Japón y Sant Jordi, la rumba de Illa y el pan con tomate
Cataluña se sumerge en la Exposición Universal de Osaka con una semana de actividades en el Pabellón de España


Cataluña celebra estos días la semana catalana en la Exposición Universal de Osaka (Japón) en la que ha concentrado una serie de actividades para ensalzar la cultura catalana. En una planta del pabellón de España, volcado en las corrientes marinas, el sol y los océanos, la Generalitat ha inaugurado la Semana Catalana con una pequeña muestra bajo el lema Cataluña, tierra de innovación y vanguardia. La exposición reúne desde el arte de Joan Miró a la inteligencia artificial, que permite recrear un cómic de Sant Jordi, pasando por la rumba catalana, que levantó de la silla al president Salvador Illa cuando el grupo Muchachos y los sobrinos cantaron Gitana hechicera, el himno de los Juegos de Barcelona.
Sobre el escenario del pabellón de España, que simula la construcción de un paisaje con el sol como símbolo de la unión con Japón, Illa ha inaugurado la semana catalana después de que ya hayan hecho lo propio Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y le seguirán Canarias, Andalucía y Galicia. “La exposición es un escaparate. A través de baile, música, gastronomía y pintura, queremos trasladar la identidad catalana, abierta, inclusiva, con raíces profundas pero abierta al futuro”, ha dicho Illa que ha lanzado un guiño a Osaka, la tercera ciudad del país, recordando que Barcelona también celebró dos Exposiciones Universales además de los Juegos Olímpicos.
Con una población de 8,7 millones de habitantes, a 500 kilómetros de Tokio, Osaka, que fue reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial, ya celebró una Exposición Universal en 1970 y ahora celebra esta que aspira a acoger a 28 millones de visitantes. Illa se ha referido en su discurso a ese evento cuando ha revelado que en Tokio un ciudadano japonés le explicó que siendo niño fue con sus padres a ver esa muestra y que quedó maravillado por la capacidad del hombre de avanzar cuando vio una piedra expuesta del viaje del hombre a la Luna. “Intentaré ser diplomático por cómo ha evolucionado Estados Unidos en los últimos tres meses”, ha dicho mirando con complicidad al embajador español, Íñigo de Palacio, que le ha acompañado en el viaje. “No pretendo que no tengan el impacto como tuvo esa persona, pero sí que al menos vengan a visitarnos”.

El giro en la política de Estados Unidos ha acelerado la mirada del Govern en Asia y en particular a Japón —ahora sacudido por el aumento del precio del arroz— donde aspira a abrir posibles mercados. “Vengo a sembrar y a regar”, ha dicho Illa por la mañana en una entrevista en Catalunya Ràdio. No ha viajado a Japón y el viernes a Corea para cerrar ninguna operación, pero sí que se palpa el interés del Govern en potenciar la conexión aérea con ese país. Al posible vuelo directo Barcelona-Tokio, Illa sondea la eventual alternativa de volar a Osaka. Antes de acudir a la Expo, el president planteó esa posible conexión aérea al alcalde de la ciudad en una reunión que mantuvieron en el Ayuntamiento en la que abordaron la promoción turística de ambas ciudades y en cómo adoptar los sistemas de salud al envejecimiento de la población.
Unas 20.000 personas —se veían este miércoles muchos alumnos uniformados en la Expo— desfilan cada día por el pabellón de España, según los organizadores. La Generalitat ha programado 120 actividades para estos días en los que se puede participar, por ejemplo, en el taller de Joan Miró para construir los denominados barrets del riure, sombreros con forma de fruta inspirados en unas esculturas que creó para la Expo de 1970. O participar en un juego de la Inteligencia Artificial para que Sant Jordi tenga la cara de Illa en un cómic virtual. O participar en unos talleres y catas de pan con tomate con el restaurador Josep Barahona. Los gastrónomos Joan Roca y Carme Ruscalleda protagonizaron después un diálogo que culminó al final con la rumba por excelencia de los Juegos. Acabada la fiesta catalana, decenas de japoneses se concentraron ante el escenario para seguir la fiesta en el pabellón español y ver entusiasmados con furor y móvil en mano un tablao de flamenco.
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