Un castillo, templos románicos y los Pazos de Ulloa de Pardo Bazán: los otros tesoros en jaque por la macrocelulosa Altri
Uno de los mayores expertos en patrimonio arquitectónico gallego rescata sus viejas “fichas” sobre monumentos del Camino Francés que se verían afectados por el polémico proyecto industrial que apoya la Xunta

“-¿Tendrá usted la bondad de decirme si falta mucho para la casa del señor marqués de Ulloa?
-¿Para los Pazos de Ulloa? —contestó repitiendo la pregunta.
-Eso es.
-Los Pazos de Ulloa están allí —murmuró extendiendo la mano para señalar a un punto en el horizonte—. Si la bestia anda bien, el camino que queda pronto se pasa… Ahora tiene que seguir hasta aquel pinar ¿ve? y luego le cumple torcer a mano izquierda, y luego le cumple bajar a mano derecha por un atajito, hasta el crucero… En el crucero ya no tiene pérdida, porque se ven los Pazos, una construcción muy grandísima".
Los Pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán, obra de la que forma parte este fragmento, son uno y muchos lugares. Se dice que el paisaje, de viejos “castaños colosales”, se ambienta al norte de la provincia de Pontevedra. Pero el pazo en sí, “gran edificio cuadrilongo, allá en el fondo del valle [...] no muy lejano al hospital de los Ulloa, con sus escudos en la fachada” —describía doña Emilia— se localiza en Curbián (Palas de Rei, Lugo). Esta recia construcción, además de varios pueblos de gran valor etnográfico, un rosario de iglesias románicas, antiguos hospitales de peregrinos y el castillo de Pambre, aparecía en unas “fichas” elaboradas hace medio siglo por el arquitecto Pedro de Llano. Ahora, el estudioso del patrimonio arquitectónico las ha rescatado para apoyar, con un informe, a la plataforma Ulloa Viva en la guerra que este colectivo libra para frenar los planes industriales de la celulosa portuguesa Altri, en el corazón de Galicia.

Altri está aliada con el empresario coruñés Manuel García, CEO de Greenalia, en el llamado proyecto Gama de Greenfiber, respaldado por la Xunta del PP. De las instalaciones de la empresa pastera proyectada para Palas, enfocada en parte al sector de la fibra textil lyocell (200.000 toneladas anuales) fabricada con madera de eucalipto, saldrán al año, además, hasta 400.000 toneladas de celulosa soluble. En su proceso industrial, Greenfiber requerirá una captación de agua de 46 millones de litros al día, y devolverá al cauce del Ulla 30 millones de litros de aguas residuales tratadas en depuradora. La planta contra la que claman cientos de asociaciones estará presidida por una humeante chimenea de 75 metros y ocupará una parcela de 366 hectáreas lindante con la Red Natura.
El pasado fin de semana, se conoció la dimisión de la directora general de Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez Insua, tras 12 años en el puesto. Aunque el Gobierno gallego achaca la marcha de esta alto cargo a causas personales, hace pocos días estalló la polémica al saberse que Martínez Insua había firmado un informe en el que se proponía decorar y convertir la enorme chimenea de la factoría en “icono” visible desde el Camino y muchos más lugares.
Las fichas recobradas por De Llano recogen dibujos y planos a mano alzada, además de descripciones y datos de los inmuebles más importantes de la zona de influencia, a menos de seis kilómetros, de la futura factoría. Para los colectivos que luchan contra Altri, estos son —además del medio ambiente, el paisaje y los recursos naturales de la cuenca del Ulla hasta su desembocadura en la ría de Arousa— los otros tesoros en jaque. Junto al Pazo de los Ulloa, en el compendio aparecen el “magnífico conjunto de arquitectura” de San Xiao do Camiño y Leboreiro, escenarios jacobeos fundamentales, y varios antiguos hospitales de peregrinos.
“El patrimonio del alto Ulla es uno de los puntos clave de nuestra cultura arquitectónica”, explica De Llano a EL PAÍS. “Los distintos elementos que lo representan están situados a una distancia muy reducida de [la parcela en la que planea asentarse] Altri” —entre dos y algo menos de seis kilómetros, según los cálculos del movimiento vecinal en contra— “lo que hace que su influencia resulte gravísima”, avisa el arquitecto.
Otra de las joyas que, según los detractores, se verían “amenazadas” por la construcción de la celulosa, es Pambre. Esta fortaleza, defiende De Llano, “es uno de los más prominentes hitos en el paisaje bajomedieval gallego”. Mandado construir en el siglo XIV por Gonzalo Ozores de Ulloa para custodiar el Camino de Santiago, fue el único castillo “capaz de resistir”, indestructible, la Revuelta Irmandiña, la gran guerra gallega considerada por muchos historiadores como la mayor sublevación social contra la nobleza en la Europa del siglo XV.
De Llano recuerda que en la comarca da Ulloa hay decenas de templos de origen medieval, pero entre todos destaca la iglesia de San Salvador de Vilar de Donas, al final de una desviación del Camino. Decorada con frescos góticos, estuvo vinculada a la Orden de los Caballeros de Santiago y los Templarios y es, recoge el informe, “una de las más importantes del románico español”. Es Monumento Histórico Artístico desde 1931, y sus caballeros enterrados y sus damas, o “donas”, retratadas en el interior inspiraron a Álvaro Cunqueiro: “De todos los amores, vuestro amor escojo... / Mis donas Giocondas, en vos veo / todas las damas que fueron en el país; / unas, blancas camelias; otras, flores de lis" (Por el Camino de las Peregrinaciones, recopilación de artículos de 1962).

Pedro de Llano (78 años), gurú de la arquitectura tradicional, fue premiado en octubre de 2023 por el Gobierno gallego, pero dos meses después devolvió el galardón, y denunció públicamente un “ultraje patrimonial” y una “atrocidad” consentida por la Xunta. Era una línea de alta tensión sobre un enclave mítico, el Castro Lupario, y un conjunto patrimonial con varios BIC (Bienes de Interés Cultural), al borde, una vez más, del Camino de Santiago, entre los ayuntamientos coruñeses de Rois, Teo y Brión. En marzo de este año, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anuló este trazado de Red Eléctrica bendecido por la Xunta, alineándose así con los argumentos del arquitecto.
La verdad sobre los planes de Greenfiber en Palas solo se conoció 13 días después de que el PP ganase por mayoría absoluta las elecciones autonómicas. La contestación social, desde entonces, no ha hecho más que crecer por toda la comunidad, con manifestaciones a las que acuden decenas de miles de personas, cánticos en los estadios de fútbol, despliegue de pancartas en los escenarios de conciertos, declaraciones públicas de famosos y pintadas y camisetas con el lema “Altri non” en cualquier rincón de Galicia.
Según Ulloa Viva, el colectivo que lidera esta resistencia cívica contra el proyecto del que es accionista mayoritaria Altri, el Camino Francés de Santiago, el más antiguo y, de momento —en dura competición con el Portugués— el más transitado, podría convertirse en “residual”. El año pasado lo recorrieron, oficialmente, 236.378 caminantes, aunque los nuevos sistemas de recuento del tránsito implantados por la Xunta de Galicia revelan que son un 40% más los que, al llegar a Santiago, no pasan por la Oficina del Peregrino para recoger la Compostela, el documento acreditativo de haber completado la ruta jacobea. El auge experimentado por este Camino ha revivido pueblos, ha resucitado la economía y ha cambiado la tendencia a perder población en los municipios de la cuenca del Ulla en Lugo y A Coruña.

La protesta continuada contra la controvertida macroplanta prevista para Palas llegó la semana pasada hasta las puertas del Congreso, donde Ulloa Viva, Ecologistas en Acción y Greenpeace organizaron una concentración para exigir al Gobierno que rechace subvencionar el proyecto con fondos europeos. Por lo pronto, la fábrica que ya cuenta con luz verde ambiental de la Xunta precisa 250 millones de euros en subvenciones para ejecutarse. En abril se quedó sin los 30 millones que pidió dentro de la convocatoria de fondos para descarbonización y que resolvió el Gobierno de Pedro Sánchez.
Ese mismo mes, la plataforma Ulloa Viva envió una carta al secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí, en la que advertía de que la declaración de impacto ambiental favorable de la Xunta para el proyecto Gama era solo “un paso más” hacia “la mayor agresión de la historia al Camino de Santiago”. La entidad clamaba contra la “indefensión” de ver cómo las Administraciones “actúan como conseguidores de los intereses económicos”. Ante esta “amenaza” para el Camino, “para todo su patrimonio ambiental, histórico-artístico, cultural y social”, los vecinos pedían al alto cargo una defensa activa de la ruta jacobea por ser Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y primer itinerario cultural europeo.
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