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Venganza o caballo de Troya en Touro: la trastienda de las nuevas mociones de censura con tránsfugas en Galicia

El PP recupera la alcaldía de este municipio gallego prometiendo batallar contra una mina estratégica para la Xunta y con el apoyo de un edil acusado de moverse por “intereses económicos”

Jesús Reboredo (en el centro), nuevo alcalde de Touro por el PP, felicitado tras prosperar la moción de censura este martes.
Sonia Vizoso

“Cuando uno gobierna como un César, no puede sorprenderse de que le salga un Bruto”. Con esta evocación a una de las traiciones icónicas de la Historia resumió el único concejal del BNG en Touro (A Coruña) la trastienda de la moción de censura que este martes ha permitido al PP recuperar el gobierno municipal. Es uno de los cambios de alcalde que ha propiciado en España la sentencia del Tribunal Constitucional que cambia la ley electoral y da alas a los pactos con tránsfugas. En el caso de este pequeño ayuntamiento de 3.400 habitantes a 30 kilómetros de Santiago, la operación política se ha culminado entre acusaciones de venganza, de autoritarismo y de espurios intereses económicos.

El PP ha recuperado la alcaldía de Touro gracias a su pacto con Darío Rey, un edil no adscrito que abandonó el gobierno saliente del partido Movemento Veciñal. Rey, que ha unido su voto de censura al de los cinco concejales populares para sumar la mayoría absoluta de seis, se levantó como un resorte y abandonó este martes la abarrotada salita de plenos cuando tomó la palabra Roberto Castro, el regidor defenestrado. Castro ha pedido perdón a los vecinos por haberlo fichado para sus listas electorales y ha acusado a Rey de moverse por “intereses económicos personales”. “Esta moción se explica con una regla de mercado: hay un elemento que se somete a la venta y hay un grupo dispuesto a comprar”, resumió. Tras la sesión y ya sin el bastón de mando, el exregidor ha abundado en estas supuestas intenciones turbias de quien fue su número dos. “Las desavenencias fueron por cuestiones de promoción económica personal, única y exclusivamente”, señala Castro sobre la relación de su partido con Rey.

En primer término, Darío Rey, concejal no adscrito que ha propiciado la moción de censura en Touro, y a su lado, Roberto Castro, el alcalde saliente.

“Tendrá que decir el exalcalde cuáles son esos intereses económicos”, replica el nuevo alcalde, el popular Jesús Reboredo. Niega que haya ningún acuerdo de dinero detrás de la moción. “Sobre todo porque no nos lo pidió. Que quede clarísimo eso. No es que nosotros dijéramos sí o no, es que no nos pidió absolutamente nada”.

El concejal no adscrito que ha aupado al PP al gobierno municipal no ha querido hablar en el pleno. Hace unos días explicaba que abandonó al ejecutivo de Movemento Veciñal porque este incumplió sus promesas electorales a los vecinos. Defiende que su alianza con los populares es una especie de caballo de Troya para la Xunta de Alfonso Rueda. Sostiene que permitirá combatir en los tribunales un proyecto que lleva años sacudiendo la comarca y contra el que él mismo ha batallado: la reapertura de una vieja mina de cobre que el Gobierno gallego considera estratégica y que está pendiente de obtener su visto bueno ambiental. Para recuperar el poder, los populares de Touro han firmado un acuerdo con este edil en el que se comprometen a que el Ayuntamiento se persone en las causas judiciales contra la explotación y a contratar a una consultora para que elabore peritajes judiciales que ayuden en su lucha a los vecinos contrarios a la mina.

Alcalde saliente y entrante se dan la mano, con el secretario municipal de Touro en primer término.

El nuevo alcalde de Touro por el PP, sin embargo, ni siquiera ha mencionado la mina en la intervención con la que motivó la moción de censura. Y eso que la explotación, cuyo proyecto de reapertura ha provocado un fuerte rechazo entre ecologistas y vecinos, es el asunto al que más párrafos dedica el pacto escrito que ha firmado con Rey. “No me quise reiterar”, alega el regidor. Reboredo asegura que cumplirá el acuerdo “a rajatabla”, pero aclara: “Nosotros no manifestamos una posición en contra del nuevo proyecto de la mina genérica. Si se lleva a cabo, una vez que la Xunta decida si es viable, [queremos] que se haga con todas las garantías”. Si hay que recurrir el visto bueno del Gobierno gallego porque tiene “defectos”, añade, el Ayuntamiento lo hará. ¿Le parece bien a Rueda? “Rueda está de acuerdo con que nosotros tenemos autonomía para hacer lo que nos dé la gana”, responde Reboredo. “Yo si tengo que elegir entre el PP y los vecinos de Touro, tengo la elección clarísima”.

El cambio legal “favorece el bipartidismo”

Para el único concejal del BNG en este municipio, Xoán Louzao, la moción de censura apoyada en un tránsfuga es “lícita pero dudosamente ética” y el giro de los populares para combatir la mina, “un puro delirio”. “Nadie se cree que el PP vaya a cambiar su postura [y ponerse] contra la mina, pero el gobierno [saliente] también se puso de perfil” en este tema, lamenta. Asegura que el ejecutivo de Movemento Veciñal colgó una pancarta contra el proyecto “con un texto que no se lee y en un sitio que no se ve”.

Castro, una de las primeras víctimas de la sentencia del Constitucional que valida las mociones con tránsfugas, cree que este fallo judicial emitido en junio no debería aplicarse directamente. Aboga por que se reforme la ley electoral antes. A su juicio, el cambio “favorece el bipartidismo” de PP y PSOE: “Todos los gobiernos van a recaer en ellos, en Galicia sobre todo en el PP”.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.
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