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El dueño de Sargadelos anuncia el cierre en su pulso con Inspección de Trabajo

El organismo inspector notificó a la factoría de Cervo una multa de 5.000 euros por 36 deficiencias y posible riesgo para la salud de la plantilla

Segismundo García, en la fábrica del Grupo Sargadelos en Cervo (Lugo), en 2019.

El administrador único del grupo Sargadelos, Segismundo García, ha comunicado por carta a Inspección de Trabajo y Seguridad Social que “con fecha de hoy mismo”, por este miércoles, se procede al cierre de la planta de producción de la emblemática factoría en Cervo (Lugo), “ante la imposibilidad de resolver en plazo las deficiencias” que habían sido detectadas en una visita a la fábrica.

La misiva fechada este miércoles se produce días después de que el propio Segismundo García instase por carta a Inspección de Trabajo a “cerrar y precintar” la fábrica tras recibir una multa de 5.000 euros por 36 deficiencias. Las instalaciones de Cervo están declaradas Bien de Interés Cultural y en su carta de este miércoles, el administrador de Sargadelos incluso llega a sugerir que las aprovechen “para acometer un centro de interpretación de la cerámica”.

Por su parte, el sindicato comarcal de industria de CC OO, que muestra su apoyo “total” a la plantilla, rechaza por “incomprensible” el anuncio de la decisión del cierre, y recuerda al empresario que “lo que hay que hacer es cumplir” con lo que indica la Inspección de Trabajo y respetar los derechos laborales “de todos y cada uno de los trabajadores”.

En un artículo de opinión firmado por el empresario lucense y publicado el 27 de marzo en El Progreso, García contaba, en tercera persona y sin citar el nombre de Sargadelos, que a principios de esa semana se había recibido “en una de las fábricas una comunicación certificada de la Inspección de Trabajo en la que, aparte de una importante multa económica”, se le notificaban “36 fallos o motivos de sanción por negligencias o incorrecciones en los procedimientos de fabricación”. “Dicen que el polvo generado puede ser cancerígeno”, continuaba. “Si así fuese, ese empresario agradecería que procedan al precintado inmediato de las instalaciones y se dejen de apercibimientos e intimidaciones”, añadía, “pero, difícilmente darán ese paso; por su larga experiencia sabe que el destino del emprendedor es ir sorteando las incontables trabas e impedimentos de los burócratas al mando”. Y concluía: “así es la vida. Solo el que resiste, gana. Y no siempre”.

En la propia carta remitida con fecha de este 2 de abril a Inspección de Trabajo, Segismundo García recuerda el requerimiento hecho por la inspección: “Se deberá formar e informar a todos los trabajadores con posible exposición a sílice cristalina sobre los riesgos existentes para su salud...”, reproduce el empresario. Y remite a una respuesta anterior a ese requerimiento, en la que él mismo se refería a la “manifiesta incompetencia” de la dirección “para saber proteger la salud de sus trabajadores y visitantes” e instaba al cierre y precintado de las instalaciones. En la última misiva, García indica que se atreve a “proceder al cierre de la planta de producción, con fecha de hoy mismo” y pide a Trabajo que no lo interprete como un “look out o cierre empresarial”.

“Ante la dificultad para respetar y acometer la ingente normativa vigente, y dado que, según dicen, nuestra salud corre peligro, nos parece obligado no demorar el cierra para evitar multas, sinsabores y dar satisfacción cumplida a esa solícita inspección”, apunta. En la carta, Segismundo García añade que ve “imposible cumplir sus plazos” y por ello argumenta que recurre al cierre. Además, agrega, considera que merece “un descanso”.

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