Ir al contenido
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Covid, dana y apagón masivo, la sociedad del riesgo

Las administraciones deberían dar prioridad a la información y no al cálculo electoral en este tipo de situaciones

Un apagón de luz generalizado afecta a toda España. En la imagen, un hombre come en el restaurante a oscuras iluminados únicamente por la luz de emergencia del establecimiento.  [ALBERT GARCIA]

Uno de los paradigmas que mejor explican el mundo actual es la sociedad del riesgo. El sociólogo Ulrich Beck lo acuñó hace cerca de treinta años y pervive firme. Fijémonos en el reciente apagón y en lo que teorizó el profesor alemán: “Se colapsa la idea de control, certeza o seguridad, tan fundamental en la primera Modernidad (...)”.

El lunes día 28 abril nos percatamos de que los que teóricamente tenían el control lo perdieron, y la incertidumbre se apoderó de los ciudadanos de un país que creen que viven con la certeza de que el Estado les garantiza los servicios básicos. Pues no, no es así y probablemente no lo será en un futuro. El sistema económico, la globalización, el cambio climático, la desinformación y la introducción de complejas tecnologías socavan la capacidad de respuesta de las instituciones de todos los países. Y lo que es peor, acrecientan la creencia de la ciudadanía de que los gobiernos ya no tienen respuestas firmes y seguras para cualquier eventualidad.

La percepción de la ciudadanía sobre los riesgos ha aumentado en las últimas décadas. Un cambio trascendental producido por la rápida difusión de crisis climáticas, guerras, atentados y hechos luctuosos en todo el planeta. La noticia llega en cuestión de segundos a cualquier rincón del mundo y esto produce cambios de actitud en los receptores.

La opinión pública quiere ser atendida, según concluyó un grupo de investigación inglés en un estudio que hizo fortuna a primeros de este siglo al frente del cual estaba Graham Murdock. En situación de crisis, los ciudadanos demandan que se les facilite el peso de tomar decisiones sobre si hace falta usar determinados medios de transporte, comprar velas o hacer acopio de víveres. Un proceso decisorio que obliga a las autoridades a comunicar con excelencia. Sin embargo, comprobamos la falta de rapidez comunicativa con el apagón eléctrico; padecimos dramáticamente el retraso de la alerta con la dana en Valencia; y sobrellevamos el exceso de voces durante las interminables ruedas de prensa de la covid-19. Más de la mitad de los españoles afirman que las administraciones no están preparadas para comunicar en situaciones de crisis, según una investigación de la UPF.

Es verdad que hay notables técnicos que conocen muy bien como comunicar en situación de emergencia. En Cataluña, durante los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017, la comunicación de los Mossos d’Esquadra y Protección Civil comandada por Patricia Plaja y Marc Homedes ha servido de ejemplo de buenas prácticas nacional e internacionalmente. Sin embargo, demasiadas veces la táctica política obliga a comandar a golpe de intuición. Las administraciones deberían dar prioridad a la información y no al cálculo electoral en este tipo de situaciones.

En comunicación de crisis hemos aprendido que las tres reglas básicas son: calibrar bien los tiempos, escoger los mejores portavoces técnicos y políticos, y atender las necesidades básicas de los públicos a los que nos dirigimos. Parece poco, pero es mucho para unas instituciones que tienen que dar respuestas en tiempos de inteligencia artificial, pero que fueron pensadas para servir cuando abundaban las máquinas de escribir.

Carles Pont Sorribes es profesor de Comunicación de la UPF

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_