Ir al contenido
_
_
_
_

Los cortes de luz se suceden en el área de Barcelona en plena ola de calor: “Es imposible dormir”

Vecinos y alcaldes de Badalona, L’Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet y Barcelona lamentan la falta de explicaciones convincentes por parte de Endesa

Cortes de luz en Barcelona
Josep Catà Figuls

En plena ola de calor, con temperaturas récord para esta época del año que han rozado los 38 grados, decenas de averías simultáneas han provocado en las últimas semanas la interrupción del suministro eléctrico en muchos barrios de varias localidades del área metropolitana de Barcelona. Algunos cortes han llegado a durar 30 horas, y de forma interrumpida varios días. Vecinos, comerciantes y alcaldes se muestran indignados ante lo que consideran una “vergüenza” y lamentan la falta de explicaciones convincentes por parte de la empresa distribuidora, Endesa. Esta admite que ha habido un “incremento puntual de averías simultáneas”, pero asegura que la situación es “estable” y que “entra dentro de la normalidad operativa”.

En la zona de la calle de Rogent, en el barrio del Camp de l’Arpa de Barcelona, varios carteles colgados por la calle denuncian la situación que muchos vecinos llevan días sufriendo. Y en la mayoría de comercios se recogen firmas para presentar una reclamación. “En plena ola de calor, todo lo de la nevera va fuera, es imposible dormir por las noches, son daños materiales pero también personales y de salud mental, con gente mayor que lo está pasando mal y gente que se ha quedado atrapada en los ascensores, es una vergüenza”, señala Anna Lavall, vecina de la zona. En su finca, donde hay una veintena de viviendas afectadas, los problemas empezaron el día 25 con una bajada de tensión, a la que siguieron varios cortes de luz completos, uno de hasta de 30 horas. “Todos hemos llamado a Endesa, pero se te quitan de encima”, dice.

Endesa explica que la red eléctrica de Barcelona y alrededores está “estable” y que se da una “respuesta operativa ante el incremento puntual de incidencias”, que sin embargo no cuantifican, lo que hace imposible tener un balance completo de lo ocurrido en las últimas dos semanas. La compañía detalla que este año ha habido un incremento mensual del consumo energético un 11% superior al del año pasado, y que pese a ello no se ha dado ninguna situación de sobrecarga. Es decir, que se está consumiendo más que el año pasado (el pico de consumo de este verano fue el lunes 30, con 7.300 megavatios de potencia máxima) pero esto, según la empresa, no ha derivado en situaciones de sobrecarga que expliquen las múltiples incidencias (de hecho, no se trata de un consumo excepcional, ya que el pico histórico de demanda en Cataluña tuvo lugar en 2007, con 8.500 MW).

La explicación de las incidencias, pues, no está en el consumo durante la ola de calor, sino que, según Endesa, tiene causas múltiples y de orígenes diversos (puede ser una avería de un cable subterráneo, una desconexión de línea al saltar las protecciones, una incidencia en un centro de transformación o que alguien esté haciendo una obra en la calle y haya roto un cable). Un mapa de las incidencias abiertas actualizado al minuto en la web de Endesa da cuenta de la simultaneidad de averías existentes.

Todas estas explicaciones no solo no llegan a los vecinos, sino que no convencen tampoco a las administraciones. El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, apuntó en la red social X que distintas zonas de la ciudad llevaban varias noches de cortes de luz. “Desde el primer día hemos hablado con Endesa y no nos parece aceptable, de ninguna manera, esta situación. La compañía debe dar una solución de manera inmediata a esta situación”, añadió. En Santa Coloma de Gramenet, la alcaldesa Mireia González expresa su indignación: “Nos preocupa mucho la situación. La ciudadanía no puede vivir con esta inestabilidad en el suministro eléctrico. Desde Endesa nos aseguran que no hay ningún problema estructural en la red local, pero las incidencias se repiten y hace falta claridad”, explica González, quien ha pedido una reunión con los responsables de la compañía.

Las averías afectan desde a barrios tan céntricos como la superilla de Consell de Cent, en pleno centro de Barcelona, hasta a los bloques de la Torrasa, en l’Hospitalet. En la farmacia de la calle de Rogent, el tema de la luz está en boca de todos. “Se ha ido la luz durante toda la semana varias horas. No podíamos trabajar: el aire acondicionado no iba, las neveras tampoco y hemos tenido que llevarnos los medicamentos refrigerados a otro sitio, y no podíamos registrar las ventas, así que hemos fiado o la gente ha tenido que venir varias veces a ver si podía comprar”, explica Patricia Ruiz, farmacéutica. “La gente del barrio dice que no cogen ni el teléfono”, lamenta. Una de las habituales en la farmacia es Carmen, que llega en silla de ruedas y con un respirador de oxígeno portátil: “He venido tres días seguidos a ver si podía comprar las pastillas, suerte que tengo de sobras”.

En su móvil muestra un vídeo del sitio donde estaba una de las averías que afectaron al barrio: unos operarios taladraron buscando el cable roto, y al hacerlo rompieron una cañería de agua de la que salía un chorro que superaba los cuatro pisos de altura. “Estuvimos más de 10 horas sin luz, porque primero se tuvo que secar todo y luego buscar y reparar la avería eléctrica”, dice. Una avería muy similar ocurrió en Bellvitge, en L’Hospitalet de Llobregat, que dejó a casi 200 vecinos sin luz.

Aunque Carmen se muestra con ánimo, no le hace mucha gracia pensar en quedarse sin respirador por culpa de un corte de luz: “El día del gran apagón tuve que ir al Hospital Sant Pau todo el día”. El recuerdo de ese apagón, aunque no tenga nada que ver, ha puesto más de los nervios a los vecinos. Víctor Vidal y Rocío Vela son una pareja de treintañeros que viven en el barrio de Sagrada Família y tienen un bebé de dos meses. “Llamamos muchas veces a Endesa y no nos hacían caso, estuve tres horas llamando y para presentar una reclamación. Hacía muchísimo calor y el bebé sudaba mucho, estábamos a 37 grados”, explica Rocío, que cuenta que a la una de la madrugada decidieron ir al coche para poner el aire acondicionado y estuvieron dando vueltas hasta que salió el sol, cuando fueron a pasar el día a casa de un amigo. “Vino la luz 24 horas después, todo en la nevera se había echado a perder. Hoy se ha vuelto a ir después de haberme gastado 100 euros en una nueva compra”, lamenta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_