El proyecto de presupuesto del Ayuntamiento de Barcelona se centra en vivienda y seguridad
Las cuentas rebasan por primera vez los 4.000 millones de euros y el gobierno de Collboni no aclara cuándo comenzarán las obras del tranvía


El gobierno del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha presentado este jueves su proyecto de presupuesto para 2026: bate un nuevo récord histórico y rebasa por primera vez la cifra redonda de 4.000 millones de euros. Las cuentas aumentan un 33% la inversión en vivienda y prevén destinar 430 millones a la seguridad, con la instalación de mil cámaras de videovigilancia y la incorporación de 100 nuevos agentes de la Guardia Urbana en el horizonte. Inseguridad y vivienda son las dos principales preocupaciones de los ciudadanos, según las encuestas municipales. Las inversiones previstas ascienden a 753 millones, que saltan a 862 millones si se suman las de las empresas municipales. En total, el proyecto asciende a 4.180 millones de euros (un 8% más que el año pasado) y pasará la primera votación la semana que viene, en comisión. El proyecto cumple con la exigencia de ERC de aumentar un 30% los fondos para vivienda. Las demandas de Barcelona en comú son más políticas: regular el alquiler de temporada con la normativa municipal (pendiente desde hace dos años) y frenar los desalojos de Vallcarca.
A medio mandato y con la mirada puesta ya en las elecciones de mayo de 2027 y con la dificultad que la cercanía conlleva, el elefante en la habitación de estas cuentas es el hecho de que Collboni puede recurrir a la cuestión de confianza para aprobarlos. Este mecanismo permite aprobar las cuentas si la oposición no puede armar una mayoría para echarle. El teniente de alcalde de Economía del Ayuntamiento, Jordi Valls, ha asegurado que “hay margen de negociación” con los grupos municipales, sin descartar la cuestión de confianza: “Si se tiene que utilizar, se utilizará, pero no estamos en esta fase”. Hasta la fecha, Collboni no ha aprobado con apoyo político ningún presupuesto: las cuentas de 2024 se aprobaron por cuestión de confianza y las de 2025 con prórroga.
Valls ha defendido que el presupuesto representa el “proyecto de ciudad del Gobierno municipal” y ha defendido: “Se centra en las personas, la vivienda y la seguridad, los elementos en los que tenemos que concentrar”. Bajo el epígrafe “personas” se destinarán casi mil millones a servicios sociales (500 millones) o las políticas de proximidad, destinadas a invertir en los barrios. Otra partida abultada es la del transporte público: 267 millones con la previsión de mantener las bonificaciones actuales (y a la espera de saber qué decide la Generalitat a finales de año) o la ampliación el Bicing, con mil nuevas bicicletas, con sus correspondientes estaciones.
Incógnita sobre el tranvía
Sobre el tranvía del que se llegó a plantear que estuviera terminado el tramo entre Verdaguer y paseo de Gràcia en 2027, las respuestas de Valls han enfriado la posibilidad de que ni siquiera comiencen las obras en 2027. Los argumentos son dos. El primero, no apretar las tuercas para los conductores y ciudadanía en general con una nueva gran obra, cuando los trabajos de la L8 causan muchas molestias. El segundo ha sido la primera vez que aflora: la “dificultad y complejidad” de la licitación, el concurso de las obras. La presentación del presupuesto para 2026 especifica que hasta 2030 el Ayuntamiento destinará 114 millones al tranvía, pero no aclara la partida para 2026.
Valls sí ha concretado las partidas para otras carpetas. En vivienda, ha explicado, el objetivo para 2026 es entregar las llaves de 5.000 pisos, tener 3.000 en construcción y preparar suelo para promover 10.000 más en el futuro. Para combatir la emergencia climática, el Plan Sombra, la ampliación de la red de agua freática para poder utilizar este recurso en toda la ciudad, o la construcción de colectores de aguas pluviales, se llevarán casi 110 millones. Otras obras previstas son la rehabilitación del Teatre Arnau (11 millones hasta fin de mandato), la del Castell dels Tres Dragons, en la Ciutadella (ocho millones), el paseo de la Mar Bella (18 millones) o 200 millones para el Plan de Barrios y 45 en obras de remodelación de espacio público o equipamientos en distritos.
Congelación de impuestos
La presentación de los presupuestos ha ido de la mano de la de las Ordenanzas Fiscales para 2026. Aquí, el mandato es no aumentar la presión fiscal a familias ni pymes. En cambio, la propuesta incorpora aumentar la tasa turística, un euro anual, hasta llegar al máximo de ocho euros por persona y día, durante los próximos cuatro años, una cuestión que el Parlament de Cataluña todavía no ha aprobado. Y otra novedad es que está previsto bonificar hasta un 95% la tasa que pagan las obras (el ICIO) para fomentar la rehabilitación y regeneración urbanas. Entre las actuaciones que podrán pedir esta subvención figura la retirada de aluminosis, la rehabilitación de fachadas o paredes medianeras, o la incorporación de medidas de sostenibilidad en los edificios.
El Ayuntamiento de Barcelona saca buenas notas en los listados internacionales de solvencia. El proyecto de cuentas cumple con las reglas fiscales, que marcan no aumentar el déficit y respetar la regla de gasto. Además, el consistorio aplica criterios autoimpuestos, como disponer de un mayor ahorro bruto para poder invertir. Es del 17,7%, de manera que mantiene entre el 15 y el 20% de los ingresos corrientes destinados a inversiones. La deuda municipal se mantiene estable y se sitúa en el 27,4% de los ingresos corrientes. Y el pago a proveedores sigue siendo inferior a los 30 días de máximo que marca la ley y se sitúa, de media, en 20 días.
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