Sánchez evalúa con Erdogan la situación en Gaza y la cooperación en Defensa
El presidente español intenta evitar la tensa política local, pero la oposición socialdemócrata le exige un claro mensaje de apoyo al rival del presidente turco encarcelado desde marzo


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha reunido este viernes en Estambul con el jefe de Estado y de Gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, para tratar cuestiones bilaterales, además de la situación en Gaza y Ucrania derivadas de las agresiones israelí y rusa, respectivamente. La reunión con el líder turco es la primera parada de una visita de dos días a Turquía, en la que Sánchez ha tenido que tejer un delicado equilibrio entre su agenda institucional —y su relación con el Ejecutivo de Erdogan— y su agenda como presidente de la Internacional Socialista (IS), cuyo Consejo se reúne esta semana en Estambul y cuyo anfitrión es el Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal formación opositora en Turquía.
Erdogan valoró la “postura firme y honorable contra el genocidio de Israel en Gaza” del Gobierno de España, según el comunicado posterior a la reunión, y subrayó la “prioridad” de hacer llegar ayuda humanitaria. En este sentido, Sánchez informó de la propuesta de resolución que promueve España en la ONU para exigir a Israel “el fin del bloque y el acceso completo y sin restricciones de la asistencia humanitaria”. El mandatario turco y su ministro de Exteriores, Hakan Fidan, informaron al presidente español de la ronda de negociaciones entre Ucrania y Rusia celebrada en Estambul la pasada semana bajo mediación turca.
Buena parte de la reunión lo ocuparon asuntos bilaterales con un país que Sánchez ha definido de “importancia estratégica para muchas empresas españolas”. Los lazos entre España y Turquía se han estrechado en los últimos veinte años, impulsados por las buenas relaciones entre gobernantes —de distinto signo— y los vínculos económicos: el volumen comercial entre ambos se ha duplicado en una década hasta casi alcanzar los 20.000 millones de euros (Turquía es el quinto mayor socio comercial de España fuera de la UE) e importantes empresas españolas tienen inversiones o importantes contratos en territorio turco.
Ambos dirigentes apostaron por seguir incrementando el comercio y reforzar la cooperación en la industria de Defensa. Turquía ha visto una oportunidad en las nuevas directrices de la OTAN de aumentar el gasto militar hasta el 5 % del PIB (el español es del 1,28 %), ya que su industria militar ha avanzado enteros en los últimos años y es uno de los principales productores mundiales de drones armados. Por su parte, la empresa pública española Navantia diseñó el primer portaaviones de la Armada turca y Erdogan ya mostró hace unos años su interés por adquirir un segundo y participar en otros proyectos conjuntos.
Las demandas de la oposición turca
Tras la reunión entre Sánchez y Erdogan, de menor enjundia política que anteriores encuentros entre los mandatarios, no se ha celebrado rueda de prensa y únicamente se han publicado escuetos comunicados sobre su contenido. El encuentro ha tenido un cariz más bien protocolario, una especie de peaje institucional para que Sánchez pudiera participar en el acto organizado por la oposición socialdemócrata turca sin dañar con ello las relaciones con el Gobierno turco.
De hecho, la visita de Sánchez llega en un momento de especial tensión entre el Gobierno de Erdogan y la oposición socialdemócrata. El alcalde de Estambul y candidato del CHP a las próximas elecciones presidenciales, Ekrem Imamoglu, fue detenido y despojado de su cargo el pasado marzo, lo que motivó las mayores protestas antigubernamentales de la última década. El motivo de la detención de Imamoglu son las investigaciones por, presuntamente, tejer una red de corrupción a través de su gestión del Ayuntamiento Metropolitano de Estambul —además de la existencia de un dosier en que se lo acusa de “apoyo al terrorismo”— y que Erdogan ha calificado de “quizás la mayor organización criminal de la historia de la República”. Unas acusaciones que la oposición rechaza de plano, y que el CHP, que continúa convocando grandes mítines semanales para mantener el espíritu de protesta, considera “un golpe de Estado” y un intento por parte de Erdogan de eliminar a su principal rival político (varias encuestas sitúan a Imamoglu con posibilidades de derrotarlo en las urnas).
Precisamente solo unas horas antes de que Sánchez aterrizase en Estambul, se producía una nueva oleada de arrestos en relación con el caso, con 44 detenciones. En total, desde marzo, más de 200 directivos y empleados del Ayuntamiento, así como personas del entorno de Imamoglu y sus colaboradores, han sido detenidos, de los que cerca de la mitad siguen en prisión.
Los anfitriones turcos pretenden que la reunión de la Internacional Socialista sirva para lanzar un mensaje de apoyo contra la represión que sufre su partido. De hecho, el lema del encuentro, “Por el mundo que nos merecemos, o todos juntos o ninguno”, bebe de los versos de Bertolt Brecht que se han convertido en eslogan de las manifestaciones antigubernamentales en Turquía.
El PSOE no ha enviado mensajes de solidaridad con Imamoglu, como sí han hecho los socialdemócratas alemanes o los italianos. Si bien, desde el partido español, matizan que sí han hecho llegar su apoyo a través de la Internacional Socialista, que preside Sánchez. También el Partido de los Socialistas Europeos, del que tanto PSOE como el CHP son miembros, ha criticado duramente la detención de Imamoglu.
Para el CHP estas muestras de solidaridad internacionales son cruciales, aunque desde el partido turco reconocen que “no han estado a la altura de lo esperado”. “Pedimos a nuestros socios en la IS que reconozcan la detención del alcalde Imamoglu no solamente como una injusticia local, sino como un preocupante signo de un retroceso democrático más amplio”, dijo el vicepresidente de relaciones exteriores del CHP, Namik Tan, en declaraciones a EL PAÍS: “Cuando líderes autoritarios se atreven a encarcelar a su principal rival político a plena luz del día, con total impunidad, el silencio de los líderes democráticos no hace, sino alentar esta tendencia”.
El líder del CHP, Özgür Özel, que ocupa también una de las vicepresidencias de la IS y junto al que tiene previsto cenar Sánchez este viernes, ya cargó duramente contra el primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, por su tibio comunicado sobre la detención de Imamoglu (desde su salida de la UE, el Gobierno de Londres ha buscado estrechar sus relaciones con Turquía). Es más, posteriormente Özel amenazó con bloquear la petición del Partido Laborista de ser readmitido en la Internacional Socialista.
Este sábado, por tanto, las miradas estarán puestas en la intervención de Sánchez ante el Consejo de los socialistas. “Confiamos en que nuestros camaradas no permanecerán en silencio frente a una injusticia tan grave. Deseamos y contamos con que el presidente Sánchez refleje estos valores en su discurso”, subrayó Tan.
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