Ir al contenido
_
_
_
_

Del campo a la ciudad: Aliança Catalana se infiltra en el feudo de Junts como hizo Vox con el PP

La formación islamófoba pasa de 50 a 1.400 afiliados en dos años y multiplica los apoyos en los territorios rurales de Cataluña a costa del partido de Puigdemont

La alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, en un balcón del ayuntamiento de la localidad.
Bernat Coll

Con la mirada puesta en las elecciones municipales de 2027, Aliança Catalana (AC) acelera su expansión territorial en Cataluña. La formación independentista e islamófoba ha formalizado en menos de un año la creación de 28 nuevos comités comarcales (no tenía ninguno) y ha captado a varios cargos municipales procedentes de otras formaciones: sin comicios de por medio, ha pasado de tener representación en dos ayuntamientos (Ripoll y Manlleu) a seis. Las encuestas señalan un crecimiento a costa de Junts, especialmente en la Cataluña rural, donde tradicionalmente Convergència y las formaciones que le han sucedido han dominado el mapa electoral. El proceso muestra similitudes al que ha seguido Vox con el PP para desembocar como una realidad también en las grandes ciudades.

Según el pasado barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el CIS catalán, la simpatía por Aliança en la Cataluña menos poblada (aquellas comarcas no limítrofes con Barcelona) se ha disparado en un año del 2,1% al 4,7% (+2,6 puntos porcentuales). Ningún otro partido sube tanto en tan poco tiempo en este territorio. La formación de Sílvia Orriols ya supera en simpatía a Vox (4,4%), PP (3,3%) y Comuns (3%) y se acerca mucho a la CUP (6%). Junts hace el camino inverso: pasa del 14% a un 11,3% (2,7 puntos menos, casi los mismos que gana AC) y es el partido que más cae.

“Costará de entender, pero hay más Convergència en Aliança que en Junts”, resumió Jordi Aragonès, uno de los ideólogos del partido ultra, hace un mes en una respuesta en las redes sociales. El CEO sostiene la teoría de Aragonès: la segunda opción de los votantes de AC es Junts, y la tercera, directamente la abstención. “Además de a Junts, llegamos a abstencionistas y desencantados que vieron cómo el procés fue una gran mentira”, complementa Oriol Gès, secretario de organización de la formación, en conversación telefónica con EL PAÍS.

El barómetro político indica que los simpatizantes de Aliança son, junto a Vox, los votantes más insatisfechos con el funcionamiento de la actual democracia. Si los de Abascal asumieron en 2018 la desafección de los votantes de centro a la extrema derecha por la crisis del procés y por la presencia de Podemos, indica el director del CEO Juan Rodríguez, Orriols ha captado a los independentistas decepcionados. “El PP y Ciudadanos no dieron entonces la repuesta que sí dio Vox; y Aliança ahora recoge el malestar de la muerte del procés”, indica el experto.

El aumento de la simpatía de Aliança en las zonas rurales es casi calcado al descenso de Junts, según el CEO

La fórmula de Aliança, entiende el director del Centre d’Estudis d’Opinió, mezcla este desencanto con un relato de “disolución nacional” por el efecto de la inmigración. Y en zonas rurales, donde el apoyo a la independencia es tan alto como la sensación de abandono, el cóctel es más inflamable. “En estos territorios se sufre la despoblación, la pérdida de la importancia relativa y la percepción de competencia por los recursos”, analiza el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III Pablo Simón.

El camino de Aliança ya lo recorrieron antes Vox en el resto de España y Marine Le Pen en Francia con su Rassemblement National, entre otros fenómenos ultra en Europa. “El nacionalpopulismo tiende a avanzar primero en las zonas interiores”, analiza Xavier Torrens, autor del libro Salvar Catalunya. La gestació del nacionalpopulisme català, un retrato sobre la eclosión de la nueva ultraderecha catalana. “Entran en zonas rurales, crecen en ciudades medianas y les cuesta entrar en grandes áreas metropolitanas”, añade Torrens. “Estos partidos crean miedo respecto a dos fenómenos: la inmigración y la inseguridad. Es lo que ha hecho Aliança en Ripoll”, completa el autor.

El discurso beligerante de Aliança en materia migratoria ha arrastrado en estos dos años a Junts. “En toda Europa hay actualmente una disputa entre las derechas radicales y las derechas moderadas en relación con la inmigración”, sintetiza Simón. El partido de Puigdemont propone ahora endurecer los requisitos para que los trabajadores migrantes accedan a permisos parentales; y pactó con el PSOE delegar competencias de inmigración a Cataluña.

Simón cree que los nuevos postulados de Junts validan de forma contraproducente las proclamas de Aliança. Según el profesor, existen dos elementos capitales en el escenario político: qué partido es percibido como “más competente” para lidiar con un tema; y “cómo de importante es este tema” en la agenda pública. “Los partidos verdes son los mejor valorados para tratar las cuestiones medioambientales, pero estos no están sobre la mesa mediática”, ejemplifica.

Y en el caso de la inmigración, convertido en el tercer principal problema (el segundo en zonas rurales) para la población catalana después del acceso a la vivienda y la insatisfacción política, Aliança parece ir por delante. “El tema de la inmigración entra siempre en el debate de la mano de la seguridad. Y se percibe que la extrema derecha es la más competente para ello. La derecha moderada cree que le puede arrebatar el tema, pero no es percibida como la más competente. Es un error de cálculo político”, entiende Simón. La propia Orriols ya se jactaba de ello hace semanas al referirse a Junts en el Parlament como su “marca blanca” en cuestiones migratorias.

De la confrontación “siempre salen ganadores los partidos nacionalpopulistas”, según un experto

Junts afina su estrategia para ganar el duelo político o, al menos, perder lo menos posible. Ya echó en febrero el freno a última hora cuando tenía en su mano apoyar una moción de censura en Ripoll para apartar a Orriols de la alcaldía, y es el partido que más incómodo parece aplicando el cordón sanitario a la formación. “De momento no nos planteamos salir del pacto, pero si se replantea os lo haremos saber”, plantean fuentes del partido posconvergente. El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, ya reclamó a Junts “hablar” con Aliança, pero “sin estrategias conjuntas”.

Con seis concejales en Ripoll, la capital de comarca se ha convertido en el núcleo de la estrategia política de Aliança Catalana. El objetivo en 2027 es obtener representación en el máximo de municipios del Ripollès, y aumentar la presencia en la Cataluña interior y el Eix Transversal, explica Oriol Gès, secretario de organización de AC. Las buenas perspectivas electorales se traducen en afiliados: de los 50 militantes que registraba Aliança antes de las municipales de 2023, ha pasado a los 1.400. “El balance es muy bueno, y aún hay muchos catalanes que no nos conocen”, celebra el responsable de Aliança, que critica el cordón sanitario de los partidos políticos y “un apagón informativo de los medios del régimen”.

¿Hasta dónde puede crecer Aliança? “Depende de tres factores”, responde Torrens: de su integración y organización en el territorio; de un posible regreso de Puigdemont a Cataluña —“si no puede estar con la gente de la calle se pierde el liderazgo”, avisa—; y de la actitud del resto de partidos. “La confrontación directa con Orriols da valor a su figura. De la confrontación siempre salen ganadores los partidos nacionalpopulistas”, señala.

En cambio, Rodríguez considera que la expansión de Aliança debe pasar aún varias pruebas. “Su estrategia para ganar votos es diferente a la de Vox, que ha crecido donde ha desaparecido el PP, como es el caso de los jóvenes”, compara. “Aliança crece en los núcleos ideológicos donde Junts es más fuerte: un votante nacionalista, comprensivo con el feminismo y el cambio climático y que solo le preocupa la inmigración en la medida que puede poner en riesgo la pureza la nación catalana”.

Aliança, que ya prepara el desembarco en Barcelona con una sede en el corazón del Eixample que estará operativa a “corto plazo”, avisa de que sus perspectivas son crecientes: “Tendremos noticias positivas en las municipales de 2027”, cierra Gès.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_