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Los dos acusados por la ejecución de Valentín Moreno se enfrentan en el juicio sin dar pistas sobre el autor intelectual

El fiscal ha ofrecido una rebaja a los procesados si desvelaban “quién dio la orden” de matar al ‘casual’ por una deuda vinculada al tráfico de drogas

Los acusados, Daniel D. (izquierda) y Sergio G., este jueves en la primera sesión del juicio por el asesinato de Valentín Moreno.
Jesús García Bueno

El juicio por el asesinato de Valentín Moreno, miembro de los Casuals —la facción más violenta de los Boixos Nois— ha enfrentado a los dos acusados sin que ninguno de ellos haya ofrecido pistas sobre el autor intelectual. La investigación no pudo acreditar quién dio la orden a unos sicarios de matar a Valentín por un ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico. “No hemos podido llegar más lejos. Y me da una rabia que no se pueden imaginar”, dijo este jueves, en la primera sesión de la vista oral, el fiscal Félix Martín al jurado popular. Martín lanzó un guante a los dos acusados (uno de los autores materiales y una persona que les facilitó la logística) que hizo colisionar sus intereses. Les dijo que, si revelaban el nombre de la persona que encargó el crimen, estudiaría una rebaja de la pena.

“Les hago un llamamiento solemne para que nos digan quién estaba detrás, quién dio la orden. Si lo hacen, estamos dispuestos a rebajar el reproche penal. Es la última petición que puedo hacer, apelo a su humanidad”, dijo, dirigiéndose a los dos acusados, el fiscal Martín, que pide 25 años de cárcel para cada uno de ellos.

Daniel D., el sicario, ha recogido el guante de Martín en busca de una rebaja de pena. Pero como no podía aportar gran cosa sobre el responsable último del encargo (porque no lo sabe), exploró otra vía: confesar y, de paso, vender al otro acusado, Sergio G. El hombre explicó que él y y su compañero fueron contratados, por 5.000 euros cada uno, para viajar a España y hacer un “seguimiento” a Valentín por “un asunto de deudas”. La víspera de la muerte, Alexander, el otro sicario —que está en paradero desconocido y sobre el que pesa una orden de detención internacional— le dijo que los planes habían cambiado. “Me dijo que al señor había que darle plomo, había que matarle. Yo no quería, pero amenazaron con cobrarle a mi familia”, explicó.

La declaración de Daniel, que pactó una pena de 19 años, se ajusta a lo sostenido por la Fiscalía: que fue Sergio G. quien les facilitó toda la logística necesaria (alojamiento, transporte, arma) para cometer el crimen. Mientras hablaba, Sergio iba mirándole con cara de extrañado, haciendo aspavientos y tratando de hablar desesperadamente con su abogado. Tras un receso, en el que se exploró la posibilidad de una confesión también por su parte, el intermediario se plantó ante el jurado para negarlo todo. “Ha mentido. Es la primera vez que he visto a este señor en mi vida. Soy inocente y no voy a aceptar ningún pacto”.

Sergio, que tras salir de prisión buscó trabajo en el mundo de las drogas, explicó que recibió el encargo de ayudar a establecerse en España a dos colombianos que iban a controlar una entrada de cocaína a través del puerto de Barcelona. Según contó, se limitó a buscar un alojamiento para esas dos personas y a facilitarles un DNI para comprar una moto. “Jamás me pude imaginar que querían matar a Valentín. De ser así, hubiera ido a un amigo de él y se lo habría dicho”, dijo en su declaración, en la que calificó el suceso de “asesinato cretino y cruel”.

Las alusiones a un ‘casual’ rival

Sergio explicó que la persona que hizo ese encargo fue Javier G. alias Javidubi, un histórico miembro de los Casuals, la organización a la que también pertenecía Valentín y que, nacida en el Camp Nou, se ha convertido en las últimas dos décadas en un poderoso grupo organizado. El escrito de defensa presentado por su abogado el pasado abril agrega que Javidubi “intentó personarse” en la causa para “tener conocimiento del contenido de la investigación policial” y que, en prisión (donde permanece desde marzo de 2023, cuando fue detenido), Sergio ha sufrido “amenazas y lesiones que pretendían que no revelara el conocimiento real que tiene de los hechos”. En la declaración, sin embargo, el acusado no ahondó demasiado en el supuesto papel del exmiembro de Casual, enfrentado con la actual dirección.

Es el contenido de ese escrito el que animó al fiscal Martín a hacer el “llamamiento” a los acusados para llegar hasta la autoría intelectual. Pero ese camino no ha tenido más recorrido. La acusación tiene claro que a Valentín “ordenaron asesinarle” por una disputa en relación con sus actividades delictivas, y en particular con el tráfico de drogas a través del puerto de Barcelona. La existencia de una deuda millonaria entre Valentín y Javidubi fue una de las hipótesis que plantearon los agentes, pero no llegó a concretarse durante la instrucción. En el juicio está prevista la declaración, como testigo, de Javidubi.

La víctima, Valentín Moreno, es un viejo conocido de la policía. Su carrera delictiva comenzó en abril de 2000, cuando participó en la paliza mortal a un joven en la Vila Olímpica de Barcelona, cuando aún era menor de edad. Valentín residía en Sant Adrià de Besòs (Barcelona), donde lideraba un club de fútbol local y era al mismo tiempo temido y respetado. Llevaba una vida tranquila, con hábitos muy marcados. La tarde del 18 de noviembre de 2021, como siempre, acabó su trabajo en el gimnasio y fue a reunirse con su familia en el bar más cercano a su casa. Dos individuos, los sicarios, le estaban esperando. Uno de ellos (Daniel confesó que fue él) se le acercó por detrás en una bicicleta a gran velocidad y le descerrajó un único disparo en la cabeza.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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