¿Cómo puedes dormir por la noche, Carlos Mazón?
Daba por supuesto que, ante una respuesta tardía, insuficiente y errónea a la dana, el máximo responsable dimitiría, aunque sólo fuese por una muy elemental noción de dignidad
En la última de las multitudinarias manifestaciones para pedir la dimisión de Carlos Mazón del pasado 29 de marzo, una víctima verbalizó una idea que me dejó helado. El president de la Generalitat, con su negativa a dimitir y a asumir su (ir)responsabilidad en la desastrosa gestión autonómica de la DANA, les está negando el duelo a quienes sufrieron la tragedia y, muy especialmente, a quienes perdieron a sus seres queridos. Concentrados en exigir justicia, verdad y consecuencias políticas y penales para quienes debían haber actuado y no lo hicieron, el desgaste les impide llorar como se merecen a quienes ya no están.
Somos muchos quienes desde hace meses nos preguntamos cómo puede dormir Mazón. Se lo preguntó en noviembre y de forma directa un muy serio Joan Baldoví, en unas Corts Valencianes que asistían incrédulas al grotesco espectáculo de la autoexculpación del president. No hubo respuesta.
¿Cómo puede ser capaz de planificar los años que quedan de legislatura sabiendo que no puede pisar la calle sin que le abronquen por su cobardía y por su dejadez de funciones? ¿Cómo puede ser capaz de mentir y proyectar en otros, con inaudito descaro, sus carencias y falsedades? Yo, como tantos, daba por supuesto que, ante una respuesta tardía, insuficiente y errónea a una tragedia de tal magnitud, el máximo responsable dimitiría, aunque sólo fuese por una muy elemental noción de dignidad. Quizás era mucho esperar del partido que intentó engañarnos con el accidente del metro de 2006: 43 muertos, 47 heridos y 0 responsables.
Es una incógnita cómo Mazón es capaz de conciliar el sueño sabiendo que, si hubiese actuado de forma distinta, muchas de las fotografías familiares que se exhiben en las manifestaciones nunca se hubieran tenido que imprimir. ¿De qué pasta está hecho el president? Desde luego, de una que no incorpora ni una pizca de humanidad, de respeto ni de amor a sus conciudadanos. Estima y cariño que sí tiene para con sus aliados de extrema derecha -incluso con fascistas confesos y maltratadores condenados-, con quienes se abraza y comparte sonrisas, despachos y comidas.
Mazón, que en 2022 dijo sobre la gobernabilidad de la Diputación de Alicante que “En el peor de los casos tendríamos que chupársela a uno de Vox, que vienen aquí a tocar los cojones”, parece haberle cogido el gusto a arrodillarse ante sus socios. Como cabeza visible de un gobierno prostituido y desnortado, que es corresponsable de lo ocurrido aunque intente escurrir el bulto, el president ha claudicado ante quienes quieren encauzar el futuro de todos los valencianos por la senda del rencor, la injusticia y el retroceso. Con tal de asegurar su supervivencia política y económica -ya que si permanece en el Palau hasta 2027 tendría derecho a cobrar en 75.000 euros anuales, coche oficial y dos asesores-, ha entregado a los valencianos a quienes sistemáticamente desprecian nuestros derechos, nuestra identidad y nuestro territorio. Parece que la única reconstrucción que realmente le preocupa es la de su cuenta corriente, y quizás en vez de contar ovejas para dormir cuenta las nóminas que podrá garantizarse si resiste a hombros de Vox.
Pero eso sí: recordemos que lo importante no es que Mazón duerma bien o mal, sino que los valencianos despertemos una y otra vez cada día 29.
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