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El fiscal abre la puerta a investigar a un testigo del juicio por la ejecución de Valentín Moreno como autor intelectual

Los hermanos de la víctima han expresado sus sospechas de que un exmiembro de los Casuals ordenó asesinarle por una deuda de drogas y recuerdan las últimos palabras del fallecido: “Me la han jugado. Han sido ellos”

Jesús García Bueno
Los dos acusados por el asesinato de Valentín Moreno, en la primera sesión del juicio en la Audiencia de Barcelona.

El juicio por la ejecución del casual Valentín Moreno por unas deudas vinculadas al tráfico de drogas no deja de deparar sorpresas. Este viernes ha declarado Javier G., alias Javidubi, un exmiembro de los Casuals —la facción más violenta de los Boixos Nois— a quien la propia víctima y también su familia consideran autor intelectual del crimen. La investigación, sin embargo, no pudo acreditarlo y Javidubi ha declarado como testigo. Pero eso puede cambiar. Tras escuchar su intervención, en la que negó cualquier deuda entre él y Valentín, el fiscal del caso, Félix Martín, abrió la puerta a reabrir la investigación contra él y solicitar su imputación por ser sospechoso de haber encargado el asesinato.

“Se han hecho revelaciones que plantean al ministerio fiscal reabrir la investigación contra él como posible autor intelectual del asesinato”, ha dicho el fiscal, que ha evitado formularle preguntas para no afectar a su derecho de defensa. A preguntas del abogado de uno de los dos acusados, Javidubi ha explicado que tuvo una relación de amistad con Valentín que rompió hace años y ha negado que se debieran dinero fruto de su participación conjunta en el negocio del tráfico de drogas. También se ha mostrado elusivo cuando le han preguntado por los audios que, semanas antes de su muerte, Valentín le envió para reclamarle la deuda. “No lo recuerdo”, ha dicho.

La segunda jornada del juicio por el asesinato de Valentín el 18 de noviembre de 2021 ha comenzado ya con sorpresas. Sus dos hermanos, Israel e Iván, han explicado que en las semanas anteriores se mostró “nervioso”, “con miedo” y con la sensación de saberse “vigilado” y “amenazado”. Les extrañó porque Valentín Moreno no era un tipo que se asustara con facilidad: disciplinado, en una forma física envidiable a sus 39 años y bregado en mil batallas en la calle, era más bien temido y respetado.

La víctima les explicó que Javidubi y su amigo Cristian C. le debían “entre 700.000 y 1,5 millones de euros”, según los hermanos, de una partida de cocaína que había llegado a través del puerto de Barcelona desde Colombia. Tras recibir el disparo mortal, aún consciente, Valentín les reafirmó sus sospechas: “Me la han jugado. Han sido ellos. Matadlos”.

“Vete, Javi, donde sea”

Valentín había sido vehemente al reclamar su parte. “Ya no eres mi hermano, ya no eres nada para mí” (...) “Tienes un serio problema” (...) “Me siento muy traicionado”, dijo a Javidubi en diversos mensajes de voz. Uno de ellos sonaba especialmente amenazador: “Vete, Javi, donde sea, y no aparezcas por ningún lado. Tú no te vas a quedar con una cosa que yo he construido con mis cojones”.

Cuatro días antes de su muerte, Valentín dejó esos audios en manos de su hermano, que tras el crimen los entregó a los Mossos d’Esquadra y este viernes se han podido escuchar en la sala de vistas. “Me los dejó por si un día le pasaba algo”, ha dicho Israel. Valentín no cambió sus rutinas (gimnasio, llevar a la niña al colegio, reunirse con su familia en el bar del barrio, en Sant Adrià de Besòs), pero comenzó a ir armado.

El panorama pareció despejarse el 18 de noviembre. Apenas cuatro horas antes del suceso, Valentín acudió solo a una reunión clave para tratar el asunto de la deuda. Allí se vio supuestamente, según contó a sus hermanos, con Cristian, con Javidubi y con David Caballero, alias Bubito, un histórico estibador del puerto al que la policía ha vinculado siempre al tráfico de drogas. Bubito fue ejecutado en Montgat en noviembre de 2024, de forma parecida a como lo fue Valentín: de un disparo cuando acababa de dejar a su hijo en el colegio.

Valentín salió del encuentro aliviado, confiado en que el problema se había encarrilado, según han explicado los hermanos. “Él viene convencido de que todo va a salir bien porque había llegado a una solución con ellos. Y poco después lo ejecutan”, ha precisado Iván, indignado por que quienes ellos creen que son los autores intelectuales no estén en el banquillo: “Quiénes han sido, quiénes estaban detrás... Eso es algo que ya sabe media Barcelona”.

Lo sabrá media Barcelona, pero la Fiscalía no ha podido por ahora probarlo y por eso no ha sentado en el banquillo más que a dos personas: uno de los sicarios colombianos contratados para matar a Valentín (en la primera sesión confesó a cambio de una rebaja de la pena) y Sergio G., un pequeño traficante de Sant Adrià que, supuestamente, facilitó la logística (vehículos, alojamiento, arma) a los sicarios. Este último niega los hechos y sostiene que Javidubi le encargó ayudar a los colombianos por un asunto de drogas, no para matar a nadie. El testigo, que quizá pronto deje de serlo, ha jurado (“por mi familia, por mis difuntos y por mi fe cristiana”) que no lo conoce de nada.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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