En busca de ‘Josy’, el perro de un soldado español muerto en Ucrania
La esposa de Miguel Carmona quiere recuperar a la mascota de la familia, que viajó con el fallecido en combate a la zona de guerra en Donetsk


El asturiano Miguel Carmona llegó a Ucrania el pasado marzo y falleció el 10 de junio en el frente de Donetsk, al este del país. Carmona tenía 42 años y en una breve etapa de su juventud había servido como soldado en el Ejército de Tierra. Se presentó como voluntario en las Fuerzas Armadas de Ucrania para combatir al invasor ruso. Su caso no es inusual, hay cientos de extranjeros que siguen el mismo camino y que también pierden la vida. Lo que hace diferente su historia es que se fue a la guerra acompañado de su perro, un pastor belga de nombre Josy.
Las fotos que compartía el español mostraban a Josy entre soldados, en los jardines de la base o jugando en los camastros de la tropa. Su hijo de 10 años y su perro eran lo que más quería, según el testimonio de sus compañeros de armas: en su casco llevaba inscrito el nombre del niño. Su esposa, Eva Álvarez, de la que estaba separado, reclama la repatriación del cadáver de Miguel y que le devuelvan a Josy. Recuperar al perro se ha convertido en una obsesión, también del niño, que lo quiere porque le recuerda a su padre.

La opción más complicada es recuperar los restos de Miguel. Carmona perdió la vida por una granada antitanque que le lanzó un soldado ruso a unos 10 metros de distancia. El relato de aquella jornada, en la tarde del 8 de junio, lo aporta uno de los soldados que lucharon con él hasta el último momento.
Ni este militar ni otros entrevistados para este artículo han querido revelar su identidad. El combate en el que murió Carmona duró pocos minutos, pero fue de una intensidad que ha dejado traumatizados al puñado de hombres que sobrevivieron. La infantería rusa llegó a la posición que defendían y, entre las ráfagas de los fusiles, sobre ambos enemigos sobrevolaban cerca de siete drones de cada bando lanzando bombas. Finalmente, un ruso, antes de morir, lanzó una granada antitanque. Carmona murió agonizando dos días después.
Los supervivientes solo pudieron ser evacuados más de dos semanas después, el 26 de junio. En aquella trinchera quedaron cuatro cadáveres: dos rusos, un ucranio y Carmona. “Es imposible evacuar un cadáver o a un herido que no pueda moverse, cada paso que das para recular a segunda línea es una ruleta rusa. Por cada 100 metros que avanzamos nos cayeron encima 15 o 20 granadas desde drones”, cuenta uno de los supervivientes.
La familia recibió firmado en fecha del 11 de junio el parte oficial de la 4ª Brigada de la Guardia Nacional anunciando que Carmona había desaparecido en combate (la muerte no puede hacerse oficial hasta que no se recuperan los restos). Álvarez, que inició el camino burocrático para retornar a su marido a Asturias y también a Josy, explica que está recibiendo ayuda por parte de la de la Embajada de España en Ucrania.
Josy ha estado más de un mes en la casa que sirve de centro de descanso del pelotón de Carmona, en un municipio de Donetsk. Fue esta casa el último lugar en el que convivieron el perro y su amo. Además de con la Embajada española, Álvarez contactó con Leslie Wilson, una voluntaria estadounidense de 75 años que ofrece asistencia social en el regimiento de Carmona. El perfil en las redes sociales de Wilson muestra a una persona con una dilatada trayectoria en gestión de crisis por catástrofes naturales.

Wilson se erigió en un primer momento como representante en Ucrania de los intereses de Miguel. Ambos establecieron una fuerte amistad, según comentan miembros de la unidad del español. Ella, por su parte, es muy apreciada por la tropa extranjera por el apoyo psicológico que ofrece y la ayuda en menesteres como la burocracia.
“Miguel era como un hijo para mí”, escribió el 24 de junio Wilson a Álvarez, “muy dispuesto a ayudar en el proyecto a largo plazo [de voluntariado] en el que he estado trabajando en Ucrania durante tres años. Pensé que por fin había encontrado a un gestor que pudiera hacerse cargo de ello cuando yo traspasara”. “Miguel es la gran pérdida de mi vida”, añade Wilson en conversación con este diario.
La voluntaria estadounidense sorprendió a Álvarez en sus mensajes al asegurar que Carmona sería enterrado “con todos los honores en Ucrania”, en concreto, en Bucha, al norte de Kiev, “en el cementerio donde el presidente Volodímir Zelenski lleva a dignatarios extranjeros”. Wilson confirma que este debe ser el final del español porque su deseo era permanecer en Ucrania: “Rezo para que no se lo lleven. Miguel no tenía interés alguno en su familia o en volver a España”.
“Miguel siempre quería ayudar y le obsesionaban las guerras en las que hay buenos y malos”, dice Álvarez. Ella y Carmona vivían separados. Conservaban una amistad, pero en los últimos meses, según su esposa, el asturiano sufrió una caída anímica que lo empujó a irse a Ucrania. Según Álvarez, esto se debe a una relación tempestuosa con quien era su última pareja.
Perro militar
La posición de Wilson ha puesto en duda la recuperación del perro porque, según los militares consultados, la voluntaria estadounidense quiere que Josy pase a las unidades caninas de la Guardia Nacional. “Leslie quiere ser fiel a la voluntad de Miguel, porque él quería que Josy fuera un perro del ejército, lo adiestrábamos en nuestro tiempo libre para que aprendiera a atacar y a arrastrar un cuerpo”, explica uno de los compañeros del español, “nos decía que no jugáramos con él, que tenía que ser un perro soldado, pero es demasiado bueno y cariñoso, no creo que sirva para eso”. Josy tiene solo un año.
“La cuestión de Josy es complicada”, escribió Wilson a Álvarez. “Ahora es un perro militar debidamente entrenado, no es apto para un entorno familiar. […] Ha recibido excelentes cuidados y formación para lo que ha sido preparado, no es a lo que quiere usted exponer a su hijo u a otros niños”, añadió.
La voluntaria estadounidense subraya que hará lo posible para que el perro no regrese a España. “Me preocupa que un perro militar regrese a la vida civil, no es el mismo animal que conocieron”. Wilson asegura que otros soldados de la unidad de Carmona piensan como ella.

“Querido Josy, te prometo que no voy a parar hasta que estés aquí, con nosotros, haciendo feliz a mi hijo”, publicó en sus redes sociales Álvarez. La esposa de Carmona se ha agarrado a la esperanza de que el consulado español recupere a su mascota. La familia, que está dispuesta cubrir los gastos de la repatriación, se dispone también a viajar a Ucrania o a Polonia para recogerlo.
Fuentes del regimiento de Carmona aseguran que el servicio consular español tenía previsto llevar al animal a Kiev el 11 de julio. Un portavoz de la 4ª Brigada admitió el 9 de julio que el asunto era desconocido para él y afirma que la responsabilidad del perro y de su posible retorno debe ser del comandante del pelotón donde se encuentra. Este oficial confirmó el 10 de julio que Josy todavía estaba con su equipo, pero ni él ni fuentes diplomáticas españolas han querido confirmar si finalmente el personal de la Embajada lo recogió un día después.
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