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Adiós al ‘pub crawling’: Barcelona extiende la prohibición de las rutas de alcohol durante todo el día y en toda la ciudad

El decreto, con una vigencia de cuatro años, prohíbe organizar, vender o realizar circuitos o itinerarios por diversos establecimientos de pública concurrencia o locales de ocio

Botellón en la av. Mª Cristina de Barcelona, en una imagen de archivo. Joan Sánchez Foto: Joan Sánchez
El País

El Ayuntamiento de Barcelona ha ampliado a toda la ciudad y durante las 24 horas del día la prohibición de promover y organizar ‘rutas de alcohol’ entre establecimientos de pública concurrencia con el objetivo de garantizar la convivencia ciudadana, el descanso vecinal y la salud pública. Según ha informado este miércoles el consistorio barcelonés, este decreto tendrá una vigencia de cuatro años a contar desde su entrada en vigor. Para ello, se ha aprobado inicialmente un decreto, firmado por el alcalde y que inicia un período de veinte días de información pública, que prohíbe organizar, vender o realizar circuitos o itinerarios por diversos establecimientos de pública concurrencia o locales de ocio de la ciudad.

La actividad, conocida como pub crawling, es una forma de negocio, en el ámbito del ocio, que consiste en promocionar el consumo de alcohol a través de un recorrido por una serie de establecimientos adheridos a una oferta de precios.

El nuevo texto también prohíbe la difusión publicitaria por cualquier medio de las actividades relacionadas con este negocio. Hasta ahora, la actividad de las rutas organizadas para el consumo de alcohol estaba restringida sólo en los distritos de Ciutat Vella -desde 2012- y del Eixample -desde el 1 de junio de este año-. Los decretos establecían la prohibición que protegía especialmente el horario nocturno, de las 19.00 a las 7.00 horas.

Dado que se ha detectado que esta actividad se produce a lo largo del año, y a cualquier hora del día, el nuevo decreto establece que la prohibición no sea estacional, sino permanente, durante las 24 horas del día. Normalmente existe un promotor encargado de buscar grupos de personas y los concentra en uno de los locales para dar inicio al recorrido.

La oferta consiste en consumir una o más bebidas, normalmente de baja calidad y de forma relativamente rápida, para pasar de inmediato al siguiente establecimiento. Por ello, ha sido identificada como un factor de riesgo que genera molestias vecinales, incrementa la presión sobre el espacio público y puede derivar en delitos o infracciones de seguridad vial.

Además, el decreto se alinea con los objetivos previstos en la Ley 20/1985, de 25 de julio, de prevención y asistencia en materia de sustancias que pueden generar dependencia, ya que, además de la protección del descanso vecinal, el texto pone énfasis también en la necesidad de proteger la salud pública.

El nuevo texto de la Ordenanza de Convivencia contemplará esta prohibición en el apartado 4 del artículo 46 con este redactado: “También se prohíbe especialmente organizar, vender o realizar circuitos o itinerarios por diversos establecimientos de pública concurrencia o locales de ocio de la ciudad, con la finalidad principal de que las personas que participen consuman bebidas alcohólicas de forma continuada, así como también trasladar o retornar a estas personas”.

DVD 1271 20/06/25 Barcelona. Turismo en barcelona. 
En la imagen, turistas  caminan por la Rambla. [ALBERT GARCIA] EL PAIS

En Barcelona, el fenómeno se inició en Ciutat Vella, favorecido por la alta presencia de turistas -clientes principales de las rutas-, por la concentración de bares y locales dispuestos a integrarse en rutas de este tipo, y por las alternativas de ocio posteriores para los participantes. Ante la prohibición en Ciutat Vella, la actividad se trasladó en parte al distrito del Eixample, que recientemente ha aprobado también la prohibición.

Según los datos aportados por la Guardia Urbana, la prohibición de las rutas de alcohol ha contribuido a reducir significativamente el número de rutas detectadas y ha ayudado a prevenirlas gracias a la detección previa por la oferta a través de redes sociales. El control administrativo y policial fue clave para mantener la situación bajo control. De hecho, si en 2012 la Guardia Urbana impuso en Ciutat Vella un total de 58 denuncias relacionadas con la organización de rutas entre establecimientos, incluida la distribución de publicidad al respecto, el pasado año sólo interpusieron tres denuncias.

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