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Las olas de calor obligan a cambiar los horarios de los temporeros: “Alguien tiene que recoger la fruta”

La muerte de un trabajador agrícola en Lleida por un golpe de calor provoca la indignación del sector y replantea las dinámicas de trabajo ante la crisis climática

Temporeros recogen paraguayos en una pequeña empresa hortofrutícola en Torres de Segre (Lleida)

Una fina telaraña de nubes ofrece una breve tregua a los seis temporeros que recolectan paraguayos en una de las tantas explotaciones fruteras ubicadas entre Alcarràs y Torres de Segre, a 15 kilómetros de Lleida. En un terreno próximo es donde el martes lunes murió Gheorghe Vranciu, un temporero de 61 años de origen rumano, por un golpe de calor, según las primeras informaciones de los Mossos d’Esquadra. Aunque Protección Civil ha desactivado la alerta y ha dado por finalizada la ola de calor en Cataluña, el sol todavía cae incesante sobre la Plana de Lleida, con temperaturas que rozan los 40 grados. Las altas temperaturas, cada vez más habituales y extremas, obligan a los agricultores a modificar los horarios de los temporeros, pero no pueden permitirse no trabajar en el momento más álgido del año. “La fruta debe recolectarse porque estamos en plena temporada de cosecha, pero ahora trabajamos en otras franjas horarias si el calor es demasiado intenso”, explica David (Alcarràs, 47 años), propietario y trabajador de la finca.

Con la camiseta de “Revolta Pagesa” empapada en sudor, David conduce un pequeño tractor entre los frutales en los que trabaja junto a su mujer, Estela, y otros seis temporeros. Algunos de ellos, como Youssou, de 44 años, tratan de protegerse del sol con un sombrero de paja, y otros, se cubren la cabeza con una gruesa sudadera de algodón. Su jornada de trabajo, como cuenta este temporero de origen senegalés, empieza a las seis o siete de la mañana en condiciones meteorológicas normales, pero la última ola de calor ha obligado a modificar la jornada de trabajo. “Normalmente terminamos a las 14.00, pero ha habido días en los que estábamos a 42 grados y hemos tenido que parar antes, ya que por la tarde es insoportable”, cuenta.

Recolección de paraguayos, este miércoles en Lleida.

Como medida de prevención frente a las próximas olas de calor, ya son varias las explotaciones agrícolas que han optado este año por empezar la jornada de cosecha de madrugada. “Algo que se hace mucho ahora es dotar a los temporeros de linternas frontales y tractores con buena iluminación para que inicien los trabajos de recolección a las cuatro o cinco de la madrugada, cuando las temperaturas son más bajas, y que terminen cuando el sol ya esté más alto”, explica David.

Vranciu, el temporero fallecido, que trabajaba para la empresa Agroalimentaria El Pla S.L y estaba contratado a través de una empresa de trabajo temporal (ETT), se encontraba en su puesto de trabajo a las 16.00, una hora inusual para cosechar, y más cuando el mercurio se elevaba hasta los 41 grados en la jornada más calurosa del año en Cataluña. Algo que los representantes sindicales de UGT en Lleida tildan de “inadmisible”. “No se puede generalizar, pero hay muchas explotaciones que no cumplen con las medidas de seguridad. Por simple coherencia, nadie en su sano juicio trabajaría a esas temperaturas en algo que requiere un esfuerzo físico”, denuncia Antonia Fuentes, representante de Salud y Prevención del sindicato.

Las primeras informaciones aseguran que Vranciu sufría patologías previas, pero según UGT, estas se podrían haber agravado por las duras condiciones de trabajo. Cuando llegaron los Servicios de Emergencias (SEM) y los Mossos d’Esquadra, el trabajador ya había fallecido. “Se trataba de alguien vulnerable, por lo que es un caso claro de accidente laboral”, apostillan desde el sindicato. El problema se da cuando hay una falta de coordinación entre las ETT y las empresas titulares, algo que UGT también percibe como un riesgo añadido para los trabajadores en condiciones climáticas extremas.

De hecho, cuando las autoridades emiten alerta roja por temperaturas extremas, la normativa estipula que las empresas deben parar la producción a menos que puedan reestructurar los horarios de trabajo. “Todos los empresarios tienen la obligación de verificar los avisos de la Aemet y Protección Civil. Parte de la solución pasa por constituir una mesa de trabajo y coordinación con todos los interlocutores presentes en el sector agroalimentario. En el sector de la construcción ya se hizo en su momento y funciona bien”, subraya Fuentes.

Más inspecciones

Para garantizar la seguridad y los derechos de los temporeros, UGT exige a la administración una “mayor fiscalización” de los procesos de contratación y que se intensifiquen las inspecciones de trabajo en la campaña de recolecta de fruta. “Muchos agricultores opinan que hay demasiada burocracia, pero desde el sindicato pensamos que es todo lo contrario”, expresan.

El terreno que labran David, Estela y los seis temporeros es pequeño en comparación a otras fincas de la zona, pero consideran que en cualquier caso los horarios deben seguir una lógica. En algunas grandes explotaciones, como explica este matrimonio, no se respetan los derechos de los trabajadores. “En muchos casos, los temporeros contratados a través de ETT necesitan trabajar muchas horas y las empresas se aprovechan de ello imponiendo horarios inhumanos de hasta 50 horas semanales. Son unos matasanos. No se trata de acumular horas de trabajo, sino de trabajar de forma eficiente”, sostienen.

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