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El jurado popular declara culpables a los dos acusados de ejecutar al ‘casual’ Valentín Moreno

El fiscal pide que se reabra el caso para investigar al hombre que, presuntamente, encargó el crimen por una deuda

Jesús García Bueno
Los dos acusados por el asesinato de Valentín Moreno, durante el juicio.

El jurado popular ha declarado culpables, por unanimidad, a los dos acusados por la ejecución de Valentín Moreno, vinculado a los Casuals —la facción más violenta de los Boixos Nois— por una deuda ligada la narcotráfico. El sicario que el 18 de noviembre de 2021 mató de un disparo en la nuca a Valentín, Daniel D., difícilmente podía esperar otro veredicto: confesó los hechos para lograr una rebaja de la pena y, de paso, disparó contra el otro acusado, Sergio D., que facilitó la logística necesaria para que él y el otro sicario (en paradero desconocido) cometieran el crimen. Sergio ha luchado por su inocencia y ha apuntado, sin aportar demasiadas pruebas, a la persona que pudo haber encargado el crimen. Pero los nueve ciudadanos que han integrado el jurado no han comprado su versión y le han considerado culpable por cooperación necesaria de asesinato con alevosía.

El gran misterio sobre el asesinato por encargo de Valentín Moreno, —de 39 años y muy conocido en el mundo de la delincuencia de Barcelona—, no es tanto quién lo perpetró como quién lo encargó. Aunque, a la vista de cómo se ha desarrollado el juicio, el fiscal Félix Martín lo tiene ahora un poco más claro: ha pedido que se reabra la investigación para imputar, como autor intelectual y también por crimen organizado, a Javier G., alias Javidubi, otro miembro histórico de los Casuals con el que Valentín, presuntamente y siempre según su familia, tenía tratos vinculados al narcotráfico.

La existencia de una supuesta deuda de hasta 1,5 millones de euros de Javidubi a Valentín por una partida de droga procedente de Colombia explica, según esa hipótesis, el crimen. La víctima había insistido de forma vehemente en recuperar el dinero, tal como consta en los mensajes de audio que envió a su socio y que pudieron escucharse en la vista oral. Los hermanos de la víctima explicaron al jurado que, el mismo día del asesinato, ambos mantuvieron una reunión con otras personas en la que, aparentemente, resolvieron el asunto. Después de unos días de nervios, en las que confesó que se sentía amenazado, Valentín comentó a los suyos que ya estaba más relajado. Fue entonces, apenas tres horas después de la reunión, cuando fue ejecutado por Daniel D., que se le acercó por detrás con una bicicleta y le descerrajó un único disparo.

Daniel D. decidió coger el guante de la Fiscalía y confesar con la esperanza de obtener una rebaja de la pena. Dijo que fue el autor del disparo (hasta ahora se ignoraba quién había apretado el gatillo), se mostró arrepentido y contó que Sergio les facilitó la logística (alojamiento, transporte). El jurado popular le ha declarado culpable de asesinato con alevosía y precio, pero ha aceptado que el sicario “ha ayudado al esclarecimiento de los hechos”, lo que determinará una rebaja de la pena por parte de los magistrados cuando dicten sentencia.

El jurado también ha declarado culpable a Sergio G. por prestar una asistencia “imprescindible y necesaria” para ejecutar el crimen. Los ciudadanos solo han discrepado de la Fiscalía en un punto: consideran que no se ha podido probar que entregara el arma que acabó con la vida de Valentín a los sicarios. El veredicto señala que el acusado actuó siguiendo instrucciones de “personas no identificadas”.

La estrategia de defensa de Sergio, el supuesto enlace entre el autor intelectual y los ejecutores, ha dado para varios giros de guion en el juicio. El hombre, que afronta una petición de 25 años de cárcel, sostuvo que el encargo partió de Javidubi, pero que en ningún caso se trataba de matar a nadie, sino de ayudar a unos colombianos (los sicarios) a establecerse en Barcelona a la espera de recibir un cargamento de cocaína. Sergio declaró que era amigo de Valentín y que jamás habría participado en su muerte.

El testigo bajo sospecha

El momento álgido de la vista oral se produjo cuando el propio Javidubi apareció en el juicio para declarar como testigo. Lo había llamado la defensa del propio Sergio, en un interrogatorio que, a ojos del fiscal, fue una trampa, un teatro, una “performance”, como la calificó en la última sesión. Martín, de hecho, evitó formularle preguntas, lo que con toda probabilidad le hubiese permitido evitar responsabilidades penales en el futuro. En lugar de eso, anunció que estaba sopesando investigarle como cerebro del crimen.

Javidubi, en cualquier caso, lo negó todo: ni tenía deudas con Valentín ni le quería ningún mal. Se presentó como “director de seguridad” y negó conocer a Sergio. El antiguo miembro de los Casuals llegó a la Audiencia de Barcelona acompañado por un nutrido equipo de vigilantes de seguridad ante el temor de que afines a Valentín pudieran causarle algún daño. No hubo daños, pero su presencia sí generó momentos de tensión en los pasillos con la familia del fallecido, convencida, más incluso que el fiscal, de quien encargó la muerte de Valentín.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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