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La policía descarta que los asesinos de Portnov huyeran en moto o en metro

Los investigadores se decantan por que el autor de los nueve disparos que acabaron con la vida del abogado ucranio tenía preparada su escapada en coche

Un policía vigila la zona acordonada donde yacía aún el cuerpo del abogado ucranio Andrii Portnov, tras ser acribillado a tiros el miércoles en la puerta del colegio de sus hijas.

El asesinato del abogado ucranio Andrii Portnov, de 52 años, ha puesto de nuevo a la policía española ante un aparente crimen por encargo ejecutado por sicarios. Por el momento, lo único seguro de la investigación es que “solo hubo un tirador” y que “no huyó ni en moto ni en metro”. Los agentes sospechan que el autor de los nueve disparos (fueron encontrados nueve casquillos en el lugar de los hechos) tenía preparada su huida en un coche y al menos un cómplice.

La posición que Portnov desempeñó en el Gobierno prorruso de Víctor Yanukóvich (2010-2014), sus estrechas relaciones con mandatarios de Rusia y sus aparentemente boyantes negocios abren un amplio abanico de posibilidades sobre las motivaciones que pueden ocultarse detrás de su muerte. La policía no descarta ninguna hipótesis. Los investigadores aseguran que “aún no hay nada claro”, aunque buscan a varias personas.

Desde que este miércoles un hombre le acribilló a tiros por la espalda en la puerta del colegio de sus hijas, agentes de la Policía Judicial y de Información bucean en la vida reciente y pasada de Portnov en busca de alguna pista que pueda conducir hasta sus asesinos.

Al mismo tiempo, han peinado con helicópteros, drones y un centenar de efectivos la zona y los alrededores del Colegio Americano, en la localidad de Pozuelo de Alarcón, donde tirotearon a Portnov y lo remataron en el suelo, según los relatos de algunos testigos presenciales. Un único asaltante le sorprendió por la espalda cuando regresaba a su coche, un Mercedes negro de gran cilindrada, aparcado sobre una acera a 20 metros del colegio, donde acababa de dejar a sus hijas.

Cámaras de seguridad

La policía recaba ahora el contenido de las muchas cámaras de seguridad de esa zona exclusiva de los alrededores de la capital en busca de un tipo vestido con ropa deportiva oscura y la cara semicubierta que, tras disparar a Portnov, huyó a pie y se perdió en la arboleda de la Casa de Campo.

Los investigadores están convencidos de que lo vigilaron durante días y conocían sus hábitos diarios, como el de ir a llevar a sus hijas al colegio desde su casa de La Moraleja, en la otra punta de Madrid. Optaron por el momento y el lugar en el que estaba más indefenso y la huida podía resultar al mismo tiempo más fácil para ellos.

La víctima tenía a su nombre una propiedad en la calle Serrano, el último piso en un lujoso edificio de viviendas de la Milla de Oro, una zona muy concurrida y de difícil escapatoria para acabar con él de la forma en la que lo hicieron en el colegio. En el bloque, un trabajador asegura que él no vivía allí y declina dar más datos.

Dos hipótesis principales están sobre la mesa: la de que sea un crimen político o un ajuste de cuentas por deudas económicas o negocios turbios. De momento, nada ha trascendido de la “delicada investigación” en ciernes.

Portnov, que poseía un multimillonario patrimonio en Ucrania, Rusia y España, había sido acusado de corrupción y alta traición en Ucrania. También fue sancionado por Estados Unidos por vulneración de derechos humanos y corrupción a gran escala. En este país, tenía prohibida la entrada y todos sus activos financieros en bancos estadounidenses estaban congelados. Nadie explica por qué, pese a ser objeto de esas sanciones, llevaba a sus hijas precisamente al Colegio Americano, junto a otros muchos hijos de diplomáticos de este país.

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