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El empresario José Elías, ante la jueza: “No me imaginaba que la casa estaba en un parque natural”

El dueño de Audax afirmó, en su declaración como investigado, que se limitó a “rehabilitar” una casa vieja y que creía que estaba en zona urbana

José Elías, consejero delegado de Audax.
Jesús García Bueno

El empresario José Elías asegura que desconocía que la casa que compró y rehabilitó en Tiana (Barcelona) en 2018 estaba en una finca clasificada como suelo no urbanizable. En su declaración como investigado por un presunto delito urbanístico, a la que ha accedido EL PAÍS, el dueño de Audax y La Sirena, entre otras compañías, sostuvo que nadie le informó, ni él sabía, que el terreno se encontraba, además, en una zona de especial protección de la Serralada de Marina. “No me imaginaba que la casa estaba en un parque natural”, detalló Elías en una breve comparecencia ante la jueza de Mataró el pasado enero, en la que respondió solo a las preguntas de su abogada.

La titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Mataró, Elisabet Loscos, mantiene investigado a Elías por las obras para reformar una casa de dos plantas, piscina y pista de pádel en una finca rústica de más de 9.000 metros cuadrados. La empresa que ejecutó las obras, que es de su propiedad, no solicitó la correspondiente licencia al Ayuntamiento de Tiana, y cuando los técnicos le ordenaron que detuviese los trabajos, hizo “caso omiso”, según los informes municipales que obran en la causa.

El empresario multimillonario explicó el proceso de compra y “rehabilitación” de una vivienda ya existente en la exclusiva urbanización de Mas-Ram, que se asienta principalmente en Badalona, pero tiene una pequeña parte, también, en el vecino municipio de Tiana. Elías vivía a apenas 200 metros de la finca bajo sospecha cuando decidió cambiar buscando “una casa más grande” para sus tres hijos. Un vecino le informó de que el propietario de toda la vida la había puesto a la venta a través de Tecnocasa y el empresario la compró, según dijo, “a principios de 2018″.

Elías quiso dejar claro, ante la jueza, que no construyó una casa de nueva planta, sino que se limitó a “modernizar” y “rehabilitar” una vivienda que ya tenía piscina y pista de tenis (él la sustituyó por otra de pádel) y que había dado cobijo a una familia los últimos 50 años. Ni el propietario ni el notario ni el banco (pidió hipoteca para la adquisición) le informaron de que la casa estaba en suelo no urbanizable; al contrario, en las escrituras se hizo constar como finca urbana y Elías explicó que pudo empadronarse sin problemas al trasladarse a vivir a la que sigue siendo su “vivienda habitual”.

“Tenía todos los servicios”

El empresario defendió que en ningún caso podía saber que se trataba de una finca rústica porque solo podía accederse desde la urbanización (“es la última casa de la calle, pero es una casa más”) y porque contaba “con todos los servicios”, los mismos que el resto de viviendas del Mas-Ram, que presta una comunidad de propietarios: “Basuras, gas canalizado, fibra óptica, agua, luz... Todo lo que tiene una casa normal y corriente”. La vivienda tenía cédula de habitabilidad y certificado energético, que se aportaron en el momento de la compra, precisó Elías. “Yo compré una casa a todos los efectos (...) Nunca se me dijo que esto no era una casa normal”, insistió. Y dijo con perplejidad que, de haber sabido que la finca estaba en terreno protegido, jamás se habría metido en semejante “lío”.

Los problemas para Elías empezaron nada más comprar la casa e iniciar las obras a través de una de sus empresas. En febrero de 2018, agentes de la policía local se desplazaron a la zona y constataron que se estaban ejecutando obras de envergadura (“movimientos de tierra”, “limpieza de árboles”, “derribo parcial de construcciones existentes”) sin licencia.

Ingeniero industrial de formación, Elías negó veracidad a un informe de la Generalitat aportado a la causa que le acusa de haber arrasado con 4.000 metros cuadrados de masa arbórea: “Solo había un jardín con arbustos que habían crecido más de la cuenta”. Replicó, además, que en ningún caso procedió al derribo de la vieja casa: “Quise modernizarla y actualizarla, porque la original era de los años 70″. Por ese motivo, porque no pretendía “hacer una vivienda nueva”, justificó, los trabajos no estaban sometidos a un proyecto de arquitectura. “Íbamos arreglando lo que íbamos viendo”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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