Illa se conjura para ampliar el aeropuerto de El Prat al margen de la oposición de sus socios
El ‘president’ afirma que es una operación para décadas y que permitirá mejorar el Delta del Llobregat


El president Salvador Illa dio este martes un paso de gigante y seguramente el más deseado de su mandato: presentar el acuerdo para ampliar el aeropuerto de El Prat después de que el Govern de Pere Aragonès lo desestimara en 2021. El proyecto, que supondrá alargar casi 500 metros la tercera pista invadiendo la laguna protegida de La Ricarda, comportará movilizar 3.200 millones de euros. Junto al plan de construir 50.000 pisos protegidos desde ahora y hasta 2030, la ampliación del aeropuerto es la apuesta más personal y decidida de Illa, que defiende la necesidad de que la economía catalana esté conectada con el mundo. Los socialistas gobiernan en minoría, pero han trazado un rumbo para alcanzar ese objetivo, aplaudido por el mundo empresarial, con independencia de la oposición de sus socios de izquierda.
Consciente de su debilidad parlamentaria, Illa siempre elabora discursos procurando no irritar a sus aliados de Esquerra y de los comunes, pero este martes recalcó que fue elegido para gobernar y tomar decisiones. Y avisó que esta es definitiva. “No es una decisión pensada en las próximas elecciones. Es pensando en décadas”, afirmó el president sobre el proyecto que ha generado una enorme alarma entre los ecologistas. “No puedo no tomar esta decisión. Es necesaria para que Cataluña esté conectada y no quede mermada en su potencial. No la hacemos para que vengan más turistas”, ha insistido este miércoles en una entrevista en Rac1. La idea inicial del Govern era presentar la propuesta de la comisión técnica, formada por técnicos del Gobierno, la Generalitat, el Ayuntamiento y Aena, como un primer paso. Pero Illa alertó de que el plan, que incluye la inversión y el calendario pactado, ya está cerrado.

El proyecto de ampliación, impulsado por Aena, descarriló en 2021 por las diferencias en el Govern de coalición formado por ERC y Junts. El exconsejero Jordi Puigneró (Junts) llegó a un pacto con la empresa aeronáutica que no fue refrendado por los republicanos, desencadenando así la primera gran crisis de ese ejecutivo que acabaría rompiéndose en 2022. El plan generó una movilización de la izquierda que contó con el apoyo explícito de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, y de la entonces alcaldesa Ada Colau. Aena acabó descartando la inversión de 1.700 millones de euros por la falta de consenso que, ahora, ha elevado hasta 3.200 millones con el propósito de incrementar la tercera pista en casi 600 metros.
El plan, salvo el presupuesto, es casi el mismo, aunque Illa matiza que ecológicamente, pese a la afectación de La Ricarda, el Delta del Llobregat “mejorará” igual que se reducirá el impacto del ruido provocado por la pista más próxima al mar. Los tiempos ahora son otros, y el Govern ha fijado el rumbo hacia esa ampliación, convencido además de que goza del apoyo del mundo empresarial y de la mayoría social, pero también la política. Illa no necesita la luz verde del Parlament pero, en ese supuesto, podría aplicar la geometría variable y prescindir de sus socios de ERC y de los comunes que ahora están en una posición más débil que hace cuatro años durante las protestas de 2021. Ahora, una gran mayoría del hemiciclo respalda la reforma. De 133 diputados, 103 (PSC, Junts, PP, Vox) están a favor y solo 30 (ERC, comuns y la CUP) lo rechazan. El Debate de Política General en el Parlament, celebrado en octubre, ya reflejó esta mayoría en varias resoluciones aprobadas en la Cámara.
“Mientras unos amplían la Fira de Barcelona para generar riqueza y actividad económica, otros bloquean la ampliación del aeropuerto. ¿Cómo va a venir la gente? ¿En patinete? El Prat es el sexto aeropuerto de Europa. ¿Cómo vamos a perder esto?”, llegó a exclamar enojado Illa en un acto de la campaña electoral. En septiembre, en uno de los primeros acuerdos que tomó desde que asumió la presidencia, puso en marcha la comisión técnica con las tres instituciones. Todas son del mismo color, por lo que era más que previsible el desenlace final. Tanto, como la decisión de sus socios de obviar el desacuerdo y no frustrar la investidura.
En esas negociaciones, Illa aceptó la imposición de sus socios de elevar al alza la fiscalidad del juego del complejo recreativo del Hard Rock (ya está aprobado) y firmó el modelo de financiación singular exigido por ERC. Pero no hizo concesiones sobre la ampliación de El Prat, que para el Govern es intocable. Tampoco parece que vaya a afectar en la estabilidad de la legislatura desde el mismo momento en que los comunes dicen que Europa tendrá la última palabra en 2028 cuando evalúe el plan director. El mandato estará entonces expirando. Illa se ha conjurado para lograr la ampliación que ya sobrevoló como condición para pactar los Presupuestos de Aragonès de 2023. Entonces se resignó a apelar a la “modernización”. “Hablamos de aumentar el número de vuelos de 70 a 90 la hora. Y eso quiere decir lo que quiere decir”, dijo entonces. Es justo el número de operaciones, ya previstas en el actual plan director, que Aena también propone ahora.
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