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PARLAMENT
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La santa ira de Salvador Illa en el Parlament

Tras admitir que reza a diario, el ‘president’ muestra en el Parlament su versión más airada tras las insinuaciones de PP y Vox para vincularlo con el caso Koldo

Salvador Illa
Manel Lucas Giralt

Apenas unos días después de contarle al periodista Ricard Ustrell que reza a diario, Salvador Illa dio muestra ayer de que también conoce el pasaje del Evangelio que habla de la santa ira, aquella que “nace de nuestro ser” ante la visión de “una injusticia”, en palabras del papa Francisco, QEPD. El paladín del sosiego, The Quiet Man de la política nacional, el president que susurra a sus interlocutores, está indignado por las insinuaciones de la oposición, decidida a lograr que algo de la porquería de Santos Cerdán y el resto de la banda salpique a la Generalitat y al PSC. ¿Qué podemos perder?, se habrán dicho en el PP catalán y en Vox, teniendo en cuenta que los implicados en el caso Koldo comentaron que Salvador Illa también estaba investigado cuando era ministro de Sanidad, y que en alguna de esas conversaciones interceptadas por la UCO se cita a un supuesto interlocutor suyo llamado El Chili. “No tengo ni puñetera idea de quién es el Chili”, soltó, haciendo una paradiña antes del adjetivo, como si fuera a pronunciar algo más grueso, ya saben qué. Así de airado está. Pero no se vayan, aún hay más.

Todo esto del Chili lo preguntó Alejandro Fernández (PP), manteniendo una estricta a la vez que impostada corrección, “desde el rigor y el respeto institucional” (qué bonito habría sido que sus compañeros en el Congreso de los Diputados hubieran seguido su misma estrategia, pero por algo será que Alejandro Fernández no es diputado en Madrid). En cambio, Ignacio Garriga (Vox) se saltó a la torera —ninguna sorpresa— el respeto institucional y el rigor, afirmando, falsamente, que el informe de la UCO describe al PSOE como “organización criminal”. El [santo] cabreo de Illa subió entonces unos grados, tantos como para espetarle al líder ultra “igual sí que nos veremos en otro sitio, usted y yo”. Un arrebato que sonó a “tú y yo en la calle ahora”, pero supongo que tenía más que ver con los tribunales. Y claro, en ese terreno de la judicialización verbal o real se mueven muy cómodos los de Vox, por eso Garriga entró al trapo y prometió “sentarle en el banquillo a usted y a toda la banda criminal de su partido”. Hablando de partido, el presidente de la Generalitat tuvo mucho interés en recordar que el PSC no es el PSOE, sino un partido “amigo”. Por lo que sea.

El resto de grupos no siguió la misma estrategia de PP y Vox, aunque se palpaba la inquietud por lo que pueda pasar, y había exigencias generales de que todo este escándalo no sirva para aparcar los asuntos pendientes, sean la urgencia de adecentar Rodalies, el cumplimiento próximo del plazo para presentar la financiación singular o la reforma de la DGAIA para depurar todas las irregularidades y devolverle la utilidad imprescindible. La evolución de los hechos nos dirá si la santa ira del líder del PSC se aplaca y vuelve a su sosiego habitual, en el que seguramente se siente más cómodo.

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