencia del cambio climático y la globalización”, concluía Gibernet.
Juan Pablo camina solo por el arcén de la carretera de la Arrabassada. Se detiene frente a una protectora de animales municipal. “Cada domingo vengo caminando desde el hospital de Sant Pau. Es mi terapia. Hoy los policías me han dicho que no podía ir por la naturaleza. He ido por el asfalto y no es lo mismo. A ver si esto acaba pronto”, dice, antes de tomar resuello y seguir el paso hacia arriba.
En esta zona de montaña de Barcelona hay muchos menos aficionados al ciclismo que de costumbre. En una curva se detiene un pequeño grupo de tres ciclistas con bicicletas de montaña. “Siempre nos desahogamos por los caminos y hoy tenemos que ir por el asfalto: esto es un aburrimiento”, se quejan.
Pasado el municipio de Vallvidrera, en un camino asfaltado, se encuentran las oficinas del Consorcio del Parque Natural de la Sierra de Collserola. “Hoy ha venido muy poca gente a preguntar. Se nota que conocen las restricciones”, saca pecho uno de los técnicos del Consorcio mientras muestra una docena de trípticos. Con la fotografía de un jabalí ocupando la portada, estos documentos son una de las vías de la Generalitat para difundir los “consejos para evitar la difusión de la PPA”.
El restaurante El Racó de Collserola está casi desierto. “No es normal, a esta hora un domingo debería estar lleno”, admite un camarero. En todos los caminos de tierra, hay instaladas cintas prohibiendo el paso y carteles que anuncian: “Zonas de Infección Peste Porcina Africana” y multitud de símbolos que prohíben el acceso a excursionistas, ciclistas, corredores y perros atados. Pese a que el acceso está prohibido, el cartel aprovecha para pedir colaboración: “Si encontráis jabalíes muertos, no los manipuléis y avisad al 112”. En uno de los accesos al restaurante hay una cartelería fija de aviso: “Atención a los jabalíes. Animales salvajes. Peligro de ataque o mordida”. Por si fueran pocas las alertas hacia el peligro de esta fauna salvaje, la cartelería añade: “No os acerquéis. No les deis comida. Estad alerta y controlad vuestras bolsas”.
En el barrio de Les Planes no se ha vivido una tranquilidad como la de esta semana en años. Tres vecinos beben coñac, antes de comer, a las puertas del bar Miguel. “No nos molestan los excursionistas, pero se ha notado mucho que los medios de comunicación hacéis vuestro trabajo. No habíamos visto esto así de vacío en años”, asegura uno de los vecinos.
En la montaña hay centenares de avisos de prohibición, pero no son muchos los agentes que controlan de cerca los caminos, pese a que hay un dispositivo con un millar de efectivos para controlar el centenar de caminos que se abren paso al interior del parque de Collserola. En la urbanización Sol i Aire de Sant Cugat, Lluís y media docena de voluntarios del Grupo de Autoprotección Sol i Aire se han vestido este domingo con chalecos reflectantes y han decidido informar de las restricciones a todo aquel que viniera a los caminos que recorren sus domicilios. “Hay restaurantes, pero no pueden pisar los caminos. Nos jugamos mucho con la peste porcina”, concluye mientras sigue avisando a todo vehículo que se acerca.
Los caminos de Sant Cugat y Cerdanyola del Vallès están totalmente vacíos. Ordeig ha vuelto a pedir a los ciudadanos que no vayan a las zonas rurales dentro del perímetro de 20 kilómetros en torno al foco. La Generalitat ha analizado a más de un centenar de animales muertos. El consejero ha mandado “ánimos” a los ganaderos y asegura que están haciendo gestiones para abrir la exportación a más países. En la zona de riesgo alrededor de Collserola hay 55 granjas de cría de cerdo, con una capacidad total para unos 80.000 animales. De esos animales, cuando toque, irán al matadero unos 35.600 animales. El resto son las madres y sus crías.
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