El plan para ampliar el aeropuerto de Barcelona prevé renaturalizar 300 hectáreas y más halcones para evitar choques con pájaros
El ‘president’ Illa comparece este martes tras reunirse con la comisión técnica para abordar la actualización de las instalaciones del Josep Tarradellas


El aeropuerto de Barcelona afronta el subidón turístico veraniego con las dudas de cómo se acomodará el pico de tráfico de aviones y de pasajeros que se espera entre los meses de junio y septiembre. Fueron casi 21 millones de usuarios el año pasado, un volumen de actividad que propició cerrar 2024 con un récord absoluto de 55 millones de viajeros y que puso la instalación al filo de su tope de capacidad operativa. La propuesta técnica para la ampliación del aeropuerto es un trámite imprescindible para abordar la actualización de las instalaciones del Josep Tarradellas, pero que despierta recelos y rechazo social por el impacto medioambiental que supone. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, comparecerá este martes en el Palau de la Generalitat tras reunirse con la comisión técnica. Los detalles de la propuesta apuntalan la necesidad de alargar la tercera pista hacia la Ricarda y el Remolar y compensar la afectación con una renaturalización de casi 300 hectáreas de la zona agrícola del Llobregat. En ese nuevo espacio de humedales se prevé un incremento de la presencia de aves y de fauna natural y, para evitar choques con los aviones, se propone intensificar el apoyo de halcones con sobrevuelos controlados.
El aeropuerto barcelonés evoluciona enroscado en una dinámica de actividad al alza. En el periodo que va de enero a abril el aeródromo ha engordado cada mes entre el 1,8% y el 6,6% los datos del 2024. Aena aún no facilita los registros del mes de mayo pero el fragor preveraniego anticipa un nuevo arreón de ritmo. El president Salvador Illa ha repetido que la ampliación es una necesidad para no encorsetar la actividad en las terminales y para no renunciar a la posibilidad de enlazar Barcelona con nuevas rutas intercontinentales. Para buscar consensos, Illa tendrá que confrontar con sus socios de investidura, ERC y Comunes, con el fin de revertir la oposición que han manifestado a cualquier actuación que implique afectar al delta del Llobregat. Ayer, el portavoz de los comuns en el Parlament, David Cid, aseguró que centrarán su estrategia en que sea la Unión Europea quien tumbe la ampliación, algo que les da más espacio para seguir pactando con los socialistas mientras les convenga.
La Generalitat tampoco avanza si antes de la cita se habrá dado a conocer públicamente la propuesta que, desde hace meses, trabajan técnicos de la Generalitat y del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible en el marco de una comisión mixta ideada para atar consensos. Esa propuesta recoge la demanda de Aena de alargar la pista de mar, pero buscando una tercera vía para afectar menos a la laguna de la Ricarda. El alargamiento en ese extremo, el más cercano a El Prat, oscilaría entre los 300 y los 350 metros, y se combinaría con una intervención blanda para habilitar una área de seguridad (conocida técnicamente como Resa) en las inmediaciones del Remolar, en el extremo más cercano a Castelldefels.
El impacto sobre el delta del Llobregat se calcula en torno a las 30 hectáreas. El espacio cuenta con el distintivo medioambiental de Red Natura 2000, un sello europeo que vela por la protección de escosistemas identificados como de especial interés. En ese sentido, la propuesta técnica contempla compensar la afectación que causen las obras de ensanchamiento aeroportuario con la renaturalización de entre 280 y 300 hectáreas de terreno agrícola. El plan cuenta con poder readaptar como humedales y zonas naturales una parte de los campos de cultivos que están integrados en las 2.900 hectáreas que configuran el Parc Agrari del Baix Llobregat.
El informe técnico contempla la posibilidad que la habilitación de una mayor área de lagunas en las inmediaciones del aeropuerto favorezca la proliferación de fauna natural, lo que supone un quebradero de cabeza sobre todo en el caso de las aves y los eventuales choques con los aviones. Fuentes aeroportuarias señalan que El Prat no sufre más incidentes de este tipo, conocidos como bird strike, que los que se detectan en otros aeropuertos de características similares. Sin embargo, la propuesta técnica plantea poder intensificar el servicio del control de fauna, con el sobrevuelo controlado de halcones para alejar a los pájaros de la trayectoria de las aeronaves. Igual como pasa en muchos aeródromos, el uso de rapaces ya se viene realizando para dispersar a bandadas de aves del campo de vuelo de El Prat durante algunas horas del día, por lo que reforzar el servicio no se considera ningún embrollo.
La ampliación del Josep Tarradellas pasa por una terminal satélite nueva, que Aena llegó a aprobar y presupuestar en un paquete de mejoras por valor de 1.700 millones de euros. El operador aeroportuario, sin embargo, mantiene que la terminal satélite no prosperará si no se aborda de manera paralela un alargamiento de la tercera pista de El Prat. Es la más cercana al mar, que se usa para las maniobras de despegue y que, según la tesis de Aena, necesita más longitud para no comprometer la seguridad de los aviones de gran fuselaje (wide body) cuando toman altura. La compañía aeroportuaria, participada en un 51% por el Estado, ha insistido en que el estiramiento tendría que ser por lo menos de 500 metros, una opción que ha quedado bloqueada durante años por la afectación que implica sobre la laguna de la Ricarda. En septiembre de 2021, se anunció un acuerdo entre la Aena y la Generalitat, gobernada entonces por ERC y Junts, para abordar las obras de ampliación. Jordi Puigneró, vicepresidente del Govern y máximo cargo de Junts en aquel Ejecutivo, anunció que, tras las obras de ampliación, el del Prat sería “el aeropuerto más verde de Europa”.
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